Blue y su hija se encuentran instaladas en un pequeño apartamento de los suburbios de Brooklyn. Si, de vivir en un espectacular departamento en la zona más rica de Madrid, a un suburbio, pero así es la vida. Alma no le habla, está molesta por tener que cambiarse de país, pero la situación ya era imposible de sostener.
Mi marido no sólo me engañaba, tenía dos hijos con esa mujer, todo lo que él quería lo tenía con ella, sus tan añorados varones.
¿Qué se puede esperar de un hombre con el machismo plasmado en cada fibra de su cuerpo y un ego hasta las nubes?
-Mamá, ¿Por qué tenemos que estar en esta caja de fósforos? ¡Dios! ¿qué hice para merecer esto? -señala melodramáticamente mi hija menor.
-Alma, esto es provisorio. Ya el lunes tengo algunas entrevistas de trabajo y estando ya instaladas podremos cambiarnos a un mejor lugar. Por favor, deja el drama.
-Todo esto es tu culpa mamá, si no te hubieras separado de papito, esto no habría pasado - ¿cómo le explicas a una adolescente que su papá tiene otra vida y que en definitiva se quedó con su nueva pareja con sus hijos de 16 años?, y como dijo "Sus varones, los verdaderos herederos".
-Cariño, todo pasa por algo –trato de mediar con ella –. Ya estaremos mejor. Solo ten un poco de paciencia, comenzar de cero no es fácil.
-Está bien, por lo menos espero que donde estudie no tenga que pasar vergüenzas.
-El lunes será nuestro nuevo día, cariño. Ya verás que el sol saldrá para bien.
Llegó el lunes y con Alma nos dirigimos a la escuela Dalton Upper Side, dónde la he matriculado para su penúltimo año de secundaria. Ambas entramos en la dirección de la escuela, donde ingreso todos los papeles faltantes y termino la inscripción, dejando a mi hija Alma a cargo de su nueva profesora para irme a mi entrevista de trabajo...
Junto a la profesora, Alma se dirige a su nuevo salón, donde se encuentra con un grupo de riquillos, hijos de la crema innata de Nueva York.
-Buen día a todos -saluda la maestra y los chicos responden al unísono un buenos días.
-Hoy les presento a su nueva compañera la señorita Alma Soré, ella viene de intercambio desde el colegio Británico de Madrid, espero y le den una excelente bienvenida. - Todos miran a la chica como un bicho raro, pues además de hermosa, se ve sutil y angelical.
-¿Te puedes presentar Alma? -le invitó la profesora. La chica que no tenía ni la más mínima pizca de vergüenza saludó, en un perfecto inglés.
-Buen día a todos, como ya mencionó la maestra. Soy Alma Soré y espero que logremos ser buenos amigos.
Corriendo llegó al salón un chico, el más guapo de todo el colegio, capitán del equipo de básquet y el sueño de todas las chicas. El cual abrió la puerta y su mirada fue directo a la chica frente al curso, mientras exhala a penas.
-Thomas Scott, ¿Qué son estas horas de llegar? -Exclamó su profesora.
-Perdón, perdón, profesora Mitchell es que... Wow, ¿Se cayó un ángel del cielo? -todos estallaron en risas.
-No creo, más bien un pastel llegó a entorpecer mi presentación -respondió la chica sarcásticamente.
-Uy toda una gatita...
-Y araña grr...
- Me gusta...
- Púdrete...
-¡¡Chicos!! -exclamó la profesora.
Ambos chicos se miran con recelo, como dice el dicho si las miradas mataran ya habría dos hoyos de tres metros bajo ese hermoso jardín junto a la escuela. Sin darse cuenta de que entre esas intensas miradas había nacido una historia de amor y odio que nadie se esperaba.
Mientras tanto, Blue va de un lado a otro a las entrevistas que tiene pactadas para el trabajo de Asistente legal. Sabe que no podrá ejercer hasta que tenga aprobado el examen de la barra, pero por el momento eso no le preocupa, no quiere depender de su suegro y menos de ese malnacido de su ex, además aún guarda parte del fideicomiso que le dejó su abuela Pame.
En medio de esos pensamientos, caminaba a su siguiente entrevista, pero el sonido de su teléfono la detuvo...