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Capítulo

Prefacio: –En el nombre del Diablo, he llegado. –anuncia y ve a todos los policías de la DEA apuntarle con armas. –¡Están rodeados, rindan se! –grita quien suponen es el jefe de la entidad. –¿No sabes con quien te metes? –inquiere David, su guarda espalda, con su tono cargado de burlas. –Claro que... –empieza a hablar pero una bala al costado de sus cejas lo interrumpe. –¿Decías? –cuestiona con arrogancia y allí se arma el más grande tiroteo que se ha presenciado. Si yo fuera una rosa, todo sería distinto, todos me amarían, serian dulces conmigo, pero, no soy una rosa, soy un girasol. Un peligroso girasol. Tú no me amas, yo decido quien me da amor. Las mujeres también somos peligrosas. –¿Quien soy? Soy Camille, me dicen "Diablo" no pregunten porqué. Tengo diez y ocho años, amo los girasoles, no soy callada, no me gusta estar sola, tengo dos amigas incondicionales llamadas: FN Five-seven y glock nueve milímetros. Conozco el verdadero significado de amistad y lealtad, tengan por seguro que si con ésta historia no conocen su significado, no lo harán nunca. Soy Colombiana, a los trece años me mudé a Estados Unidos por el trabajo de mis tíos que son parte de la ATAI (Agencia de Inteligencia contra Ataques Terroristas) . Mis padres vivían en Medellin; Mi madre se separó de mi padre y yo escogí vivir con mi tía, Teresa Moretti y mi tío Aurelio Monroe. Tengo un trastorno de personalidad, puedo ser tierna, fría, mala, pendeja y muchas cosas más; pero ten por seguro que en ninguno de esos estados me dejo pasar por encima. Bienvenidos a mí infierno.

Capítulo 1 Capitulo I – Inicios.

Flashback del pasado.

Salía de la escuela, la cual fue un infierno, y una camioneta negra sin placas estaba afuera, no le presté atención, "o sea, es una escuela de ricos y yo soy becada no tendría sentido que quisieran algo de mí, o ¿sí?" Idealicé.

Recuerdo de la nada mi tarde en la preparatoria, fue un verdadero martirio, aunque ya lo he sufrido y pasado hace mucho tiempo.

–Oye Camille, ven aquí cerebrito –me llaman a la distancia y alzo la mirada. Hoy es un día cálido, tanto que me enferma pensar en calor que pasaré al caminar a mí casa.

–¿Yo? –se autoseñaló, la chica que la había llamado le miró incrédula y asintió. No sé porqué siento que se trae algo entre sus manos.

–No pues, la reina de Roma –murmura tras una rodada de ojos y un bufido. '¡Ay no, ya va empezar con sus estupideces!' Pensé de nuevo mirando a la chica.

–Eres demasiado retardada Brittany –vociferé y no recibí ninguna respuesta de su parte, al voltearla mirar cometí un gran error y fue cómo de un momento a otro ya tenia la nariz rota.

'Magia' 'Manos de jazz' pensé.

–Mira Camille, Sabes cuáles son las reglas ¿Verdad? –Inquirió y me quedé callada pensando en '¿A qué hora es que abren el puesto de hamburguesas? Desde la última vez que me metí en problemas al pasar un auto sobre un hombre no he probado alguna'

–Primero: Tienes que respetarme –explica sujetándome del cabello con su cara muy cerca de la mía, 'iugh' pienso molesta.

–¿Tengo? Tengo que morirme. El respeto se gana querida, no se impone y tú perdiste mí respeto hace mucho tiempo –Replico poniendo una mueca. '¿Enserio dije eso?' 'Invito a mí funeral, mañana a las once a.m. a todo aquel que me llegó a conocer' mascullo en mí mente.

–Eres una mala persona, Camille –murmura roja y me suelta. La verdad duele, ¿no? ¿Por qué no siento nada así?

–Lo sé, lo sé. Gracias, gracias. Me lo dicen seguido –hice ademanes con las manos y me incliné recibiendo los aplausos imaginarios.

–Necesitas un buen golpe para que se te bajen los humitos, cerebrito –se traquea el cuello y frunso toda mí cara. Okay creo que me pasé; ni siquiera me dijo nada malo y contesté y la traté mal.

–*pues ni modo compa, la vida sigue* –hace aparición Zarah, ella es lo que las personas llaman conciencia y algo más.

–Atrapame si puedes –Empecé a correr y Brittany como impulso calló al suelo mientras su amiga me perseguía. Hice un pasavallas en un basurero que, Michael no pudo evitar y calló al piso haciendo que ella y yo cayésemos sobre la directora en la mesa de profesores.

–Camille Monroe Alvarez Y Michaell Moreno Bedoya a mí oficina –Gritó la directora saliendo de la pila de comida.

–¿Qué? ¿Yo qué hice? –pregunté, pues yo no había hecho nada más que correr por mi vida.

–*Claro y humillar a la directora es lo más normal en el mundo, ¿verdad?*

–¡Ahora! –Gritó enojada limpiando un poco su traje. Se levantó avergonzada y caminó hasta la salida de la cafetería.

¡Maldición! Y ¿Ahora quién va a salvarme?

Hice caso omiso, fui al baño, no me limpié la sangre de la nariz, es mí evidencia para que no se haga la víctima esa mujer que se metió donde no la llamaron.

–Están suspendidas por tres semanas –informó algo avergonzada aún la Miss Universo, quise decir miss Elena, la directora. La cara de Michael era un poema pero yo sólo pensaba en que le diría a mis tíos para que no me partan un palo de escoba en la cabeza.

–Gracias, no sabe el favor que me ha hecho, si me matan, créame volveré desde el inframundo a halarle las patas –expresé de manera vulgar y salí en dirección a la cafetería.

Vuelvo a la realidad y me doy cuenta de que ya es hora de irme, no sé qué tanto tiempo le tome a mis tíos esa noticia digerir.

Salimos de la secundaria y había una camioneta, no le presté mucha atención. 'Grave error' pensé una vez que la camioneta empezó a ir detrás de mí.

Caminé dos cuadras y la camioneta me seguía, me metí a una cafetería, pedí un licuado y lo bebí tranquilamente, lo último que queremos es ahogarme antes que me secuestren ¿verdad?

Abandoné el lugar y corrí como alma que lleva el diablo, huí como Christopher Morgan cuando le hablaban de amor.

Miré un árbol cerca, había mucho sol el cual segó un momento mis ojos; subí mis piernas y me balanceé entre ramas, lo trepé hasta la copa y entré a un edificio que estaba a la par.

Creo que Vin Diesel, Tom Cruse y The Rock estarían bastante orgullosos de mí destreza y ganas de vivir.

Tomé una bocada de aire y miré hacia las escaleras de emergencia —estaban subiendo —maldecí unas cuantas veces y cuando ya estaban en una cercanía muy peligrosa subí al terrado.

–¡Para! –ordena un musculoso estilo maleante de Rapunzel, alto, cabello rojizo y mirada penetrante. Miro hacia la calle y la caída es tan larga que ni el trasero de Chris Evans podría salvarme. Sonrío y camino hacia el lado que conecta con la zona verde.

–Espera, niña... –murmura un tipo con pasamontañas, yo lo fulmino y me lanzo, hago un salto de fondo cayendo entre arbustos. El dolor es punzante pero aún así me levanto y corro. Cuando estoy lo suficiente lejos me permito tomar aire, descansar y luego huir. Todo se va a la basura cuando veo una mariposa; empiezo a gritar y correr con cobardía. Me estrellé en una tienda, me atraparon y me subieron por la fuerza a una Kia Sorento 2019 negra. Sí, mamá sabe de vehículos.

–¿Qué quieren de mí? –lloró Brittany en el asiento trasero ¡Paren el mundo! ¿Brittany? Si algo he aprendido es que debes utilizar todos tus recursos para no morir, en mí caso "La psicología"

–Ay si voy a morir pensé que sería con personas que me importen o valgan la pena al menos. La vida es un asco, ¿No? –solté con recelo codeando al hombre que está a mí lado y tiene cara de querer asesinarme.

–Sí –respondió del mismo modo.

–Me aburro, hagamos un test de psicopatía –pedí con un leve puchero sacando mí mochila. Ésta es mí única opción. Si es un psicópata tengo que despedirme de la vida y si no, sólo necesito hacer que se choque esta camioneta.

–No –respondió y en su tono hallé una nota de fastidio. Una de las características de los psicópatas es que le entran a todo ya que son muy juguetones y les gusta probar cosas nuevas.

–¿Me recuerdas en qué momento te pregunté? –reí sarcásticamente, pero por dentro solo me repetía 'no demuestres terror' y saqué todas mis revistas de psicología inversa, test de trastornos y criminología.

–No pienso contestar eso –chilló Brittany entre sollozos y lagrimas. Paciencia, eso me falta, por fin sé cómo mejorar mí vida, compraré la paciencia de alguien porque la mía no alcanza para soportar a esta mujer.

–*Ya nosotras sabemos que no es una psicópata, no entiendo de qué se queja* –repite Zarah, mí conciencia, uno de mis pensamientos.

–Cariño, tú no me interesas. Si de mí se tratase ya estuvieras más que muerta y te mataría con mis propias manos –expongo con un tono bastante tosco que hasta a mí me asombró y mí mirada oscura la asustó. Hasta se podría decir que ante los ojos del mundo la psicópata soy yo gracias a esa oración.

–Ahora, si me permites quiero hacer un test con el nada atractivo delincuente asqueroso aquí presente –finalicé y señalé a un mastodonte fornido quien no dijo ni hizo nada más que rodar los ojos.

–¿Cuál es la primera pregunta, nena? –Interrogó el un poco ¿Asustado?. Sonreí macabramente y pude notar como fruncía un poco el ceño.

–La pregunta es...–Empecé a hablar. Miro por la ventana antes de continuar y puedo divisar algunas calles que conozco de memoria; hay tres lugares a los que llevan, el aeropuerto, las montañas y aunque ambos me dan terror la que me hace temblar es sin duda la funeraria.

–1. ¿Has cometido algún delito? –pregunto inocente y él se encoje de hombros. 'Vamos Cam, demuestra la inocencia que no tienes, así tal vez los conmoverás' me insto.

–Varias veces –responde sin titubear. Vaya no me lo esperaba, que se note el sarcasmo.

–Okay –murmuro y miro por el rabillo de mí ojo, con mirada acusadora. Visualizo a los hombres que me perseguían atrás.

–2. Si quieres algo ¿Estás dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo? –inquiero y creo que es de las preguntas más importantes, si este es el caso entra en la categoría de asesinos en serie, psicópatas y sádicos.

–Sí –contesta relajado y es la respuesta que despierta mis nervios a flor de piel. Gran característica de un psicópata y de los ya mencionados.

–3. ¿Necesita adrenalina para sentir que está viviendo al máximo? –dudo un poco y si, contesta que sí, valí champiñones. "Adiós Cam, feliz día de tu muerte" escucho en mí cabeza sin importar que aún esté viva.

–En desacuerdo –hace una mueca y siento la sangre volver a bombear en mí cuerpo. Cómo dijo conservero, sale el sol de nuevo.

–¿Le importa lo que le pueda pasar a sus conocidos y/o familia consecuente a sus actos? –le cuestiono y mí sonrisa chueca reluce el infierno que lleva con ella y conmigo.

–¿Qué clase de test es ese? –indaga tratando de que olvide que estaba diciendo. ¡Genial! No es un psicópata, los enfermos con el trastorno de psicopatía suelen poner a los demás en otro plano donde ni ellos ni los demás importan.

–Acabamos. No eres un psicópata ¡Felicidades! –Utilizo el sarcasmo como arma de fuego y por más que quiera no demuestro mí felicidad.

–Eso es ridículo –Lloró Brittany e intentó abrir la puerta para tirarse '¿Esta niña no se cansa?' la miré obvia.

–Cállate niña ¿Quieres? –gritó alguien harto del llanto de la chica alias «Quiero que me maten».

–No...–Lloró muy fuerte –No me hagan nada. Todavía no sé qué es una maruchan, no he corrido en un estadio, no he utilizado nunca un arma –al decir lo último el sujeto me miró con una sonrisa que yo le devolví, como dicen mis tíos, si estás en contra de tu voluntad es mejor seguirle la corriente a tu secuestrador.

–Bueno, eso último tal vez nunca vaya a pasar, pero igual, no he vivido nada, soy muy joven y bella para morir –la imité haciendo pose de diva y solté en risas. '¿De dónde salió toda esta confianza?' Hollywood sin duda debería contratarme porque yo soy una gran actriz; estoy muriendo de miedo pero aquí estoy, riendo.

–¡Yo iba a decir eso! –chilla con un destello de rabia combinado con su llanto y me saca la paciencia, de nuevo.

–Eres muy cruel –se ríe un bribón a mí derecha haciendo que alze la ceja.

–En esta realidad, cruel es bueno.

–Tú no cambias, Camille –rió a carcajadas alguien en la parte de adelante. Reconocí esa voz de manera rápida, imposible olvidar al sicario al que contraté hace dos meses para que me matara y no hizo su trabajo.

–¡Cállate Nicolas! ¿¡No ves que me quieren matar!? –gruñí y él se quedó callado. Me tomó unos cuantos segundos reaccionar.

–¡Nicolás! –mencioné y brinqué hasta los asientos delanteros fulminándolo.

–Hola amille, ¿Todo va bien? –pregunta cínicamente con el ceño fruncido. Vuelvo a mirar las calles rápidamente, al parecer de la lista se descarta la funeraria y e cementerio que se encuentra a su lado.

–¡Ah! no más que me secuestraron, a lo mejor me van a matar y pues no alcancé a almorzar. Del resto todo va súper bien; la vida es muy hermosa –asentí encogiendome de hombros y él ríe.

–Cam... –farfulla y me enoja el tono tan tranquilo con el que habla mientras yo casi paso al otro mundo del miedo.

–No me digas "Cam" ¡¿Me vendiste?! ¿Quieres que me maten? –mi voz sonó mucho más potente de lo esperado. Se pone pálido y veo en sus ojos que le dolería bastante si eso pasara. Me adora, la mayoría lo hace.

–¿Qué? ¡No! Tus tíos nos mandaron por ti, pequeña –repone confundido y alarmado por mi pregunta.

–La de tu hijo –susurré cruzando una pierna encima de la otra sintiéndome Miranda Presley.

Pasaron veinte y cinco minutos y llegamos a un aeropuerto. Ni idea de qué hago aquí.

–*A lo mejor y te ponen a bailar la macarena, los aeropuertos se usan para eso* –habla mí subconsciente y sé que es tan sarcástica como yo, me traerá muchos dolores de cabeza.

–Solecito –llama mí tía acercándose y llamando mi atención. La golpearé, juro que lo haría ahora mismo, pero el día es bastante hermoso como para hacerme castigar hasta los diez y ocho.

–¿Que hacemos aquí? –dudo ignorando el hecho de que casi me provocan un infarto, me causaron axfisia al tratar de huir y me hicieron contenerme de llorar durante casi dos horas de camino aquí.

–Vamos a tomar el té –contesta sarcástica y la fulmino con mí más ardiente mirada. No es el momento de imitarme, aún controlo mis impulsos de matarla.

–¿¡Están locos o qué demonios!? –le reprocho y llamo la atención de todas las personas –¿quién en pleno siglo XXI no conoce los mensajes de texto o por lo menos teléfonoss?

–Cálmate –pide y abro los ojos a sobre manera enojada. "Dios es amor, Dios es paciencia, Dios es tranquilidad" me repito, pero no lo soporto ¡Al Diablo, tengo todo el derecho de estar enojada!

–¿¡Qué me calme!? Claro porque que te monten a las malas en una camioneta sin placas, chicos con pasamontañas es lo más normal del mundo –manifiesto y la miro, no demuestra ni una gota de vergüenza.

–Iremos a California, diablo –Sonreí irónicamente arrancando el tiquete de su mano extendida y lamiendo mis dientes al escuchar su para nada agradable apodo.

–*Si lo ves por el lado bueno ya no necesitarás decirle que te suspendieron*

'Eres una mala influencia' reflexiono escuchando los consejos de la supuesta persona que me debe llevar por el camino del bien.

Subimos al avión y tres horas treinta minutos después ya estábamos en San Diego, California.

–Vamos –habla mí tía con cierto nerviosismo, esto me sabe mal. Miro el clima, está tan húmedo que podría acostumbrarme a simplemente en todas las tardes tomar café y leer.

–¿Todo bien? –pregunto desconfiada y ella asintió para irse tras George, él es su mano derecha y nuestro mayordomo y luego volver.

–¿Dónde viviremos? –pregunté con cierto destello en mis ojos. Espero que por lo menos me den espacio propio, hay cosas que debo empezar a planear y no los quiero entrometidos en mis asuntos.

–En una casa –declara obvia. 'Está nerviosa' lo sé, tengo que sacarle información sea como sea.

–Y ¿Tiene puertas y ventanas? –Pregunté siguiendo el juego para que su pulso se relaje, por lo menos hasta que deje de escuchar como late su corazón.

–Sí –responde y reímos, bueno, ella rió con gracia yo solo me dedicaba a analizarla completamente.

Estábamos a punto de llegar a algún lugar que marcaba el GPS hasta que se escucharon disparos; Nicolás sacó un arma de un pequeño compartimiento en la puerta y empezó a disparar ¡Wow! ¡Que sexy!

'¿Qué hago?' me empiezo a poner nerviosa.

–*Escondete, daah* –razona mí subconsciente y no estoy segura de lo siguente que hago.

Estaba en shock, pero no pensaba morir ahí, entonces ¿Qué hice? Corrí sin rumbo alguno. Soy una cobarde. Okay eso no fue lo que pasó.

–¡Cam, toma esa arma! –Gritó mí tío. ¿Este cuándo apareció? Le hice caso, tomé un arma y le dí a alguien en el hombro. No sabía ni qué estaba haciendo y caí al piso pero me volví a levantar, regla de vida.

Un chico de más o menos veinte intenta arrastrarme a un auto y le doy un golpe recto que él me devuelve. Alguien trata de tomarme por la espalda y doblo mí rodilla dando justo en le entrepierna. Si es mujer no sentirá mucho, si es hombre verá el infierno, afortunadamente es mí lugar favorito.

–¡Ah! –grita una voz masculina le doy un gancho al primer tipo y él me lanza al piso de una patada en el estómago.

–No te pases de vivo –advierto una vez que recuperé el aire. Me levantan y un chico de mí edad mas o menos hace contacto visual conmigo. Le doy un Jab, left hook y corro por mí vida.

Narra Teresa.

Mí esposo, nuestros hombres y yo intercambiábamos balas con no sé quiénes exactamente.

–Alto al fuego –Oí que gritaron, los del otro bando bajaron sus armas pero nosotros no. Ellos estarán calmados pero nosotros a la defensiva.

–Corruptos pero no pendejos –la voz de mí hermana se hace presente en mí cabeza. Me atormenta a diario.

–¿No que te habías ido? –pregunto con cierta nostalgia pero sin arrepentimientos, hice lo que tenía que hacer.

–Siempre haré parte de ti –recuerda y la imagen de mi sobrina viene a mi mente —Eran como dos gotas de agua —siempre la veré como el reflejo de mí hermana. Vuelvo a ver al frente cuando me doy cuenta de la situación.

Salió un tipo de unos treinta años más o menos que parece traumado mentalmente.

–¿Quiénes son ustedes y por qué nos atacan? –pregunta George, mí mano derecha.

–Nosotros somos Black Dragons, estoy a cargo de la persona que trajeron en el maletero de un vehículo –explica cargado de rabia y doy por entendido que quién sea que acose a Camille es alguien importante.

–Y nos informaron que había una familia de "Narcotraficantes" en nuestra zona y no puedo permitir eso –continúa con una sonrisa, la cual se borró al recibir dos balazos en la frente, justo en los costados de las cejas. Volteé a ver quién lo hizo pero no fue ninguno de mis hombres, en mí boca se formó una sonrisa de orgullo.

Narra Camille.

Me fui acercando y sólo logré escuchar escuchar –Y nos informaron que había una familia de "Narcotraficantes" en nuestra zona y no puedo permitir eso –Sonrió y lo odié enseguida.

–No somos narcotraficantes –susurré con desdén, mis genes no son tan degenerados como para sólo ser narcotraficantes de quinta.

–*Borra esa sonrisa de sus labios, Camille ¡Dispara!*

Tomé el arma y le disparé en los dos costados de las cejas, no sé ni cómo lo hice. Todos voltearon a mirarme, mí tío sonrió y mí tía me veía orgullosa, me acerqué lo suficiente para poder hablar. Es mí hora de brillar.

–Permitame darle un pase V.I.P al infierno –hago una reverencia y le vuelvo a apuntar a la frente.

–¿Ese era su líder? –pregunto con frialdad a una de las personas del bando que se atrevió a dudar de mi familia.

–S-sí –titubea temerosa. No sé porqué siento que, para mí poca edad, trece años, soy una semi adolescente muy despiadada y controversial.

–Ops, ya no tienen líder –Hago un puchero y me río de la única forma en que sé, macabra, bajo la mirada de montones de personas.

–Irán a prisión –orden mirando a mis tíos –¿Verdad? –Se miraron impactados y sonrieron.

Me alejé y subí a la camioneta, ellos se quedaron hablando pero yo tenía mucho en que pensar.

Tenía que averiguar quién me estaba acosando; a quién le debo un "gracias", un "disculpa" o un, "feliz viaje a la muerte".

Narra teresa

Me dirijo hacia Black Dragons.

–No sé quién sea quién cometió la desfachez de espiar a mí sobrina, y no me importa. Pagará las consecuencias, esa es la ley de la vida.

–Desde hoy responderán ante "Elle" –comenta Eamon, mí esposo y continúa –Mí esposa se encargará de todo, "Elle" es su jefe al mando -Finaliza y asiento.

Luego de hablar sobre como se hará todo y qué pasará si le traicionan a "Elle" nos fuimos a la mansión que era en un barrio de ricos.

Camille querrá arrancarnos la cabeza por traicionarla, pero es lo mejor para nosotros, de hecho, para todos.

Fin Flashback.

Y así es la "historia" de cómo terminé en otro país. Nadie sabe quién soy en realidad, ni de dónde vengo. Eso es lo mejor, para mí, pero por sobretodo para la sociedad.

Aquí en California me llamo Luna Smith Monroe, hija de Sandrith Smith y Marcus Monroe Triller, prima de Maddie Triller Smith y hermana de Emevy Sophie Johnson Monroe.

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