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Reescribiendo el futuro de una mujer madura

Reescribiendo el futuro de una mujer madura

SISIFINE

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Capítulo

La historia, de una mujer luchadora, emprendedora, y con una vida interior en continua ebullición.

Capítulo 1 QUE LA FUERZA TE ACOMPAÑE

Sonó el despertador, y como todas las mañanas, estiró la mano y lo apagó. No había cambiado nada, era la misma de ayer, todo volvería a suceder como si fuera un ratón dando vueltas en la noria en la que se había convertido su vida.

Miró a su lado, allí estaba Étienne, se preguntó en qué momento aquel hombre se había convertido en un desconocido, en un mueble más de aquel elegante dormitorio. Étienne era un hombre guapo y estaba en plena forma para su edad. Era un hombre de éxito en los negocios, ocupado, demasiado ocupado, algo que a Manon nunca le había preocupado, ya que ella también era una mujer ocupada. Los dos habían luchado desde la universidad por abrirse paso en sus respectivas carreras.

Durante los primeros años de su matrimonio, eran una de las parejas mas solicitadas en las fiestas VIP que se celebraban en Toulouse, él había creado una empresa de inteligencia artificial con un socio de la universidad. Era abogado e ingeniero de telecomunicaciones de formación, y se dedicaba a toda la gestión de operaciones, tenía un despacho por el que pasaban miles de contratos a diario, trabajaban para la administración, así como en la gestión de la información con otros gobiernos, de Europa y América. Esto le llevó a viajar por el mundo. Mientras tanto, ella había creado una empresa editorial, que además de gestionar a grandes escritores contemporáneos, se dedicaba al mecenazgo de las jóvenes promesas del mundo del arte, abarcando otros campos como la música, las artes escénicas, y porque no, también se había atrevido con la pintura y la escultura. Se había convertido en un puntal en la gestión del entramado cultural, no había ningún acto en el que no se contase con su presencia. En los últimos años, se había convertido en asesora del concejal de cultura del ayuntamiento de Toulouse. Todo en la vida, les había ido bien, o eso podría parecer desde afuera.

Ambos arrastraban un trauma, ya que, a pesar de verlos tan centrados en sus carreras, su mayor deseo había sido fundar una familia, tener hijos, algo con lo que soñaban cuando se conocieron.

Aquellos paseos por su querida ciudad, sentados en la ribera del Garona, aquel esplendido rio que escuchó tantas declaraciones de amor, y en el caso de Étienne y Manon, no fue menos. Ellos provenían de unas familias adineradas, pero en las que el amor, era un bien escaso, tuvieron a su alcance todos los medios para conseguir sus objetivos, pero no partían con un buen bagaje para conseguir sus verdaderos sueños.

Cuando hablaban de su futuro, siempre veían a esos pequeños corriendo a su alrededor, haciéndoles reafirmar su amor permanentemente, un amor incondicional, como ellos creían que debería de haber sido el amor de sus padres hacia ellos.

En el caso de Étienne, su madre se marchó de casa cuando el solo tenía 4 años, nunca entendió como lo pudo dejar solo con su padre, un hombre amargado, acabó dedicándose a vivir su vida personal sin control, y dejar todo ese control para su vida profesional. Eso hizo que lo criase su ama de llaves, Ingrid, una mujer sin ningún sentimiento maternal, pero que comprendió que debía de sacar adelante a aquel niño, abandonado por su padre en una gran mansión, y que solo lo veía los domingos por la mañana, lo llevaba al futbol, o algún museo, para crear recuerdos con él, como obligación, no porque lo deseara, estaba desquiciado por el abandono de su mujer, y no quería ver al niño mas de lo necesario, verlo era como verla a ella, aquella mujer joven, guapa, llena de vida, de amor, y que de la noche a la mañana desapareció de sus vidas, sustituyéndolos a ellos por un hombre que no tenía nada que ofrecerle mas que su amor. A partir de ahí, Gerard, que así se llamaba el padre de Étienne, empezó a ver en el amor un peligro, un arma de doble filo y se juró a sí mismo que nunca mas volvería a amar a alguien.

Por su parte, Manon había tenido una infancia marcada por la muerte de su padre en un accidente de tráfico, que destrozó la vida de su madre, cuando se descubrió que viajaba en la compañía de una mujer. Su madre, al enterarse, culpó a Manon del abandono de su marido, creyó que se había enamorado de otra por culpa del nacimiento de su hija. La ilusión del nacimiento de Manon se truncó cuando cumplió un año, su madre estaba centrada en su crianza, creyó que su marido la entendía, nunca sospechó que él podría engañarla. Después de eso, Amelie contrató a una niñera para cuidar de su hija a tiempo completo, se trataba de una mujer española, Teresa, para la que estudiar y trabajar eran sus metas más inmediatas, y había estado compatibilizando sus estudios de Literatura con el trabajo de niñera a tiempo parcial, pero cuando llegó a casa de Manon, se dio cuenta de la falta de amor de aquella niña, y del resentimiento de su madre hacia ella, por lo que decidió trabajar allí hasta que la niña pudiese ser independiente. De hecho, la crio como si fuese su hija, ya que su madre se dedicó a su atelier de costura en cuerpo y alma. Teresa llegó a llevarla a Ribadeo, su pueblo natal, cuando Manon tenía sus vacaciones escolares.

Cuando Étienne y Manon se encontraros en la universidad, sintieron que eran dos almas gemelas con los mismos objetivos y deseos, tener éxito en el amor, y en la formación de una familia.

Se conocieron en la primavera de 1977, eran unos años de descubrimiento, llenos de anhelos de libertad, con sus dieciocho años recién cumplidos, ansiosos de saber, de conocer, de disfrutar. Se hicieron íntimos enseguida, desnudaron sus almas desde el primer momento, convencidos de haber hallado a sus complementarios.

En aquel año se había estrenado una de las películas de la saga de Star Wars, en la que antes del ataque a la estrella de la Muerte, el general Dodonna había despedido a sus subordinados con la famosa frase: Que la fuerza te acompañe. Una frase que ellos tomaron como consigna, y siempre se despedían con ella, y no dejaron de utilizarla durante décadas, solo en los últimos años fueron abandonando todos aquellos gestos y frases de complicidad. Aunque parecían condenados a un fracaso absoluto, siempre confiaron en el renacer de la fuerza. Muchas veces se sintieron abocados a situaciones imposibles, en lo personal, y siempre fueron capaces de encontrar entre ellos ese renacimiento de la fuerza que los unía y que les permitía luchar con los ejércitos del desanimo, el cansancio, la depresión y el desamor.

Manon estuvo embarazada varias veces, pero nunca logró que sus embarazos llegaran a buen término, a pesar de haberse puesto en manos de los mas prestigiosos obstetras, estos llegaron a la conclusión de que había un problema genético que impedía la gestación del bebe de forma intrauterina, y les propusieron todo tipo de tratamientos, llegando a la conclusión de que no era viable que fuese madre de forma natural. Sabían que desde su posición podrían acceder a otros métodos menos éticos, como una madre de alquiler. Pero Manon nunca quiso oír hablar de algo tan perturbador, tan abusivo para la mujer, y Étienne tampoco estaba de acuerdo.

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