Novia del Señor Millonario
Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
Los Mellizos del CEO
El dulce premio del caudillo
El réquiem de un corazón roto
Yo soy tuya y tú eres mío
El gran regreso de la heredera despechada
Emm
Es una fría noche de enero, llueve a cantaros, quisiera no trabajar hoy pero eso es algo que no sucederá. Pienso mientras pinto mis uñas con esmalte rojo. Termino de hacerlo y me recuesto en la cama mientras extiendo mis manos para dejar secar el esmalte.
Extraño tener un hogar. ¿Cómo sería mi vida si las cosas hubiesen sido diferentes?
Muevo mis manos en el aire esperando que este seque el esmalte, voy formando olas y los recuerdos empiezan a invadir otra vez.
— ¿Sabes que hay bajo esa roca Emily?
— No, ¿Qué hay?
— Es una rana muy grande, la sacare de ahí.
—No James, déjala ahí, va a saltar por todos lados y no me gustan
— Eres una niña llorona.
— Y tú eres un tonto.
Escuchamos el auto estacionarse frente a nuestra casa, así que decidimos dejar la pelea diaria para correr hacia nuestros padres. Después de terminar nuestras tareas jugamos en el jardín, o bueno... discutimos más que jugar. Hasta que nuestros padres llegan a casa después del trabajo. James como siempre es el primero en hablar y cuenta todo lo interesante que vemos en el día, sin dejarme nada para contarles a nuestros padres usualmente, y claro no se puede olvidar de contar las cosas que ingenia durante el día para molestarme.
— Papá sabes que Emily les tiene miedo a las ranas. Es una bebé.
— Basta James deja de molestar a tu hermana ya.
Gracias a Dios papá siempre me protege y no deja que James me moleste. Me mira gentilmente y me hace saber que no hay porque temerles a las ranas, mientras descarga las bolsas del supermercado, con los ingredientes de la cena de hoy. Mamá empieza a preparar la cocina y papá los ingredientes. Nosotros estamos sentados en el desayunador, de vez en cuando nos piden que les pasemos algo. Me encanta verlos cocinar, son un equipo. Papá pone música en su celular y ambos cantan y bailan mientras se pasan los ingredientes, cortan vegetales y sofríen condimentos. Cada vez cocinan algo diferente, son muy creativos, han estado trabajando duro para poder abrir su propio restaurante. Creo que al fin lo lograrán. Así podrán hacer lo que tanto les gusta. Mamá suele decir que la comida es muy deliciosa porque ellos utilizan un ingrediente secreto. Nunca nos dice cuál. Pero sus recetas son asombrosas así que sé que el restaurante será un éxito. La cena está servida, huele delicioso, nos sentamos todos en la mesa, y compartimos nuestro momento de familia. Hablamos de nuestros días, el trabajo, la escuela, papá y mamá siempre se toman de las manos. Ella suele acariciarle su tupida barba y él le da un beso en la punta de su nariz. Me da mucha risa cuando papá lo hace conmigo. Mi madre solo sonríe, ellos siempre están sonriendo.
Es pasada de las seis de la tarde y después de recoger la mesa todos nos reunimos en la sala de televisión para una película. Es el turno de mamá para escogerla. Papá prepara las palomitas mientras ella decide. Siempre tarda un poco. Nuestro perro Black entra en la sala y se acuesta en el sofá con nosotros. Creo que está enfermo. James y yo lo buscamos todo el día, lo encontramos en el garaje bajo una mesa, no quiso salir a jugar con nosotros y tampoco ha querido comer. James y yo lo acariciamos mucho y tratamos de hacer que coma algo. Está muy triste.
Papá entra con un gran tazón de palomitas y se sienta entre James y yo, Black se acuesta en sus piernas y él lo acaricia.
— Vamos amigo ¿Qué tienes? Hoy no me recibiste en la puerta como todas las noches. ¿Qué te pasa eh?
Black solo lo mira tristemente y esconde su cara entre las costillas de papá.
— Deberíamos llevarlo al Veterinario no se ve bien.
Mamá tiene razón, no se ve nada bien.
La película está empezando, mamá ha escogido "El Rey León" a todos nos encanta esa película. Todos cantamos "Hakuna Matata" eso usualmente anima a Black. Pero esta vez ni siquiera mueve su cola. Mamá toma las largas orejas de Black y las mueve hacia arriba y abajo mientras canta. Él solo la observa.