Katherine Smith una joven escritora y critica de libros se vera envuelta en una relación un tanto dispar, con el enigmático, Michael Borgetti; el hombre siempre buscaba mujeres para satisfacer sus deseos carnales. Al ver que Katherine es presa fácil, la convertirá en lo que el quiere.
Una chica de cabello rubio salía llorando de un hospital, acababa de recibir la peor noticia que una persona le podían dar, su madre acababa de morir, al parecer el destino de Katherine Smith era estar sola en el mundo; su padre había muerto al mes de nacer ella y desde ese momento fue criada por su madre y abuela, ahora ambas se encontraban muertas, era el año dos mil veinte, una pandemia mortal se encontraba en el mundo, tanto su abuela y madre sucumbieron ante el virus.
Tan solo tenía veinte años y al llegar a la casa donde habitaba junto a su madre y abuela sintió que todo su mundo se derrumbaba, ahora se encontraba sola. Al llegar su vecina la señora Hilly la saludo con amabilidad, la señora Hilly era una mujer de unos cincuenta años solterona.
Tenía muchas cosas por hacer, preparar los funerales, bueno no tenía cuerpos, su madre y abuela fueron enviadas directamente al crematorio y le entregarían dos pequeñas urnas, no quería preparar nada, no tenía ánimos, ni vida, la universidad era en línea y nadie la acompañaba; en la casa de enfrente llegaba otra ambulancia al parecer los señores Williston se encontraban enfermos y los llevaban al hospital, esa escena la había visto hacía unos quince días.
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Ya habían pasado dos años después de lo sucedido con su madre y abuela, ahora se encontraba en casa, al parecer la joven concluyo sus estudios, y no tenía otro propósito en el mundo de levantarse y comer capitán Crunch, leer y ver un poco de televisión, su aspecto era de una persona en estado de desnutrición total, y con ojos verdes saltones, cabello rubio revuelto.
Tenía que salir por provisiones, los empleados que tenía en la casa ya no vivían ahí, solo iban dos veces por semana para lavar la ropa, y arreglar esta, pero solo ella vivía en esa casa de una privada exclusiva de Atlanta.
La señorita Hilly la saludo cuando la miro salir, en un pantalón de mezclilla y una enorme sudadera, la solterona como en ocasiones se había dirigido Katherine la miro con ternura, era una mujer guapa y con buenos sentimientos, quería hacer algo por la pobre muchacha que se encontraba sola en este mundo.
Katherine querida - hablo la mujer -me da gusto verte - la mujer se acercó y saludo con un beso, ven te invito un café, y algo de comer, tengo una deliciosa tarta que me preparo Leanny, es deliciosa, es de cereza, mí hermano menor se encuentra aquí, y serías bienvenida.
Buenas tardes señorita, Hilly - la chica se mostró desprevenida, era de las pocas veces que utilizaba su voz tanto así que se escuchaba ronca - no muchas gracias, tengo que ir por compras.
La tienda no se ira, y la tarta se acabará, mi hermano menor es un comelón y quiero que comas algo de esta deliciosa tarda - la mujer hablaba y tomo a la joven del brazo -
Katherine se quedó completamente anonadada, y no pudo evitar que la mujer la introdujera a la casa, ella conocía la casa de la señorita Hilly, en ocasiones cuando la mujer se iba de vacaciones a Europa o a alguna playa del caribe, ella cuidaba del gato de la señorita, el señor bigotes, era una casa hermosa, tan femenina que nunca supo porque la mujer no se había casado.
Toma asiento, querida, le diré a Leanny que comience a servir el té - la señorita Hilly no la iba dejar ir, la chica tomo asiento, se sentía ansiosa y un poco triste, el gato se acercó a la chica y le bufo, al parecer el pequeño felino había olvidado a Katherine -
¿me olvidaste? - le pregunto Katherine al gatito - creo que sí, me da gusto verte, señor bigotes - el gatito se subió en el regazo de la joven, la señorita Hilly sonreía desde una posición donde no era vista, su hermano se encontraba en las habitaciones superiores.
Leanny, sube y dile a Michael que baje a comer pay, que casi ya es hora del aperitivo de media tarde, así que tiene que bajar, y cuando regreses dile a la cocinera que prepare el tripolo expreso que le gusta a mi hermano, por favor, yo mientras pondré la tarta en la mesa - hablo la mujer -
Si, señorita Hilly - hablo Leanny y subió por las escaleras que se encontraban en la cocina hacia la planta superior -
Katherine se encontraba acariciando al gato, cuando un hombre de casi cerca de uno noventa de estatura, cabello negro, vestido de manera elegante, pero casual se encontraba mirando a la joven que se encontraba en la sala.
Veo que ese gato loco al fin le muestra afecto a alguien que no sea mi hermana -el hombre hablo - ¿Quién eres y que haces en la casa de mi hermana? - Michael Borgetti, miro a la joven con mirada fría y casi intimidándola, a lo que la joven Katherine Smith reacciono con sonrojo, tenía cerca de dos años y medio que no tenía mucho contacto con el mundo p, pero esa mirada del hombre la hicieron sentir mal y un poco fuera de lugar por su ropa descuidada y también su aspecto.
Katherine Smith se quedó mirando a Michael ¿tan cambiada se encontraba que no la había reconocido?, Michael frunció el entrecejo y se quedó estupefacto al reconocer a la chica -¿Katherine Smith, eres tú? - pregunto intrigado.
Hola, Michael, si soy yo - hablo Katherine - creo que no nos vemos desde antes que ingresara a la universidad - su voz algo ronca ahora se podía escuchar algo más clara, había tratado poco a Michael, siempre pensó que era un tanto odioso, arrogante y demasiado quisquilloso -
Si, pero veo que el tiempo hace estragos a las mujeres, si no te cuidas, terminaras de solterona igual que mi hermanita Hilda - hablo con cierto desprecio hacia esa mujer -
Katherine lo miro con enojo la señorita Hilly, como muchos le decían cariñosamente era una excelente mujer, cariñosa e inteligente, que por alguna extraña razón siempre usaba un accesorio negro - creo que eso debería contar para los hombres, un hombre de tu edad y soltero, da pie a rumores, ¿sabes? Muchos dirían que eres un hombre que no le gustan las mujeres - Katherine sabía que un hombre como Michael si le decías algo así no reaccionaria de una buena manera, más por el hecho que ponía a duda su sexualidad.
El hombre miro con enojo a la pequeña rubia que media tan solo 1.58 cm de estatura, tan pequeña y frágil, que en su interior le dieron unos enromes deseos de darle uno buenos azotes por atreverse a responderle de esa manera.
La chica se sonrojo ante la mirada del hombre, y su corazón había comenzado a latir de manera rápida, quiso disculparse, pero cuando lo iba hacer, la señorita Hilly entro a la sala para decirles que podían pasar al comedor a tomar el té y el pay de cereza.
Veo que ya comenzaron a hablar, eso es bueno para ti, Katherine, debes de volver a comenzar a tener contacto con el mundo, es lo que hubieran querido tu querida madre y abuela - hablo con dulzura - ven y come -
Katherine solo pudo asentir con la cabeza, mientras el hombre la miraba, podía sentir su mirada y sentía como si la desnudara con la mirada, era algo que no sabía si sentirse insultada o halagada, solo sabía que una parte de ella, una íntima parte de ella sentía excitación ante la mirada de aquel italiano que le llevaba cerca de trece años -
Michael Borgetti, tenía treinta y cinco años, italiano hasta la medula o eso creía él, hermano menor de la señorita Hilly, guardaba muchos secretos a su hermana, y sus padres dos ancianos que vivían en la Toscana por temporadas, enigmático y millonario, miro como la joven rubia se levantaba y dejaba caer al gato que bufo con enojo, se rio para sus adentros, esa chica era interesante, así que decidió desde ese breve momento que Katherine Smith sería suya y la llevaría a su cama, si podía esa misma noche.
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