Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Novia del Señor Millonario
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Una esposa para mi hermano
Mi esposo millonario: Felices para siempre
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Danisa:
—No entiendo… ¿cómo has sido capaz de hacerme una cosa así? Y a mí… que te ayudé tanto…
Lo miré indignada, sin poder creer en el papel que estaba leyendo. Pero por la reacción de susto de Chase… Todo quedaba al descubierto.
Mi matrimonio de dos años fue una completa mentira todo este tiempo. ¿Cómo podía superar eso? ¿Cómo iría a dormir esta noche a mi cama, sabiendo que el hombre que amaba con toda mi alma, con quien había hecho el amor tantas veces, se casó conmigo por mi dinero?
Sostuve el papel con mis temblorosas manos, leyendo otra vez el contenido en el que, claramente, veía cómo mi matrimonio era una falsedad. Mi esposo me había mentido todo este tiempo. ¡Y mi propio padre lo supo todo este tiempo, pues fue quien aparentemente tuvo la idea!
Me sentí vendida.
El pecho me quemaba y los recuerdos viajando por mi mente aparecían uno tras otro sin piedad alguna. Las lágrimas caían por mis mejillas y me daban un aspecto desolador. Me sentía humillada y usada. No podía perdonarlo. Lo amaba, pero algo así no tenía perdón. Jamás los perdonaría a ninguno.
Los ojos de Chase estaban sobre los míos. Noté lo brillosos que éstos se ponían, pero lo difícil que era creerle ahora. Siempre que lo vi llorar, mi mundo se derrumbaba, pero hoy esas lágrimas no podían tener otro efecto en mí que no fuera el repudio. Bueno… ¿realmente era eso lo que sentía o eso era lo que yo quería sentir? Supe la respuesta de inmediato: me convenía sentir repudio para no pensar en esas enormes ganas de darle un abrazo. Tenía que ser fuerte y ponerme muy orgullosa.
Chase me faltó el respeto.
—Te suplico que me dejes explicarte todo —dejó las copas de vino en el mueble que tenía junto a él y se acercó a mí.
—¡No te quiero cerca! ¡Aléjate de mí! —le grité. Fue un grito cargado. Pero no cargado de enojo, sino que cargado de decepción y dolor.
Él no me hizo caso, así que fui yo quien retrocedió. Pero la pared estaba detrás de mí, así que solo terminé chocando contra ella. En este momento, todo me daba mucha vergüenza. El hecho de pensar que a él le confesé mis más profundos secretos, mis pensamientos, mis anhelos y que le di todo, luché por él, por nosotros, para luego enterarme de que ambos vivíamos en una mentira de amor, era muy penoso. Siempre fui una persona dura, no caía fácilmente en los encantos de las personas, y siempre tuve mucho cuidado con todo, pero con Chase dejé caer ese velo de defensa personal que siempre ponía cuando hablaba con las personas. Me permití ser débil y dejé que él me gustara, y cuando menos me di cuenta, ya estaba más que enamorada de él y mi corazón lo amaba. ¿Y todo para qué? ¿Para esto?
—Después de todo… ¿esto es lo que soy para ti? ¿Un contrato? ¿Una oportunidad de que tú y tu familia vuelvan a ser millonarias? ¿Es así como me ves? ¡¿Cómo una estúpida oportunidad?!
—Cálmate, por favor. Déjame que te lo explique todo… Yo jamás quise hacerte esto a ti, ni a nadie. Las cosas solo empezaron a surgir y…
—¡No! ¡No hay excusas, Chase! ¡No hay excusas ni nada que puedas decirme para remediar esto! ¿De qué sirven tus palabras ahora? Todo se ha ido a la basura —lo empujé par que se alejara, pues él se aprovechó de que estaba acorralada para seguir acercándoseme.
Vi más lágrimas en sus ojos, como si le doliera, pero no podía comerme también ese cuento de las lágrimas. Tenía que ser fuerte y no dejarme llevar por ello.
—Yo sé que ahora no me crees, pero…
—¡Por supuesto que no te creo nada ya! No puedo creerle a alguien que ha estado mintiendo todo este tiempo. ¡Mi vida prácticamente es una mentira! Yo… Debí quedarme con Sam… ¡Él sí era sincero y me advirtió que me lastimarías!
Ahora las palabras de mi amigo Sam resonaban fuertemente en mi cabeza. Siempre pensé que me lo dijo desde el dolor, porque no lo elegí y me quedé con Chase, pero ahora me daba cuenta de que el mismo Sam siempre pudo saber la verdad de todo. El tema es que, si él sabía sobre esto, tampoco abrió la boca. Si era así, la verdad, los dos eran bien imbéciles.
Volví a empujarlo y aproveche el espacio entre nosotros para rodearlo y alejarme, así ya no podría tenerme más acorralada. No podía verlo más. Necesitaba ya mismo salir de esta habitación.