Novia del Señor Millonario
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Extraño, cásate con mi mamá
Los Mellizos del CEO
El dulce premio del caudillo
El réquiem de un corazón roto
Yo soy tuya y tú eres mío
Ya no te amo, Sr. Exesposo
Cuando la vio, se echó a reír en el acto. El sonido de su risa era bullicioso y su sonrisa era brillante y deslumbrante a la vez, tiraba violentamente de las fibras de su corazón.
―Ella lo miro, confundida ― ¿De qué te ríes?
―De ti ― el respondió tranquilo, mientras la miraba de arriba abajo. ― La verdad no me sorprendiste. Tu gusto al vestir sigue siendo único.
― ¿Qué estas tratando de decir?
Ella podría asegurar de que esto no era un cumplido, pero no entendía por qué se estaba burlando de ella. Su atuendo el serio y digno, ¿Qué tenia de malo?
Ese día se había vestido con una camisa blanca y un traje de negocios color negro. Casi todo su guardarropa estaba lleno de prendas negras. Muchos incluso la llamaban la ‘LA PARCA’ pero ella hacia oídos sordos a ese tipo de comentarios.
―Nada, solo siento un poco de simpatía por tu jefe.
Él pudo ver a través de sus dudas, pero no fue amable y tampoco tenía la intención de explicar. De un lado, empujo un archivo hacia ella.
―Este es nuestro acuerdo de matrimonio. Echa un vistazo, si no hay inconvenientes, fírmalo.
Ella lo tomo, ordenándose a sí misma estar tranquila, leyó cuidadosamente cada cláusula que concernía a su futuro, pero prácticamente no podía procesar nada en absoluto, su cerebro era un completo caos.
«¿Cómo podía estar tranquila?»
Iba a firmar un contrato de matrimonio con un hombre al que no había visto más que unas pocas veces. Tampoco es que debía saltar de alegría. Pero cuando las necesidades apremian, hay que hacer, lo que hay que hacer.
―No te faltara nada, ni una sola cosa de lo que debe tener una esposa. Te daré una casa para vivir, un auto para conducir, una tarjeta ilimitada para comprar todo lo que quieras. Solo necesito que seas una buena nuera con mi padre, que ocasionalmente actúes como mi sabia y amable esposa en eventos públicos, que me ayudes con mi imagen de esposo abnegado, es fácil, ¿no crees?
Si, muy fácil. Ella no tenía objeciones en lo más mínimo en cuanto al trato y las solicitudes que él le hizo, solo que había una regla, era un periodo de vigencia que ella dudaba en aceptar.
― ¿Este matrimonio necesita mantenerse por dos años?
― ¿Qué crees que es muy largo?
El parecía sonreír, pero no lo hacía.
― Estoy ayudando a tu padre a resolver el gran déficit en los fondos de su empresa, prácticamente salvándolo de la crisis y perderlo todo. ¿Es muy exigente para ti montar un espectáculo por solo dos años?
―No, eso no es lo que quise decir.
No era que pensara que era demasiado tiempo, solo dudaba de la voluntad de su corazón.