He luchado toda mi vida contra el amor de mentira, cuidándome de los engaños y de las falsedades, haciéndome la fuerte, la invencible, la típica mujer que dice “A mí nada me hace daño, yo puedo con todo”, y la realidad es que fui la más estúpida e ignorante de todas, de nada me sirvió lo que aparentaba ser, cuando ocurrió lo que estoy a punto de contar.
Es hermoso vivir un romance con la persona que crees que es la indicada, y tu mundo efectivamente se vuelve mágico, pero cuando esa persona intenta venderte al mejor postor, tu mundo mágico se vuelve una pesadilla eterna.
Comenzaré por el inicio, donde todo era maravilloso…
Simón Ortiz, el hombre de mi vida; Después de estar 5 años viviendo una vida estupenda de soltera, conocí a mis 27 años a quien yo creí que era el amor de mi vida, el hombre perfecto… Simón en ese entonces tenía 31 años de edad, y su madurez y amor por el trabajo fue una de las principales cualidades que me enamoró perdidamente de él. Nos conocimos en el edificio donde yo trabajaba, un jueves a las 2 pm exactamente, cruzamos miradas, yo sonreí, y luego de 5 pasos contados, él se giró y me llamó:
- ¡Disculpa! ¿Trabajas aquí? – Preguntó
- Sí – Respondí con firmeza
- Nunca te había visto.
- No trabajo en este piso, mi oficina está dos pisos más arriba.
- Entiendo, de haberte visto antes te hubiese invitado a tomar un café.
- Buena invitación, para quien es amante del café – Le dije en tono sarcástico
- Entonces, ¿Qué excusa puedo usar para conocerte, cerveza quizás?
Fue así como acepte la primera invitación, esa misma tarde dentro del cafetín del edificio, tomamos, conversamos y nos conocimos por completo – Según yo –.
Salimos durante cuatro meses antes de aceptarme a mi misma que me gustaba, y cuando por fin me enfrente a mi miedo al amor, ya estaba completamente enamorada de él. Simón no pasaba un día sin escribirme, sin llamarme o visitarme, a pesar de sus ocupaciones – Que eran demasiadas – siempre busco la manera de conversar conmigo, estaba atento, me hacía detalles, regalos sin motivo alguno, eran constantes los arreglos, globos, rosas, peluches y dulces que llegaban a mi casa o a mi oficina, todas con una invitación a cenar, y como era de esperarse, él me recogía y luego me dejaba en casa.
El 15 de enero, hace exactamente 3 años, me propuso luego de 6 meses saliendo, que formalizáramos una relación, me pidió lo que llaman “Ser su novia” aunque nunca me ha gustado decirlo de ese modo, a mi edad se ve quizás demasiado inocente. Así fue como decidimos comenzar con esa nueva etapa de vida que para los dos era nueva después de tanto tiempo.
Él me presento dos meses después a su familia, – Lo que quedaba de ella – Un hermano menor de 18 años y una hermana de 23, dos seres maravillosos que se ganaron mi corazón al instante que nos presentamos; me había comentado que sus padres habían muerto en un accidente cinco años atrás, y desde entonces él se encargó de sus hermanos y ocupó el lugar de sus padres, me dijo muchas veces que sus hermanos eran su vida, su motor y su mayor felicidad, pero que yo ahora complementaba esa dicha de poder tener una familia completa, – Era estúpido no enamorarse con tantos detalles –
Simón era el tipo de hombre que viajaba demasiado, 3 veces por semanas a veces hasta 4 a lugares diferentes del país, y 1 ó 2 veces al mes fuera del país, claro que yo como su pareja me beneficié de esos viajes, no los acompañaba a todos porque yo trabajaba y mis ocupaciones eran un poco abrumadoras, pero a los viajes más largos que eran fuera del país, siempre estuve con él. Nunca asistí a sus reuniones de negocios porque me parecía algo privado, así que normalmente me quedaba en el hotel o conociendo la ciudad a donde llegáramos.
Visitamos en un lapso de año y medio 7 países, estuvimos en Italia, España, Bélgica, Mónaco, Chile, México y Colombia, cada uno con estadía de aproximadamente una semana o semana y media, más de ese tiempo nunca estuvimos, a Chile y Bélgica fuimos tres veces, en Italia estuvimos cuatro veces, dos de ellas fueron por peticiones mías, yo quede enamorada de Italia, a España viajamos dos veces, una en febrero y por segunda vez en mayo del mismo año, a Mónaco solo fuimos una vez, finales de octubre, y para México y Colombia viajábamos constantemente, es por ello que justo en México fue donde conocí a su abogada y el gerente de la compañía que se manejaba en ese país; en tres años, solo conocí a esas dos personas.
Me confié en todo lo que vi por fuera, la apariencia y lo real que todo parecía ser. Cuando cumplimos dos años juntos, me enteré de que estaba embarazada, fue la mejor noticia de mi vida, sin duda alguna el mejor día de toda mi vida, yo deseaba con tantas ganas ser mamá y el pensar que sería con el hombre de mi vida era más que suficiente para complementar esa felicidad, ese 15 de enero cuando tuve la prueba positiva en mis manos, preparé la mejor cena de todas, en ese momento estábamos en Italia celebrando el aniversario, y pensé que todo siempre sería así, maravilloso – Pero me equivoqué –