LA REYNA DE LOS ABEJORROS 1 de FERRER LAMBARDI

-Señor el joven Gregory está afuera, insiste en querer hablar con usted. 

Levanto la mirada y observo a la mujer de unos 50 años que ha trabajo para mi familia desde que tengo memoria. Su pelo negro tiene unas cuantas canas y sus párpados caídos reflejan cansancio haciéndola ver más mayor de la cuenta.

-Dejalo pasar-. digo calmado, pero con la molestia a punto de salir a flote, no quiero espantarla con mi genio de mierda. Le tengo aprecio y se puede decir que la veo como una segunda madre. Por lo que no me apetece ser grosero con ella. Asiente agachando un poco la cabeza y se va cerrando la puerta tras ella.

La puerta se abren nuevamente y mi dolor de cabeza entra cerrando de un portazo. -porque no coges ese puto teléfono-. Especta el rubio con un claro tono de molestia en su vos.

Rio y me hago el desatendido. -No lo escuche- digo encogiéndome de hombros.

Alcanzó la botella de whiskey y me silbó un trago mirando al imbecil sentado frente a mi. Entro hace unos segundos enojado y ahora luce feliz?. —que diablos te pasa? - especto con desconcierto viéndolo sonreír como idiota. 

Bufa y me arrebata el vaso de la mano dándole un solbo, -conocí a alguien mientras estuve en España. dice apoyando los codos en el escritorio sin dejar de sonreír. Dios que molestó.

-Es extraño sabes! Continúa hablando, fue en un baile de graduación de mi prima. No la vi bien porque llevaba una máscara que cubría la mitad de su rostro y era de noche, pero al tocarla y tenerla cerca me hizo sentir extraño y confundido. Cómo si ya la conociera. Dice pasando sus manos por su cabellera rubia.

-No me digas- digo con desinterés sirviéndome otro trago.

-Si, si la vieras es la mujer más hermosa que halla visto, rubia, cuerpo de infarto unos hermosos ojos negros como la noche.

Levanto mi mano para callarlo, no me interesa seguir escuchando sus tonterías, parece un adolescente en plena etapa de pubertad. No creo que sea tan hermosa como dice, conozco sus gustos, son bastantes horrendos.

Me levanto y cojo mi chaqueta encaminándome hacia la puerta. -A donde vas- pregunta siguiéndome. -al Club necesito distracción, mujeres bebidas y un ambiente que no sea esta maldita casa.

Salgo a la calle y el frío me golpea la cara. Haciendo que acelere El Paso hacia mi auto. Enseguida unos cuantos hombres se posan frente a mi. -señor iremos con usted su padre dijo que….. lo corto enseguida. -saldré solo no necesito que anden detrás mío todo el tiempo. Baja la cabeza haciendo una reverencia y enseguida desaparece.