En la época de la edad media en donde el pueblo se debía a lo que los reyes decidían, hubo una pequeña esperanza de cambiar el rumbo de sus destinos. El trono era heredado por el primógenito pero desde luego este debía contraer matrimonio antes de que el título de rey le fuera adjudicado. La hechicería siempre estuvo presente en la edad media, la pobreza, la aparición de los piratas en busca de algo de valor y que además sin problemas podían adquirir jugaban un escenario abrumador, entre disputas por las tierras y las riquezas obtenidas de forma ilícita hicieron de los últimos días del rey Leonidas los peores de su vida.
Lo tomó por sorpresa, él pensó que jamás podía perder una batalla, no sé si fue un idiota al creerse invencible, una espada y miles de hombres no pudieron resguardarlo de lo que merecía. Los dioses no estuvieron de su lado, el Rey Leonidas suplicaba cuando recibió un golpe en sus costillas haciéndolo poner de rodillas, besar los pies de su enemigo, infortunio fue su destino.
La reina Elena siempre se mostró bondadosa, el Pueblo realmente larespetaba, se ganó el respaldo de los reyes de otras regiones pero en cuanto al Rey Leonidas, tenía una sed insaciable por mantener el legado de su padre. Me temo que eso causó el revuelo de sus nefastos enemigos. Muchos estuvieron en contra de sus absurdas leyes, las mujeres lo detestaban.
Las catapultas fueron accionadas, cada uno de sus hombres llevaba en una mano su escudo y en la otra una lanza, montado en un caballo y sin mediar palabras perforaron el cuerpo del enemigo, el camino pintado de sangre y las herraduras de los caballos dejando rastros de la frustrada huida del Rey.
Sus amenazas se convirtieron en el pergamino que nadie jamás leería.Intentó comprar la lealtad con unas monedas de oro, fue perseguido incluso por los piratas, optó por cambiar el rumbo de su destino pero allí...justamente allí fue capturado.
Las cabezas exhibidas en la punta de cada lanza frente a la puerta del castillo Eilean Donan, en Loch Duich, al oeste de Escocia, sus amantes lloraban tendidas frente a él, un último respiro al mirar a los ojos a Conrad. Firmó su sentencia, desconocía el día y la hora, aunque todos esperaban ese momento.
Fue revelado su más oscuro secreto, no imaginaron que la hechicera seencargaría de dirigir a sus propios hombres, los sacrificios cerca del castillo, a horas en donde el ladrón podría entrar y jamás ser detenido.
Pero la historia no comienza allí...
Mucho tiempo atrás cuando el Rey Aldous muere y le otorga la corona asu hijo Leonidas, le exige que defienda su legado hasta el final de sus días. Pero para ello debía unirse en matrimonio con Elena quien poco después se convirtió en su reina.
La boda fue precedida por el sacerdote Theobald, la futura reina dejó perplejo a todos los invitados, lucía un largo y maravilloso vestido de tonos verdes, su corcel con cristales incrustados, su hermoso y largo cabello de color cobrizo, una sonrisa que dejaba en embeleso a cualquiera y no podía dejar de resaltar su perfecta silueta, su delicadeza al hablar y al dirigir a miles de hombres.
¡Bebida para todos! Ofreció el Rey Leonidas mientras perdía el equilibrio cuando apenas llevaba un par de horas de haberse casado con la reina Elena. El dinero nunca fue un problema pero a este le gustaba obtener grandes tierras y posicionarse en ellas sin pagarlas, tenía a muchos en contra y a otros les mantenía su lealtad con unas tantas monedas de oro.
El encuentro con otros reyes...constantes disputas, siendo hijo del difunto Rey Aldous heredó lo que para muchos era inconcebible, una riqueza incalculable. En el patio de su majestuoso castillo se encontraba la horca, además de un verdugo preparado con un hacha en su mano derecha para separar de un toqué la cabeza del cuerpo enemigo.
¡Arqueros! Exclamó al estar en medio de una emboscada. Conrad estuvo en primera fila ante un espectáculo, curiosamente no se pagó a un bufón para disfrutar la velada, suficiente era escuchar a todo un pueblo reír ante sus inútiles plegarias.
Por otro lado Elena era hermosa, delicada, luchadora, estratega pero esto último lo envidiaba el Rey Leonidas. Sin embargo, fue astuta al ganarse su confianza, permitiéndole liderar parte de su ejército, ella prefirió a los arqueros. Él no se metía en los asuntos de la reina e ignoraba aquello que su Rey mantenía a escondidas.
Por mucho tiempo intentaron tener hijos pero para desgracia del Rey Leonidas éste era esteril, eso lo lleno de coraje, demostrando ser lo que siempre fue bajo la protección de su difunto padre...detestable, era uno de los nombres que el pueblo le adjudicó y él con ímpetu ordenaba a sus hombres, que quienes se atrevieran a hablar mal de suRey debían morir en la horca.
Por un tiempo viajó en compañía de una mujer llamada Odilia y para serles honestos esta no era tan atractiva como la reina Elena. Conrad fue el único que se enteró de lo que sucedía dentro de esa carreta, Leonidas le confío gran parte de sus secretos y como una tumba este otro pretendía llevarlos debajo de la tierra. Sus intereses eran tan distintos, que para mantenerse cerca del Rey Leonidas debía mutilar su lengua y acceder a sus inútiles reglas.
La servidumbre tenía grilletes en sus pies, controlar a cada hombre y mujer le era placentero, "sus esclavos" Leonidas le llamaba a quienes trabajaban dentro de su castillo. No le importó despedir a una de sus esclavas estando embarazada, la sacó a patadas frente a todos. Conrad intentó ayudarla, no era tan desgraciado como él, pero con ese simple gesto lo llevaron al calabozo por unos días, definitivamente aprendió la lección...debió sacar a golpes a Leonidas del castillo.
Pudo ser peor, aunque ciertamente a Leonidas no le convenía tener al administrador encerrado mientras la riqueza del Rey estaba siendo cuestionada. Estuvo dos días dentro de ese calabozo, la oscuridad era lo único a lo que le temía, el ruido de las ratas le causaba cierta molestia, por lo que compartía con ellas su comida. Honestamente no tuvo queja en cuanto al trato que le dio Ladislao, de ser Conrad quien estuviera en su posición al menos un golpe hubiera dado al imbécil que encerró.
Cuando finalmente le permitieron salir, esos rayos de sol eran agradables a su rostro, lo liberaron de unas cadenas que tenía en las piernas y manos. Wade el líder de los arqueros le hizo señas para que se acercara a él, este asentó con su cabeza y se dirigió detrás de la caballeriza, le habló acerca de la reina Elena. Él era un hombre honesto y ansiaba ser gobernado por esta. Conrad al principio pensóque se trataba de una broma pero el temor que percibióa través de su mirada, le habían dado la respuesta que esperaba. De allí comenzó a evaluar a cada uno de los hombres que conformaban el ejército del Rey Leonidas. Debía actuar con cautela, las miradas usualmente estaban fijadas en él. Su cercanía a la reina también era a escondidas, ella era de esas mujeres hermosas con una mente brillante. La hermosa Elena ante su Rey era tan sumisa que podría engañar a cualquiera, a sus espaldas armaba un plan y si este no se llevaba a cabo, solicitaba los servicios de Conrad. La administración era lo suyo pero al ofrecerle unas cuantas monedas de oro podía fácilmente exponer cualquier secreto del Rey. En una ocasión Leonidas le habló a Conrad acerca de una señora llamada Trea, ese nombre le era familiar, recordó que cuando su padre, el difunto Rey Aldous estaba gobernando, ella...ella era la bruja que se citaba constantemente con él detrás del bosque. La verdad pensó que había muerto, días antes de que el Rey Aldous partiera de este mundo y se fuera al infierno, se había dejado de escuchar sobre ella. Entonces a Conrad le causó intriga oír su nombre nuevamente dentro del castillo, eso sólo significaba una cosa, él estaba pidiendo ayuda con la magia oscura de Trea. Muchos le temían a esa señora, de hecho era preferible no cruzarse en el camino de esta aun cuando haya sido de manera inesperada, dicen que mirarla a sus ojos era sentir el ardor del fuego consumiendo tus entrañas, otros hablaban de que ella se comía los corazones en pleno sacrificio, hacer un trato con ella requería de valentía. Para Conrad era angustioso ver como dejaba a algunos hombres totalmente desquiciados y esto porque pretendían acostarse con ella para luego hablar por todos lados el mal sexo que les daba.
Le parecía impresionante observar cómo cambiaba su apariencia, pudo verlo en algún momento de su vida. Según, ella se estaba bañando en el rio, Conrad cabalgaba cerca y el sonido de las aguas lo hizo detenerse, bajó de su caballo, se escondió detrás de un árbol, ella era una mujer bastante mayor, cabellos largos entre entre grises y negro, su figura no era precisamente de una joven hermosa...pero al entrar al río era como si cada gota de agua que rozaba su cuerpo la transformara, decía unas cuantas palabras, probablemente era parte de un conjuro. Su piel no era morena sino blanca, unos senos firmes, unos glúteos, cintura, caderas que dejaban perplejo a cualquiera y ni hablar de sus cabellos...estos pasaron a ser de color rojizo, la mujer cambió toda su apariencia.
Él estaba sorprendido, se quedó esperando hasta que se retirara, su caballo comenzaba a descontrolarse y no era seguro ser descubierto por esa bruja. En la época en la que gobernaba el difunto Rey Aldous, se comentaba acerca de la historia de Trea. Desde entonces, se dice que la mujer tendría al menos 150 años, alimentarse de los corazones de sus víctimas la mantenían en perfecto estado de salud. Era momento de seguir su camino, galopando hasta regresar al castillo del Rey Leonidas, estuvo pensando en lo que le pidió Wade, sabía que no todos los hombres del ejército de Leonidas le eran leales.
Le contó a la reina Elena y le pareció agradable el hecho de que en menos tiempo del que ella esperaba, podía llevar a cabo su gran estrategia. La reina Elena salía a los grandes banquetes junto a su dama de compañía Rhoslyn, Leonidas se sentía seguro cuando su hermosa señora iba en cierto modo custodiada.