CID
Cierro la puerta del despacho de mi padre con fuerza, tanta fuerza que esta acción hace que las paredes tiemblen, pero ni el temblor de esas paredes es comparado con la rabia que siento ahora mismo. Papá es un hombre muy decidido, siempre juega sus cartas y siempre me había mantenido muy orgulloso de eso y su legítimo poder. Solo que hoy me siento ofendido que por segunda vez en esta familia haya un matrimonio arreglado.
Mi hermana menor fue la primera que tuvo que casarse con un alfa solo para asegurar una alianza casi ridícula, pero esta vez... soy yo el que debe de casarse con una mujer que aparte de poco simpática es poco inteligente. Andrea Williams es la hija menor de André Williams, por supuesto, un alfa con más poder que el suegro de mi hermana. Ahora entiendo porque papá me usará como la carnada perfecta para que el alfa de la manada Luna Menguante se una a nuestra familia con un lazo tan fuerte como el matrimonio.
Mi pensamiento machista me ha salido bastante caro, pues cuando mi hermana tuvo que casarse agradecí no ser una mujer... ahora estoy en la misma situación y parece que no podré escaparme de ella. Camino por los pasillos como una bestia enojada y es que básicamente es lo que soy, un lobo con el linaje del rango más alto de todos. Soy el hijo de un alfa, hijo de una mujer proveniente de alfas... tengo una poderosa sangre que estará siendo desperdiciada si me caso con Andrea... quiero tener hijos, eventualmente. Nunca he descartado la idea de una familia numerosa... claro, quiero cinco hijos y quiero formar un hogar con una mujer que ame y claro que Andrea no es esa mujer para hacer mi familia. Es para mi gusto, fea... es rubia... estoy chocado de las rubias chillonas que acaparan todo. Tiene los ojos azules... son demasiado típicos y además de eso tiene los labios más fino que he conocido en toda la tierra. Simplemente, Andrea no es mi tipo y parece que a mi papá no le interesan mis gustos. A él solo le interesa utulizar a sus hijos para ser más poderoso, para imponer miedo y ser el alfa con mejores relaciones. Pues al casarme con Andrea mi manada estará conectada automáticamente con dos de las cinco manadas más poderosas que hay en todo el territorio.
Subo a mi habitación como un niño encolerizado por que no le han comprado un dulce o un juguete, pero es que además de que me dieron una noticia bastante desagradable, también me interrumpieron. Antes de que mi padre decidiera informarme sobre su plan macabro de arreglar un matrimonio con los Williams yo estaba muy bien acompañando en mi habitación.
Kira Michael es mi mejor amiga... bueno, mi mejor amiga y mi amante. Tanto ella como yo sabemos que encontrar el amor ahora es bastante difícil y que a veces te distrae de todo lo que deseas cumplir. Por eso es que de vez en cuando —bueno, casi todo el tiempo— nos reunímos únicamente para follar y disfrutar de nuestros cuerpos. Los dos tenemos incrustado el mismo chip que dice que podemos follar sin enamorarnos y eso no tiene porque ser un problema. Y solo por eso es que llevamos ya un año de sostener relaciones sexuales que siempre empiezan con un paseo por el bosque a unos besos desenfrenados y muy, pero muy necesitados.
Kira ya no está desnuda sobre mi cama de dos plazas, ahora lleva su ajustado suéter azul de lana... idóneo para un día en el que el frío te cala los huesos y te obliga a querer convertirte en lobo y dejar de ser la mayoría del tiempo un humano. —¿Qué quería tu padre?— susurra mientras en su bolso busca... labial. Le quita la tapa y se levanta hacia donde está el espejo, se pone enfrente y frunce los labios antes de aplicarse el brillo color vino. Un buen color que acentúa el rosa pálido de sus mejillas blanquecinas.
—Mi padre ha querido jugarme una broma de mal gusto —cierro la puerta y me apoyo en ella mirando hacia el techo. Mi habitación huele a sexo interrumpido y eso me frustra más que la noticia del casamiento.
—¿Un broma? Entonces ríete tonto y deja de actuar como si te fueras a casar o peor, como si fueses a ser padre.— Se carcajea alegremente y con un tono de burla. Lo que ella no sabe es que sus palabras burlonas no están muy lejos de la realidad, claro, en excepción de lo último.
—Creo que no hay nadie embarazada... ¿lo estás tú y esa es tu forma de decirme que seré padre?— Kira se asusta notoriamente, se pone incomoda, pero al final se rie.
—Cariño... debes de ser mejor para llegar a ser el padre de mis hijos... tienes bonitos ojos, pero no tanto como para querer verlos en mis pequeños niños.— Kira y yo estuvimos en la misma escuela desde el preescolar hasta el instituto, somos mejores desde siempre. Tenemos la misma edad y de repente también las mismas ambiciones.
A pesar del sabor amargo que tengo en la boca, estoy muy contento de que ella siga aquí. Quitándo que follamos y que nos besamos, sigue siendo Kira mi mejor y única amiga. Es chistosa, tiene una risa melódica que endulzaria el oído de cualquiera.—Ya, hablando en serio...— comienzo a decir. —Papá me ha jugado mal— camino hasta donde está y la abrazo por atrás.
Kira huele a sexo, vainilla y a naranja, es una combinación que pudiera sonar ridícula y extraña, pero su combinación es buena, diría que hasta exquisita.— ¿Necesitas un abrazo, Cid?— coloca una mano en mi mejilla. Ambos nos miramos atraves del espejo, admito que nos vemos bien juntos. Seríamos una bonita pareja, pero me temo que ahora pensar eso es imposible.
—Necesito un abrazo, un beso y un consejo— admito derrotado. Casarme con Andrea no solo sería una tortura, sino que probablemente esto que tengo con Kira se tendrá que acabar. No estoy listo para dejar de tener un buen sexo cada que los dos queremos, voy a extrañar eso y sus besos.
—¿Por qué presiento que pasa algo malo?— pongo los ojos en blanco, llevo quince minutos intentado demostrar que hay una mala noticia y que estoy molesto.
—Claro que pasa algo malo, Kira...— susurro cerca de su oído —¿por qué estás vestida?— hay un problema, pero el hecho de que mi mejor amiga tenga la ropa puesta es un peor problema que necesita ser solucionado antes que el que ha iniciado mi padre.
—¿Querías que me quedara desnuda? Amigo, tardaste casi una hora con el guapo de tu padre— de nuevo pongo los ojos en blanco. Me ofende que Kira piense que mi padre es guapo... yo lo veo normal, guapo estoy yo, no mi padre. —No podría quedarme en esta habitación sin la ropa puesta... alguien podría venir y verme... sería un chisme grande, llegaría a los oídos de mis padres.
Kira es hija de una familia de betas de mi manada, una familia muy curiosa que por una extraña razón me odia. No soportan que Kira y yo seamos mejores amigos, obviamente si tan solo supieran que tenemos sexo casual, la señora Michael se arrancaría los cabellos. Esa señora es demasiado conservadora, espera que su pequeña hija llegue al matrimonio virgen... lo que no sabe es que su hija de virgen ya no tiene nada.
—Nadie entra a mi habitación sin antes perdir permiso, tonta. Además, ya es bastante alarmante que pases horas conmigo a solas en mi habitación... creo tus padren tendrían que ser muy tontos para no sospechar que lo que hacemos aquí no es nada sano. —Kira me abraza y me regala un beso en la mejilla.
—Eres mi mejor amigo, que tengamos sexo de vez en cuando no quiere decir que lo hacemos siempre. Solo de vez en cuando, cariño.
—Cariño, tu mejor amigo se va a casar —le informo demasiado serio para que note que no estoy bromeando. Esto es demasiado en serio, tanto que me molesta pensar en que eso va a pasar.
—¿Qué?— me toma de los hombros y me sacude varias veces hasta que por fin capta lo que he dicho. —¿Qué? ¿En serio es de verdad?— inquiere alarmada, pero no quita esa expresión de burla, en serio piensa que estoy mintiendo.