«Luces, cámara, acción».
Repite en su mente Coraline Nowell cada fin de semana frente a una cámara, mientras se toma fotos en poses provocativas y transmite en vivo para sus clientes shows sexuales con maquillajes y pelucas extravagantes que la hacen irreconocible.
Coraline, se ve en la obligación de recurrir al mundo del modelaje webcam para poder pagar su fondo universitario y gastos personales —complaciendo a hombres por internet a cambio de dinero—, al ser su familia de bajos recursos económicos y no poder cubrir sus gastos estudiantiles.