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Prólogo.
No les pasa que a veces el destino es demasiado injusto, incluso parece que jugara con nosotros. Es muy complicado entender los designios del destino.
Yo lo vi y dije; ese es el hombre de mis expectativas, empecé a albergar una ilusión en mi corazón y creé fantasías en mi cabeza donde solo existía él.
Quise saber todo de él, trataba de coincidir en el mismo lugar como si forzara al destino a hacer lo que yo quería. Parecía la típica acosadora, el único problema era mi maldita inseguridad, no me atrevía a acercarme y cuanto según yo estaba segura de hacerlo, el destino jugó conmigo haciendo que no coincidiéramos en el mismo lugar.
Llegué a pesar que tal vez aunque yo lo quisiera él no era para mí, empecé a perder la esperanza de saber quién era el chico de los tatuajes, tan misterioso y guapo.
Entonces decidí analizar lo que decía mi mejor amiga, que lo que yo sentía se empezaba a volver una obsesión enfermiza y eso podía resultar muy peligroso, incluso podría llegar a salir en las noticias como; chica acosa a hombre cada que va al gimnasio.
Así que reconsideré esa idea. Y sí, tal vez me había obsesionado con el hombre de cuerpo espectacular y tatuajes llamativos. Yo no tenía ninguna experiencia amorosa ni sexual, así que tal vez lo único que yo quería era fantasear con mi primera vez en unos brazos como los suyos. Algo así como mi humilde estándar.
Decidí enfocarme en lo que debía, mis estudios, decidí que era una fantasía que tenía que sacar de mi cabeza, pero ahí fue donde el destino decidió mover sus fichas. Ahora de la nada me lo cruzaba, justo cuando yo había decidido alejarme, como recordándome lo cobarde que era por no hacer un intento aunque fuese mínimo de tener una pequeña charla.
Decidí tomar el valor de buscarlo y hablarle, obviamente no le iba a decir que lo acosaba en silencio. Me iba a presentar como cualquier persona normal lo haría, estaba dispuesta a dejar que el destino se encargara de lo suyo, pero yo haría mi parte. Yo quería saber quién era él y para eso tenía que acercarme. Empecé a frecuentar los mismos lugares que él, incluso cruzamos algunas palabras. Pero mi sistema colapsaba cada vez que lo tenía cerca, parecía que dentro de mí había otra persona.
Y de repente desapareció y cuándo pensé que no volvería a verlo nunca más el destino se burló en mi cara llevándolo muy cerca de mí, pero no para que estuviera conmigo sino con otra. Y todo volvió a empezar con una sola pregunta.
-¿Estás segura que no nos hemos visto antes?
Ese día me sentí tan estúpida y por primera vez sentí algo que jamás había sentido; un asqueroso nudo que apretó todo mi interior haciendo que respirar fuera doloroso. Todo mi pecho tembló con anticipación insoportable, contuve la respiración, me tragué el nudo que se formó en mi garganta, fue incluso amargo como la hiel, respiré con tanta fuerza tratando de contener un montón de lágrimas que amenazaban con salir. Dibujé la sonrisa más falsa de todas, al tratar de hacerlo sentía como si me dolieran los músculos de la cara.