Amor y Venganza en el Tango

Amor y Venganza en el Tango

Gavin

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Capítulo

El zumbido de la multitud era un himno a mi sueño. Era la final del concurso nacional de talentos, mi momento para brillar, para asegurar el futuro de mi familia. La música del tango, esa que ensayé hasta el sangrado de mis pies, comenzó a sonar, pero no pude moverme. Parada en el escenario, solo veía las caras de mis padres, llenas de angustia, y las sonrisas forzadas de Ricardo y Valeria, mis supuestos mejores amigos y rivales. No era la primera vez. En mi otra vida, esta misma noche, yo bailé, gané, solo para que mi victoria durara menos de 24 horas. Una acusación falsa de fraude, pruebas manipuladas, y una campaña de desprestigio brutal me lo quitó todo. Perdí mi beca, mi reputación, mi futuro. Ricardo y Valeria ascendieron sobre mis ruinas, aceptando mis premios y mi beca, mientras mi familia se hundía. Mi madre perdió su puesto de tamales, mi padre envejeció una década en un mes, y yo... yo terminé bajo las ruedas de un coche, en medio de la lluvia. Y ahora, aquí estaba, de vuelta en el escenario, en el exacto momento en que todo se fue al infierno. El sudor frío me recorrió la espalda, el dolor de esos recuerdos me golpeó. Eran ellos. Ricardo, mi "mejor amigo" , con su ambición disimulada. Y Valeria, su novia, con su vanidad y crueldad. Eran los arquitectos de mi destrucción. Pero esta vez, no sería la víctima. Esta vez, no bailaría. No les daría la satisfacción de verme caer como antes. Dejé caer el micrófono. "Me retiro de la competencia. Y del baile. Para siempre". Observó sus caras, una mezcla de triunfo y confusión. Porque esta vez, la jugada me tocaba a mí. Y no sería la bailarina. Sería la cazadora.

Introducción

El zumbido de la multitud era un himno a mi sueño.

Era la final del concurso nacional de talentos, mi momento para brillar, para asegurar el futuro de mi familia.

La música del tango, esa que ensayé hasta el sangrado de mis pies, comenzó a sonar, pero no pude moverme.

Parada en el escenario, solo veía las caras de mis padres, llenas de angustia, y las sonrisas forzadas de Ricardo y Valeria, mis supuestos mejores amigos y rivales.

No era la primera vez.

En mi otra vida, esta misma noche, yo bailé, gané, solo para que mi victoria durara menos de 24 horas.

Una acusación falsa de fraude, pruebas manipuladas, y una campaña de desprestigio brutal me lo quitó todo.

Perdí mi beca, mi reputación, mi futuro.

Ricardo y Valeria ascendieron sobre mis ruinas, aceptando mis premios y mi beca, mientras mi familia se hundía.

Mi madre perdió su puesto de tamales, mi padre envejeció una década en un mes, y yo... yo terminé bajo las ruedas de un coche, en medio de la lluvia.

Y ahora, aquí estaba, de vuelta en el escenario, en el exacto momento en que todo se fue al infierno.

El sudor frío me recorrió la espalda, el dolor de esos recuerdos me golpeó.

Eran ellos.

Ricardo, mi "mejor amigo" , con su ambición disimulada.

Y Valeria, su novia, con su vanidad y crueldad.

Eran los arquitectos de mi destrucción.

Pero esta vez, no sería la víctima.

Esta vez, no bailaría.

No les daría la satisfacción de verme caer como antes.

Dejé caer el micrófono.

"Me retiro de la competencia.

Y del baile.

Para siempre".

Observó sus caras, una mezcla de triunfo y confusión.

Porque esta vez, la jugada me tocaba a mí.

Y no sería la bailarina.

Sería la cazadora.

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