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"Esta Vez, la que te Deja Soy Yo"

"Esta Vez, la que te Deja Soy Yo"

Gavin

5.0
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Capítulo

Mi vida era un secreto dulce y peligroso, un amor ilícito con mi hermanastro Mateo que prosperaba en las sombras de nuestra lujosa casa, mientras mi beca culinaria prometía un futuro brillante. Pero una noche, ocultándome, escuché la verdad que me heló la sangre: nuestro apasionado romance era una farsa, un plan cruel de venganza contra mi madre, y yo no era más que su herramienta más preciada. Cada beso, cada promesa susurrada, se convirtió en una traición insoportable, un juego perverso diseñado meticulosamente para destrozarme el alma. Los días siguientes fueron una tortura de fingimientos, mientras Mateo continuaba su "actuación" de novio preocupado, alardeando en chats de cómo mi dolor sería "inolvidable". La cima de su crueldad llegó cuando su prometida, Isabella, destruyó la guitarra de mi padre, su último legado, y Mateo, sin dudarlo, me ignoró para consolarla a ella. Mi corazón ya no sentía dolor, solo una gélida determinación. ¿Cómo pudo usar mi amor y mi futuro para una venganza tan retorcida? El día de mi partida, dejé sobre su almohada un recibo bancario y una nota concisa: "Esta vez, la que te deja soy yo". Mientras él gritaba mi nombre, paralizado entre mi partida y la llamada de su prometida, lo abandoné, sabiendo que mi verdadera victoria sería construir mi felicidad en España, demostrándole que la auténtica venganza es la paz.

Introducción

Mi vida era un secreto dulce y peligroso, un amor ilícito con mi hermanastro Mateo que prosperaba en las sombras de nuestra lujosa casa, mientras mi beca culinaria prometía un futuro brillante.

Pero una noche, ocultándome, escuché la verdad que me heló la sangre: nuestro apasionado romance era una farsa, un plan cruel de venganza contra mi madre, y yo no era más que su herramienta más preciada.

Cada beso, cada promesa susurrada, se convirtió en una traición insoportable, un juego perverso diseñado meticulosamente para destrozarme el alma.

Los días siguientes fueron una tortura de fingimientos, mientras Mateo continuaba su "actuación" de novio preocupado, alardeando en chats de cómo mi dolor sería "inolvidable".

La cima de su crueldad llegó cuando su prometida, Isabella, destruyó la guitarra de mi padre, su último legado, y Mateo, sin dudarlo, me ignoró para consolarla a ella.

Mi corazón ya no sentía dolor, solo una gélida determinación.

¿Cómo pudo usar mi amor y mi futuro para una venganza tan retorcida?

El día de mi partida, dejé sobre su almohada un recibo bancario y una nota concisa: "Esta vez, la que te deja soy yo".

Mientras él gritaba mi nombre, paralizado entre mi partida y la llamada de su prometida, lo abandoné, sabiendo que mi verdadera victoria sería construir mi felicidad en España, demostrándole que la auténtica venganza es la paz.

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