Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
Pese a que había uno que otro peatón, a las diez de la noche el centro de la ciudad estaba en silencio, excepto cuando este era atravesado por el sonido de algún automóvil que pasaba acelerando.
Sin embargo, dentro del Bar Heaven el ruido era casi ensordecedor, además de que el olor a cigarrillos y vino era abrumadoramente fuerte, y como la música resonaba en los altavoces, la gente gritaba solo para poder escucharse a sí mismos.
En medio de ese caos, Harlow Leng estaba sola en un asiento adyacente a la pista de baile con una mano sosteniendo su barbilla y la otra presionando su sien mientras miraba distraídamente a una hermosa pareja que bailaba con el alma entre la multitud.
La descripción "alto y guapo" encajaba a la perfección con el hombre, y la mujer era una belleza, así que era difícil apartar los ojos de ellos.
Verlos moverse juntos de esa manera la hizo sentir muy incómoda. La mujer, Lainey Yu, estaba en el último año de la escuela y ese día era su cumpleaños, pero por alguna razón Michael Tang, quien era el novio de Harlow, logró convertirse en la estrella de la noche. Toda la escena le provocó muchas náuseas a su novia.
Mientras danzaban entre gritos de alegría, el hombre agarraba la cintura perfectamente pequeña de su compañera de baile, la cual estaba envuelta en una falda muy ajustada y corta. Sus manos vagaron con libertad por ella como si no hubiera nadie alrededor, cosa que provocó que Harlow bebiera el resto de su vino de un solo sorbo.
La cantidad del trago la hizo ahogarse y toser.
Con ello se le aguaron los ojos, aunque nunca dejó de ver a su novio con la otra chica. Esos parecían estar cada vez más cómodos el uno con el otro hasta el punto en que ella no pudo soportar mirar más y dejó de hacerlo.
Pensó que ojos que no veían, corazón que no sentía. Después se repitió a sí misma que aquello no era más que un baile, por lo que no debería darle mucha importancia.
Entonces levantó la cabeza de nuevo solo para vaciar lo último que quedaba del vino en la botella y casi de inmediato comenzó a sentirse mareada.
La escena en la pista parecía nadar ante sus ojos, haciendo que los movimientos se vieran más locos y la gente más ruidosa. De pronto sintió que se le secaba la garganta y le dolía el estómago, así que sostuvo la mesa con fuerza y se puso de pie para dirigirse al baño.
Enseguida entró tambaleándose en el primer cubículo y soltó todo en el inodoro.
Era evidente que ya estaba arrepentida de haberse embriagado y se hizo una promesa que ya se había hecho cientos de veces, ¡que nunca volvería a beber!
Tras una pausa que pareció una eternidad, logró ponerse de pie e irse de allí.
Tan pronto como lo hizo, se topó con una pareja que salía del baño de hombres a tropezones al tiempo que se abrazaban y besaban apasionadamente. Estos estaban demasiado inmersos en su mundo como para notar que estaban bloqueando el camino de Harlow.
El hombre lucía elegante con un traje negro bien ajustado y estaba de pie junto a la puerta del baño de damas y la mujer llevaba un vestido de color azul zafiro con muchos diamantes. Con los ojos bien cerrados, esta sujetaba a su acompañante por la nuca y le acariciaba el cabello mientras que el suyo se balanceaba con cada movimiento que hacían. Cabe destacar que tenía sus perfectas y largas piernas envueltas alrededor de la cintura del hombre, y ambos parecían ignorar por completo dónde estaban.
La escena ante sus ojos hizo que Harlow contuviera la respiración más tiempo de lo que quería, y antes de que se diera cuenta, un fuerte golpe resonó en sus oídos.