Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
La segunda oportunidad en el amor
Mimada por el despiadado jefe clandestino
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Mi encuentro con un misterioso magnate
"Dime, ¿qué quieres de mí?". Preguntó Hansen Richards. En la lujosa suite presidencial de un hotel de cinco estrellas, Hansen se sentó con desgano e indiferencia en el sofá de piel y cruzó sus largas piernas. Sus cejas se arqueaban ligeramente. Su apariencia era como de alguien que pertenece a la realeza.
Jenna Murphy tenía roto el corazón. Hacía tiempo que se había acostumbrado a su indiferencia y distanciamiento, ¡pero su corazón todavía le dolía como si lo hubieran cortado con un cuchillo!
Sus ojos se ensombrecieron mientras las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa forzada y le dijo sin rodeos: "Estoy de acuerdo con el divorcio".
Hansen estaba muy sorprendido por su respuesta, entrecerrando ligeramente sus ojos oscuros y la miró.
Jenna estaba frente a él con un vestido de gasa blanca y con hombros descubiertos. El vestido le quedaba muy bien. Su largo cabello caía en rizos sueltos sobre sus hombros, lo que le daba un aspecto informal pero elegante, además tenía una sonrisa tranquila en su rostro.
¿Cómo podía una mujer que pedía el divorcio estar tan tranquila y sonreír tan alegremente? Era justo lo que ella quería.
Los ojos de Hansen estaban llenos de rabia y él sonrió fríamente.
"Sin embargo, tengo una condición". Jenna se humedeció los labios rojos, como si hubiera tomado una decisión: "Quiero 50 millones de compensación".
Desde luego, ¡estaba bien preparada y era ambiciosa!
Hansen esbozó una sonrisa fría y su hermoso rostro reflejaba desprecio y disgusto. Era solo por el dinero, por lo que estaba con él, ya se lo esperaba.
Encendió lentamente un cigarrillo y respiró hondo. Como el humo lo tapaba, Jenna no podía ver su expresión con claridad.
‘¿Desde cuándo había empezado a fumar?’, Jenna estaba sorprendida, pero no lo demostraba. Nunca antes había fumado, aun así, había en él un aroma ligero y fragante de menta que le fascinó.
Mientras tanto, el dolor en su corazón se extendía gradualmente, era como si una aguja estuviera clavada en su corazón y el dolor la invadiera sin piedad!
Para tener el valor de pedirle el divorcio y el dinero, se había estado persuadiendo así misma repetidas veces desde que salió del hospital.
Tres años atrás, Hansen le pidió el divorcio, ¡pero ella no estuvo de acuerdo!
Puesto que aún era muy joven, Jenna todavía se estaba enamorada de este hombre apuesto e indiferente. Durante muchos años, amarle a él parecía haberse convertido en parte de su vida, no importando que él fuera tan frío como la escarcha y la odiara. Por su cabeza nunca pasó la idea de divorciarse. Así que para evitar el divorcio, se fue sola a Marcoland.
Pero, en días pasados, recibió una llamada del hospital. Su padre había muerto en un accidente automovilístico y su madre estaba grave en el hospital.
El desprecio en los ojos de Hansen hizo que su corazón se lastimara. Pero al pensar en la enorme cantidad de gastos médicos, ¡no tenía otra opción!
Los envolvió en una atmósfera incómoda e imprevisible.
Hansen apagó silenciosamente la colilla del cigarrillo y su mirada intensa se dirigió hacia su escote desnudo.
Jenna se había ido por tres años. ¿Con cuántos hombres había estado desde entonces? ¿Qué tan ardiente estaba? ¿Se vistió así para seducirlo? ¿Sería capaz de todo por dinero?
La rabia en su corazón era como lava hirviendo.
Sus ojos estaban fríos, pero su deseo se había despertado, lo que le hacía sentir calor.
Al parecer desde que Hansen vio a Jenna, su deseo había comenzado a desatarse.
"Te daré lo que quieras, con la condición que pases la noche conmigo". Apoyó su largo brazo en el respaldo del sofá, inclinó levemente la cabeza y le dirigió una mirada fría. Había una sonrisa de desprecio en sus labios perfectos. Hansen tenía un temperamento dominante.
¿Por quien la tomaba? ¡Jenna gimió y se estremeció!
Habían pasado tres años y él la odiaba aún más.
Jenna sintió una frialdad que brotaba de su corazón. Todas las expectativas se habían desvanecido de su mente. Su hermoso rostro se puso pálido y sintió que todos sus esfuerzos fueron en vano.
Sí, nunca se enamoraría de ella. ¡Era solo una ilusión y ella estaba pidiendo a gritos que la humillara!
Después de tres años de arduo trabajo en Marcoland, había aprendido a ser capaz de soportar cualquier contratiempo.