Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Novia del Señor Millonario
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
El dulce premio del caudillo
Los Mellizos del CEO
Yo soy tuya y tú eres mío
El regreso de la esposa no deseada
Pov Celeste:
Escucho la alarma de mi celular sonar, logrando despertarme completamente, saco mi mano de debajo de las cálidas mantas de mi cama, aun con mis ojos cerrados, y estiro mi mano hacia la mesita de luz apagando la alarma para acto seguido desconectar el cable del cargador de mi celular y agarrarlo mirando la hora, 8:00 AM. Me levanto con un poco de pereza dirigiéndome al baño, quedando frente al lavamanos y mirando mi reflejo del espejo que tengo delante, donde acto seguido me lavo los dientes, me peino y me maquillo un poco, salgo del baño y camino hacia mi placar para elegir la ropa que me llevaría a la escuela. Luego de unos segundos rápidos paseando mi mirada por la ropa, saco una remera de mangas largas blanca con flores rojas, rosas y azules, un buzo gris y un pantalón negro, dejo la ropa sobre la cama aun desecha, agarro mis zapatillas deportivas y guardo unos libros en mi mochila. Una vez que termino de hacer eso me dirijo devuelta hacia mi cama empezando a desvestirme, para cambiarme la ropa. Cuando me termino de vestir me miro al espejo observando mi vestimenta y mi cara, sonriendo conforme con el resultado. Arme mi cama y agarre mi celular viendo la hora, 8:25, tenía 25 minutos para desayunar y salir para ir al colegio ya sabiendo que a las 9:00 debía estar ahí. Salió de su habitación dirigiéndose a la cocina de su casa donde prepararía su desayuno y el de sus padres.
POV Narrador:
Al llegar a su destino, Celeste, se dirigió donde se encontraba la cafetera, agarrando la lata dorada que estaba al lado de la máquina destapándola, sintiendo el olor a café en su cara, se dispuso a poner los granos de café en la cafetera, asi como tambien agua encendiendo esta para que el cafe se hiciera. Agarra la pava eléctrica y agrega agua en esta para despues enchufarla, para prepararse su té. También se dirigió a la alacena y saco pan para hacer unas tostadas para su padre y para ella y un paquete de galletitas de salvado que a su Mamá le fascinaban. Mientras el café y el agua se calentaban se puso a preparar la mesa con todo lo necesario para el respectivo desayuno de ella y sus progenitores. Se preparó su té y los cafés de sus papas y dejo las tazas en la mesa al tiempo que escuchaba el ruido de la tostadora, percatándose de que las tostadas estaban listas.
-¡Mamá! ¡Papá! ¡Ya está el desayuno vengan! - Grito para que la escucharan, mientras iba a buscar las tostadas.
Celeste era una joven de 15 años que dentro de un mes cumpliría sus 16, ella tenía un pelo castaño claro largo y lacio, unos ojos marrones, era una adolescente de baja estatura para su edad, sus amigas le llevaban media cabeza o una entera, pero a ella no le molestaba del todo, no tenía problema con ser petisa, aunque si es cierto que no le molestaría cambiar algunos aspectos de su vida.
Tenía una personalidad gentil, sus padres la habían educado con muchos valores, querían una hija amable que esté dispuesta a siempre ayudar al otro. Por esta razón es que muchas personas siempre pedían la ayuda de Celeste, asi como tambien muchos se refugiaban en ella. La joven tenia un gran corazón y le transmitia confianza a cualquiera.
Sintió unos pasos acercarse hacia donde ella estaba, levanto la cabeza viendo a sus padres entrando a la cocina, ellos le sonrieron a Celeste y ella les devolvió el gesto.
–Buenos días ma, pa ahí están sus cafés – dijo señalando la mesa con el desayuno ya servido, busco una cucharita y se sento en la mesa, agregandole edulcorante a su té.
Celeste vivía solamente con su madre Katherine y su padre Dylan, tenía tres hermanas mayores, pero cada una ya vivía con su respectiva pareja.
- Buenos días cariño ¿Cómo dormiste? – pregunto katherine acercándose hacia su hija y dejando un beso en su cabeza para después sentarse en su silla y beber de su café.