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Por siempre tú.

Por siempre tú.

Camila Heppni

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Capítulo

Cuando a nuestra protagonista le nace un despertar en el amor, después de que su familia se muda y ella debe cambiar a una nueva escuela, esperando que esta sea la ultima mudanza de tantas otras que ha tenido. En este nuevo lugar se encuentra con gente nueva, un nuevo mundo por descubrir y hará locuras por amor ... ¿Qué tan lejos podra llegar? Ahora que a conocido a un nuevo compañero de clase, quien al parecer es un hombre perfecto y el unico detalle sera que parece ignorarla. Ahora el corazón de Hana tendría que decidir entre el apuesto y perfecto Jun o caótico Doyun.

Capítulo 1 Capitulo 1. Inició

Una vez más me encontraba empacando mis cosas, de nuevo lo que hace escasos meses había guardado en cajas debía ser guardado una vez más, no había tenido la oportunidad de hacer amigos en esta nueva escuela, creo que apenas y recuerdo el nombre de mis últimos compañeros, he pasado por tantas escuelas y he visto tantas caras que es imposible recordarlos a todos, ya no me ponía nerviosa ser la nueva siempre, estaba demasiado acostumbrada a siempre serlo.

- Hana deja de pensar en tonterías y termina de empacar, mañana a primera hora vamos a salir y tu no has terminado de guardar tus cosas, los jóvenes ahora son tan flojos. – Dijo mi madre.

- ¿De verdad tenemos que volvernos a mudar? Me gustaba esta ciudad y el restaurante local, no me quiero mudar. – Dije haciendo un gesto torpe de llanto.

- Detente y quita esa cara, tu niña rebelde, haces mucho drama por una mudanza ¿Te digo algo? Cuando entres a la universidad volverás a tener que mudarte y después de eso no pararas, así que mejor sin rezongar termina de empacar tus cosas y baja a ayudarle a tu padre, no ha podido terminar de guardar su equipo médico.

Mi papá es un doctor, no muy famoso, que pasaba poco tiempo en casa, sus días eran en el hospital, comía en el hospital y algunas veces también dormía en el y cada que lo cambiaban de clínica debíamos seguirlo y nos mudamos.

- ¿No te da miedo que a papá lo manden un día a África? Imagínate tener que acompañarlo a un nuevo continente.

- Hana basta, que espero que algún día también llegues a ser una doctora respetada como tu padre, por eso debes esforzarte lo doble en estudiar ¿Me entiendes?

Mi mamá me dio un ligero golpe en la cabeza, parecía que para ella eso era una forma extraña de decirnos te quiero, era eso y darnos fruta todo el tiempo.

- Yo ya casi termino, mamá ¿Te ayudo Hana? – Dijo Jiro.

Jiro es mi torpe hermano menor, siempre perfecto, un buen niño que esperaban verlo llegar muy lejos, era tan molesto cuando quería serlo.

- Jiro, salte de mi habitación.

- No seas grosera con tu hermano, él solo ha venido a ofrecerte su ayuda, vámonos bebé, deja que tu hermana asimile las cosas, veras que a ti si te va a gustar el nuevo lugar y tu nueva escuela. – Ambos salieron de mi habitación hablando de la nueva ciudad.

Al parecer la nueva ciudad era la ciudad natal de mi padre, una provincia chica en desarrollo, aún tenía muchas zonas naturales, pero también contaba con un notable desarrollo tecnológico, al menos es lo que mi padre decía para intentar convencerme.

No tarde mucho en guardar mis cosas, no eran tantas como yo imaginaba, en una bolsa llevaba todos los uniformes que había ocupado a lo largo de mi vida, no entiendo porque mi mamá no me permitía tirarlos, no los volvería a ocupar, a pesar de que los colores en similares para todas las escuelas, había un cambio en el escudo escolar y el lema.

Aquel día solo estuvimos empacando todo en la casa, nos mudaremos a una casa un poco más chica, así que tendría que compartir mi habitación durante un tiempo con mi hermano.

Por fin llegó el día de la mudanza, a pocas calles, cuando íbamos en el auto de la mudanza, de llegar a la nueva casa lo vi pasar, tan guapo, con la piel perfecta, alto, con el cabello corto y negro.

- Qué ojos tan hermosos tiene. - pensé en voz alta.

- ¿Qué dices hija? - preguntó mi padre quien había alcanzado a escucharme.

- Nada, nada, digo que hermoso lugar. - siento como los colores se me suben a la cara, de poder verme me daría cuenta de lo rojas que estaban mis mejillas.

Solo espero que seamos de la misma escuela, nos vemos de una edad similar, espero con todo mi corazón que mis padres me inscriban a su escuela. La risa de mi rostro no se borra ni con la mudanza, eso es seguro, estaba recargada de energía con solo ver sus hermosos ojos, no se que es lo que más me gusta, si su sonrisa cálida o su mirada divina.

Llegó mi primera noche en aquel lugar, era una zona pequeña, las casas tenían humedad, pero no eran feas, al contrario, eran muy bonitas, algo pequeñas pero acogedoras.

- Entonces, Hana, ¿cómo se llama ese príncipe azul?

- No lo sé, Minji, solo lo vi pasar cuando íbamos en el automóvil, pero su sonrisa era hermosa, sus ojos ni decirlo, era como un hermoso príncipe, fue amor a primera vista, me siento hechizada, si eso, hechizada de amor.

- Ay que horrible, ya conociste a tu príncipe azul y yo me tuve que quedar con los feos de esta escuela, pero hablando en serio, debes buscarlo. - Minji tiene unas ideas muy claras del amor, es fanática de las historias románticas.

- ¿Cómo voy a hacer eso? No quiero verme como una fan loca.

- Amiga ya eres su fan y aun no sabes su nombre, no subestimes al poder del amor.

- Hermana por favor ya duérmete o le diré a mamá que tienes un interés amoroso. - Mi hermano era un niño que parecía más un adulto, era bastante maduro para su edad, pero demasiado molesto.

- ¿Es Jiro? - preguntó Minji.

- Por supuesto que es él, ¿si no fuera él quien sería? este niño que no respeta a su hermana mayor.

- Salúdalo de mi parte, dile que juegue a ser un niño. - Minji se comenzó a reír de manera escandalosa, muy propio de ella.

- ¡Oye te escuche! - Jiro se dio la vuelta en su cama, me dio la espalda.

Escucharlos pelear siempre era reconfortarte, no podía evitar la risa mientras me despedía de Minji y colgaba el teléfono.

- No seas tan mimado, la hermana Minji solo jugaba, para recompensarte ¿Qué te parece si mañana te llevo a recorrer el lugar? podemos ir por un helado.

- No se te olvide esto mañana. - Jiro se reía en voz baja.

- Mimado.

- No me digas mimado o hablare de tu príncipe azul, guacala, las chicas siempre son tan agggg.

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