Mi nombre es Josefina Fernández, tengo 20 años y estoy en primer año en la carrera de “canto y composición musical”, mis padres querían que estudiara lo que ellos llaman “una carrera tradicional” y se negaron a pagarme la colegiatura, mis notas no eran las mejores, así que tuve que trabajar y ahorrar durante dos años para llegar a este momento, fin del primer semestre, el día antes de la audición que he esperado toda mi vida, bueno, por lo menos los últimos 5 años, esta audición es la única posibilidad que tengo de optar a una beca por talento, la cual cubriría el arancel y las matriculas de l
os siguientes años de carrera hasta concluirla. Cada noche ensayaba frente al espejo la canción que escribí para la ocasión.
Fui a preparar mi desayuno con la intención de tomarlo en mi pieza para evitar las, ya habituales, críticas de mis padres, ellos no entendían que esta era una carrera como cualquier otra, desde que decidí estudiar música han estado intentando persuadirme de que estudie algo más “tradicional” que me daría la oportunidad de optar a un “trabajo seguro”.
-¿todavía vas a ir a esa cosa tuya de canto? -dijo mi padre cuando salí de la pieza.
-se llama universidad y, sí, todavía pienso ir, lo haré hasta que termine la carrera – dije algo molesta, no alcance a esconderme asi que ahora tendría que escuchar sus estupideces.
-dudo mucho que lo que hayas ahorrado te alcance para cubrir todos los gastos relacionados a este hobbie tuyo.
-bueno, ese no es tu problema ¿verdad? Nadie te está pidiendo nada – respondí, con una mezcla de rabia y pena.
Tomé mi mochila y haciéndolo a un lado, corrí al paradero, menos mal justo alcancé a subir a la última micro, durante el viaje recreaba el pequeño diálogo matutino “ese hobbie tuyo” ¿cómo podía decir eso?, ¿acaso era sordo y ciego que no notaba cuanto me esforzaba, que no se daba cuenta de lo mucho que he mejorado este último tiempo? Pasado 30 minutos estaba a 2 cuadras de la universidad, avance corriendo cuidando de no pisar los charcos que aún quedaban de la lluvia de la noche anterior, justo cuando iba a cruzar hacia la universidad pasa un auto y salpica todo el charco sobre mi, una mezcla de lodo y agua me cubría de la cabeza a los pies “lo único que faltaba” pensé… ese día no dejaba de empeorar…
Fui al baño a lavarme la cara y las manos pero fue imposible sacar el barro de mi pelo y ropa. Luego de un largo suspiro fui a mi primera clase del día “composición 1” era mi ramo favorito y no quería llegar tarde. A medida que caminaba podía sentir la mirada de todos sobre mi “¿Qué nunca los han salpicado?“ pensé irritada, entré a la sala y me senté en la última fila.
-buenos días mis pequeños compositores, hoy es nuestro último día… - empezó a decir, pero cuando me vio paró en seco – Señorita Fernández ¿pero qué le pasó?