Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
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Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
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El réquiem de un corazón roto
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Destinada a mi gran cuñado
Recuerdo perfectamente el día en que Leon llego a vivir a nuestra casa, fue un 15 de agosto hace cinco años. Fue justo después del entierro de su madre, aunque estaba acostumbrada a verlo merodear por casa todos los días.
Era el mejor amigo de mi hermano desde que iban en la guardería, y ya que su madre era secretaria en la firma de abogados de mi padre, fue casi natural tenerlo en casa, ya que mamá cuidaba de él cuando su madre, Delia, debía trabajar hasta tarde o viajar con alguno de los socios de papá.
Hoy era uno más de nuestra familia, a veces peleaba con mi hermano y decía que su mejor amiga era yo.
Las chicas en la escuela me amaban y odiaban por eso, hasta el año pasado muchas de las mu-chachas solo me buscaban por Simón, mi hermano mayor y Leon, su mejor amigo, mi ¿hermano postizo? ¿Mejor amigo? ¿Casi primo? ¿Inquilino? La verdad es que nunca he sabido definir mi relación con Leon, nos queremos mucho de eso, no hay dudas, aunque hay ocasiones en que quisiera matarlo; ambos, Simón y León son muy abiertos conmigo, demasiado para mi gusto. Me han hablado de cada una de sus conquistas y me han pedido consejo para enamorar y des-enamorar a las chicas, he sido su cómplice y me ha tocado ser recadera, al menos siempre han tenido los huevos para cortar con sus amoríos ellos mismos, pero la manada femenina de la escuela sabía que era más fácil llegar a cualquiera de ellos a través de mí y era lógico, si consideramos que ambos eran el típico cliché de libro adolescente. Altos, más de metro ochenta, ya que pertenecían al equipo de básquetbol, bien tonificados debido al ejercicio diario que hacían.
Mi hermano, como yo, tiene el pelo castaño claro, aunque el mío tiene tintes rojizos mientras el de él los tiene rubios, Simón tiene ojos verdes y es trece meses, mayor que yo.
León, por otro lado, es su opuesto, tiene el cabello negro azabache, aunque en el sol puedes ver algunos tonos azulinos y ojos avellanas, que cuando está feliz se le ven dorados con pequeñas manchitas verdes.
Pero este año todo cambiará, los chicos entran en la universidad y yo a mi último año de escuela. Debo confesar que eso me asusta y mucho, me acostumbre tanto a estar bajo su protección que me asusta horrores. Sin contar con que mi hermano se puso de novio con la peor chica de la escuela, compartimos casi todas las clases, pero mientras yo soy una nerd come libros, ella es la típica chica popular. No soy un cliché, sí, soy nerd y amo los libros, mi sueño es estudiar producción musical y algún día tener mi propia productora o mi propia discográfica donde pueda ayudar a nuevos artistas a nacer, además tengo mucho sentido de la moda, tengo amigos y se me da bien socializar, eso es gracias a que mi hermano y León me ayudaron mucho con mi timidez cuando era niña, al menos en la escuela sé, que no paso desapercibida. Sin embargo, Dafne Salvaterre era otra historia, siempre me ha odiado, desde que éramos pequeñas y eso fue porque Simón se rehusó a sentarse con ella en el almuerzo, si yo no estaba invitada, la verdad su rencor es infundado e infantil, pero me ha hecho la vida imposible desde entonces.
Pero al idiota de mi hermano no se le ocurrió nada mejor que comenzar a salir con ella el mes pasado cuando fuimos a visitar a papá a Roma, nos encontramos con ella y su familia en medio de nuestras vacaciones, y aunque nosotros nos estábamos quedando en la casa que la embajada le asigna a mi padre, por alguna razón la idiota de Tontafne aparecía donde quiera que íbamos, aún no comprendo cómo fue que mi iluso hermano cayó en sus redes.
Lo mejor del trabajo de mi padre es que en los últimos años hemos conocido un sin número de países, y aunque su trabajo le consume mucho tiempo lejos de nosotros, hemos aprendido a lidiar con ellos, es por eso que durante las vacaciones nos vamos con él al país en el que haya sido asignado.