Addú era un demonio cosechador de almas; estaba encargado de llevarse al infierno a todas las almas que han cometido los actos más atroces e imperdonables. Él, ha sido testigo de los actos más abismantes, despiadados y horribles, que los humanos son capaces de cometer por envidia, odio y rencor. Sin embargo, empezó a sentirse más satisfecho viendo cómo estás crueles personas asesinaban y torturaban a sus víctimas; dejando vivir a la mayoría de asesinos en serie más peligrosos que los humanos han conocido. Los demonios mayores, al enterarse de esto, deciden desterrarlo del infierno y enviarlo a penar con las demás almas en el limbo. Él, ideando un plan, logra escapar de aquel lugar yendo al mundo terrenal. Una vez en este; toma el cuerpo de un horrible vagabundo. Cansado de vivir en aquel asqueroso cuerpo, se le presenta la gran oportunidad de cambiar de este, cuando ve por primera vez al joven e inocente Alexander Mich, no pierde tiempo y toma procesión de su cuerpo, sintiéndose, al instante, fuerte y sediento de sangre. Casandra Jones, mejor conocida como Case, es una joven detective novata a la cuál - junto a su nuevo compañero - se le asigna el caso de buscar al famoso demonio de Boston; que desde hace meses ha estado asesinado personas de una manera cruel y despiadada. Lo extraño, es que siempre las víctimas tienen la misma expresión de pánico y terror en sus rostros. Ella se dedica a buscar pistas, o cualquier cosa que le sirva para hallar a la persona que está cometiendo estos horribles actos inhumanos, y no descansará hasta encontrar al culpable.
Y la luz iluminó el eterno ocaso. Pero ya no fue suficiente.
El mal había ganado: el dolor y la agonía estaban reinando.
***
A los humanos se les ha contado, durante siglos, que un ser supremo, omnipotente, y omnipresente los creó a su imagen y semejanza. Creyendo que el cielo es aquel paraíso donde los que son justos y buenos vivirán entre los ángeles y su creador. Por el contrario, quienes son malos y dañan el ambiente creado por el rey del cielo sufrirán toda su ira sumergidos en el infierno por toda la eternidad.
Pero, se equivocan. No hay más que ángeles seguidores del cielo en su preciado paraíso; esos a los que tanto veneran y adoran. Ni un solo humano. Y en el infierno; no hay castigo alguno para los pecadores. Pues el único castigo para un moral es morir y no descansar. Tener que repetir tu peor pesadilla, tu miedo extremo, tu oculto pasado; en el que sufrirás una, otra, y otra, y otra vez durante toda la eternidad. Durante toda tu condena; si no es que te extingues antes.
Después de la primera gran batalla entre el cielo y el infierno; la división de ángeles buenos y malos había concluido. Viviendo en tregua durante milenios. Nadie podía robar ángel del enemigo, o demonio; como ahora los ángeles de Luzbel se hacían llamar.
Sin embargo, después de una y mil veces de intentos fallidos por parte del infierno para apoderarse del cielo; usando como marionetas a los humanos, un demonio: el segundo predilecto de Luzbel, se encapricho al querer un hijo. Practicar ese extraño y mitológico ritual que consiste en endulzar el oído de un ángel joven y puro, plantando una pizca de maldad en su ser, hacer que entregue por voluntad propia su forma angelical, darle de beber sangre de quien será su predecesor y orillarlo a matar para que adquiera su forma demoniaca. Pues eso fue lo que hicieron los ángeles negros: matar, sembrar semillas de envidia, rencor, odio a humanos para convertirse en lo que son. Y este demonio es egoísta, arrogante y orgulloso. Rasgos que heredo a los seres humanos después de la gran guerra.
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