Una joven chica caminaba por el pasillo del gran hotel, iba trastabillando de un lado a otro, con gran dificultad introdujo la tarjeta para abrir la habitación, su frágil cuerpo no estaba acostumbrado a la ingesta de alcohol, cuando la puerta por fin se abrió pudo notar la oscuridad de aquel lugar.
Antes de que pudiera reaccionar fue tomada por el brazo, sintió que la jalaban para después ser empujada sobre la gran cama, el hombre aquel no le dio tiempo de protestar, aprisionó sus labios sobre los suyos, sus hábiles manos recorrieron su cuerpo con desesperación, tan solo basto un momento para que de un tirón se deshiciera de su ligero vestido, deslizó sus labios por su cuello hasta llegar a sus pechos, ella sintió como los succionaba con fuerza, trató de decirle que fuera despacio que sería su primera vez, pero cuando menos lo pensó, sintió un gran dolor en la parte baja de su vientre, algo atravesó su interior amenazando con partirla en dos.
El hombre se detuvo por un momento para después continuar, sus movimientos se hicieron cada vez más violentos, sin importarle el dolor que ella estaba sintiendo, después de un rato escucho que el hombre ahogó un débil gruñido, enseguida se detuvo, se retiró de ella y le dio la espalda, poco después la chica entre sollozos se quedó dormida.
En la habitación contigua, una mujer llamaba desesperada a la puerta, intentaba no llamar mucho la atención, después de un rato, maldijo al ver que nadie abría, se dio la vuelta para regresar al restaurante, una vez más su plan había fallado.
En el restaurante, una preciosa cubana flirteaba con un chico rubio muy bien parecido, desde que vio a aquella chica, algo en ella llamó su atención, era simpática y muy hermosa, dueña de un cuerpo escultural, en cuanto la vio, decidió ir a por ella, él era un playboy incorregible que no perdía una buena oportunidad cuando se le presentaba.
Por la mañana Ahmed despertó muy temprano, sintió que su cabeza en cualquier momento estallaría, a su lado la chica aún dormía, la observó por un momento, era muy bella -¿cuánto habrá cobrado por pasar esa noche con él? Se preguntó.
Estaba seguro de que su amigo era el responsable de lo que ocurrió, de seguro puso algún tipo de afrodisíaco en su bebida, por lo que se tuvo que retirar de prisa de la cena a la que había asistido, sentía un terrible calor recorrer su cuerpo, subió a su habitación, pensó en darse una ducha, pero poco después entró una chica.
La siguió observando, su pelo largo era color canela, unas largas pestañas delineaban sus ojos, su blanca y delicada piel era lo más suave que él hubiera tocado, una fina y respingada nariz le daba un toque armónico a su perfecto rostro angelical, sintió el impulso de besar sus labios, eran carnosos, pensó que su pequeña boca tenía la apariencia de un corazón, alzó la sábana y bajo está vio el bien proporcionado cuerpo de la chica, la cubrió enseguida, sin querer su cuerpo había reaccionado ante aquella maravillosa vista, aquella mujer era un monumento.
Un recuerdo vino a su mente -¿acaso aquella chica le había entregado su primera vez? Revisó las sábanas y lo pudo comprobar -¡demonios! Su amigo le debió haber ofrecido demasiado dinero para que aceptara entregar su primera vez a un completo extraño ¿qué clase de chica haría eso?.
Se levantó con cuidado y se dirigió hacia el baño, después de bañarse buscó su equipaje para cambiarse, entonces se dio cuenta de que en aquella habitación tan solo había ropa y objetos personales que pertenecían a una mujer, cayó en cuenta de que se había equivocado de habitación, la puerta de esta se encontraba medio abierta cuando entró, pensó que tal vez había olvidado cerrarla.
Se vistió con la ropa que traía la noche anterior y salió con cuidado de la habitación, notó que estaba justo al lado de la suya, quizá su amigo se dio cuenta de su equivocación y envío a la chica a esa habitación, tomo su maleta y salió del hotel, subió al auto que lo esperaba y marcó a su amigo.
—Haló Cambell.
—¿Qué pasó amigo?, ¿dónde estás? Anoche desapareciste de la reunión.
—Cómo querías que me quedara después de lo que pusiste en mi bebida, por cierto ¿cuánto le pagaste a la chica que pasó la noche conmigo?
—¿Qué bebida y que chica? No sé de qué me estás hablando.
—¿No fuiste tú?
—En lo absoluto, ni idea de que estás hablando, después de que te fuiste, conocí una chica y me quedé con ella.
—Uhmmm voy de camino al aeropuerto, si no te apuras regresaras en vuelo comercial.
—Hey, tranquilo amigo salgo de inmediato para allá.