La Traición de Mi Prometido: Mi Héroe, Mi Verdugo

La Traición de Mi Prometido: Mi Héroe, Mi Verdugo

Gavin

5.0
calificaciones
7K
Vistas
33
Capítulo

Mi vida era un cuento de hadas, forjado entre los lujos de Bogotá y el amor profundo que sentía por Alejandro Rojas, el leal jefe de seguridad de mi padre y mi flamante prometido. La noche de la gran gala benéfica de la Fundación Nuevo Amanecer, con el preciado anillo en mi dedo, sentía que lo tenía todo. Pero bajo las luces cegadoras, Alejandro sacó una placa de la DIJIN y su voz, antes de amor, tronó una acusación helada: mi padre, el respetado filántropo, era un narcotraficante y criminal de guerra. El caos estalló y, en un instante de horror, fui disparada por su lealtad, cayendo mientras mi mundo perfecto se desintegraba a pedazos. Desperté en un hospital estéril, el dolor de mi hombro pálido ante la cruda verdad: Alejandro, el hombre que amaba, me confirmó sin piedad que siempre fui solo una "herramienta", parte de una "misión", un objeto desechable. Me sentía sucia, humillada, la hija de un monstruo, y cada mirada a mi alrededor, cada palabra de su fría exnovia Elena, confirmaba que no era más que daño colateral. Él me bloqueó, me ignoró, sus ojos vacíos me atravesaron como si fuera invisible, dejándome sola y rota. ¿Cómo podía el amor de tres años, las noches compartidas, la promesa de una vida juntos, no significar "nada"? ¿Cómo el hombre que me salvó la vida podía ahora destrozarme el corazón con tanta crueldad, llamándome la "hija de un asesino" mientras el misterioso número 734 revelaba la impensable traición de mi padre contra mi propia madre? Mi héroe era un monstruo, mi amor, un verdugo, y la verdad se había retorcido hasta volverse irreconocible, dejándome ahogada en un océano de dolor y de preguntas sin respuesta. Pero entre las cenizas de mi mundo en ruinas, una chispa de rabia y un oscuro secreto materno-mi madre había sido una valiente infiltrada asesinada por mi padre-encendieron el fuego de una venganza implacable. Ya no era Sofía Vargas, la niña rica traicionada; ahora era "Luna", la "adicta" infiltrada en las fauces del cartel de "El Espectro", dispuesta a sacrificarlo todo para vengar a mi madre y purgar los pecados de mi padre, aun si eso significaba mi propia destrucción.

Introducción

Mi vida era un cuento de hadas, forjado entre los lujos de Bogotá y el amor profundo que sentía por Alejandro Rojas, el leal jefe de seguridad de mi padre y mi flamante prometido.

La noche de la gran gala benéfica de la Fundación Nuevo Amanecer, con el preciado anillo en mi dedo, sentía que lo tenía todo.

Pero bajo las luces cegadoras, Alejandro sacó una placa de la DIJIN y su voz, antes de amor, tronó una acusación helada: mi padre, el respetado filántropo, era un narcotraficante y criminal de guerra.

El caos estalló y, en un instante de horror, fui disparada por su lealtad, cayendo mientras mi mundo perfecto se desintegraba a pedazos.

Desperté en un hospital estéril, el dolor de mi hombro pálido ante la cruda verdad: Alejandro, el hombre que amaba, me confirmó sin piedad que siempre fui solo una "herramienta", parte de una "misión", un objeto desechable.

Me sentía sucia, humillada, la hija de un monstruo, y cada mirada a mi alrededor, cada palabra de su fría exnovia Elena, confirmaba que no era más que daño colateral.

Él me bloqueó, me ignoró, sus ojos vacíos me atravesaron como si fuera invisible, dejándome sola y rota.

¿Cómo podía el amor de tres años, las noches compartidas, la promesa de una vida juntos, no significar "nada"?

¿Cómo el hombre que me salvó la vida podía ahora destrozarme el corazón con tanta crueldad, llamándome la "hija de un asesino" mientras el misterioso número 734 revelaba la impensable traición de mi padre contra mi propia madre?

Mi héroe era un monstruo, mi amor, un verdugo, y la verdad se había retorcido hasta volverse irreconocible, dejándome ahogada en un océano de dolor y de preguntas sin respuesta.

Pero entre las cenizas de mi mundo en ruinas, una chispa de rabia y un oscuro secreto materno-mi madre había sido una valiente infiltrada asesinada por mi padre-encendieron el fuego de una venganza implacable.

Ya no era Sofía Vargas, la niña rica traicionada; ahora era "Luna", la "adicta" infiltrada en las fauces del cartel de "El Espectro", dispuesta a sacrificarlo todo para vengar a mi madre y purgar los pecados de mi padre, aun si eso significaba mi propia destrucción.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Un Riñón, Una Traición

Un Riñón, Una Traición

Cuentos

5.0

Me desperté en el hospital, el olor a antiséptico y el dolor en mi costado. Había donado un riñón a Sofía, la hermana de Ricardo, mi prometido; él me había rogado, diciendo que la vida de su hermana estaba en peligro por mi familia. Pero entonces, lo escuché reír con sus amigos, hablando de cómo Sofía estaba en Cancún, viviendo su vida, y de cómo me habían vendido el riñón. Mis embarazos perdidos, el té "relajante" con hierbas abortivas que me dio, todo era parte de un plan sádico para destruirme. La Ximena ingenua, llena de amor, murió en esa mesa de operaciones. Lo que queda es una mujer con un solo objetivo: escapar de esta jaula de mentiras y venganza. Fingí debilidad, escuché susurros sobre un "accidente" final en mi taller, y planeé mi propia desaparición, una explosión que borraría a Ximena de la faz de la tierra. Renací en Italia bajo el nombre de Lía, me convertí en una ceramista reconocida, mis cicatrices se desvanecieron, y mi voz, que una vez perdí por el trauma, regresó. Pero el pasado, al parecer, nunca muere. Cuando mi exposición llegó a la Ciudad de México, lo vi: Ricardo, en silla de ruedas, consumido por el dolor y la culpa, buscándome. El me encontró, me rogó perdón, me dijo que me amaba, incluso se sacrificó por mí durante un terremoto, quedando ciego y lisiado. Me ofreció su amor ciego y vulnerable, pero ya no había nada. "No me debes nada", susurró, "me debo a mí misma ser feliz". Lo dejé en la oscuridad de su culpa, mientras él murió solo, atormentado por su venganza. Usé su fortuna para construir algo nuevo, para ayudar a las mujeres a escapar de destinos como el mío. Me casé en Italia, un hombre que me ama, que me respeta, que me deja volar. El infierno ha terminado y he renacido de mis cenizas.

La Heredera Vengada

La Heredera Vengada

Cuentos

5.0

Diego Navarro, el prometido de mi hermana, me besaba en la oscuridad de su coche, sus manos recorrían mi espalda con una urgencia que me hacía sentir poderosa, susurrando que yo era todo lo que siempre quiso. Una sonrisa amarga floreció en mis labios; una sonrisa que él no podía ver, porque no era para él. Era para mi plan, el que tejí durante diez largos años, en este rancho de Jalisco que apesta a tequila y dinero viejo. Me llamo Elena Mendoza, la hija ilegítima de Don Ricardo Vargas, recogida por caridad, criada para servir. Y ella, Sofía Vargas, "La Perla", la hija legítima, la princesa del imperio tequilero, la dueña de todo lo que yo debería haber tenido. Incluido el hombre que ahora mismo me decía que me amaba. Para tener a Diego comiendo de mi mano, renuncié a una universidad prometedora, me quedé aquí, soportando los desprecios de Doña Guadalupe y las burlas de Sofía. Nadie entendió que era el primer paso de mi venganza, que mi plan era despojarlos de todo. Pero esa noche, la farsa se rompió. Una hora antes, los vi. Sofía y Diego, creyendo que nadie los veía, se encontraron junto a los establos. Desde las sombras, escuché a Diego susurrarle a Sofía: "La tengo justo donde quiero. La pobrecita cree que soy su salvador. La usamos para tener control, y luego la desechamos como la basura que es." El corazón se me detuvo. Yo, la maestra de la manipulación, estaba siendo manipulada. Diego no era mi aliado, era un gigoló buscando poder a través de Sofía, y yo solo una herramienta. El dolor fue agudo, pero duró poco, reemplazado por furia gélida. Más tarde, mientras la familia cenaba, fingí un malestar y me retiré. La puerta del despacho de Don Ricardo estaba entreabierta. Escuché a Sofía insistir en la boda para consolidar su poder, y a Diego asegurar que yo era una "chica simple" , fácil de manejar. Salí de la casa sin hacer ruido, caminando por el sendero de grava que llevaba a la carretera. Mi plan original, usar a Diego para destruir a Sofía, se había hecho pedazos. Pero uno nuevo, más oscuro, comenzaba a formarse. Ya no era solo quitarle a Sofía lo que amaba. Ahora se trataba de aniquilarlos a todos. Recordé el día que me subieron a la barandilla de un centro comercial, a los seis años. Mi madre, desesperada, le gritó a Don Ricardo por teléfono, amenazando con tirarme si no nos ayudaba. Luego, se desplomó. Tenía ocho años. Fui a buscar agua y escuché a Don Ricardo y Doña Guadalupe. "Está hecho. Murió de un ataque al corazón. Nadie sospechará. Era una prostituta, a nadie le importará." "¿Y la niña, qué hacemos con Elena?" preguntó Doña Guadalupe. "Se queda. La bruja dijo que tener a su hija aquí, bajo nuestro techo, aplacará su espíritu vengativo. La enterré al pie de la colina, donde todos pisan, y puse unos zapatos viejos encima, para que su alma nunca pueda levantarse." Mi madre no murió de un ataque al corazón. La asesinaron. Yo no era un acto de caridad. Era un amuleto. Todo mi odio, mi resentimiento, se cristalizó en un propósito letal. No solo los destruiría, haría que desearan no haber nacido. Volví al presente. Alguien llamó a Don Ricardo. Ricardito, su último hijo, su nuevo heredero, había muerto. Sofía confesó haberlo atacado a él y a su madre sustituta, creyendo que yo era la amante de su padre. "¡MALDITOS! ¡LOS ODIO!" el grito de Sofía resonó. Don Ricardo la abofeteó. "¡ESA MUJER ERA TU MADRE! ¡LA MADRE DE RICARDITO! ¡ACABAS DE MATAR A TU PROPIO HERMANO!" En ese caos, yo, Elena, la sombra, la bastarda, vi cómo se derrumbaba el imperio Vargas. La familia que abusó de mi madre, que me hizo un amuleto, que me humilló, estaba ardiendo. Y yo era el fuego. Ahora soy la dueña de todo. Una reina sin trono, pero con un imperio. Dicen que es un cuento de hadas donde la bastarda vence la adversidad. Pero conocen apenas la mitad de la historia. Soy Elena Vargas. Y mi historia apenas comienza.

Perfume Barato, Amor Caro

Perfume Barato, Amor Caro

Cuentos

5.0

Mi vida era la imagen perfecta de la esposa y madre devota. Ricardo, mi esposo, un empresario exitoso. Nuestra hija, Luna, el centro de mi universo. Pero esa noche, el dulce y barato perfume que se aferraba a su saco, un olor que no era mío, lo cambió todo. Luego, Daniela, su "joven y eficiente" asistente, apareció en nuestra puerta. Con una caja de mancuernillas idénticas a las que le regalé por nuestro aniversario, idénticas a la que él había "perdido". Y la inoce palabra de Luna: "Papi, ¿Daniela nos va a leer otro cuento mañana en tu oficina?". El aire se congeló. Ricardo, en lugar de negarlo, desvió la mirada y me atacó, culpándome por mi "celos" y mi "obsesión" con mi trabajo. Esa noche, acostada junto a él, el peso de sus traiciones pasadas me asfixiaba. Siempre lo negaba, me llamaba loca, paranoica. Hasta que me sujetó del brazo, susurrando que yo tenía todo lo que una mujer podía desear, y que si quería que continuara, debía aprender a "cerrar la boca y mirar para otro lado". Me convertí en su esposa perfecta, y en la mejor diseñadora de moda del país, canalizando mi frustración en mi arte. Pero Daniela era diferente; percibí una ternura en Ricardo hacia ella que nunca me había dado a mí. Y entonces, la náusea. La prueba de embarazo. Dos líneas rosas. Positivo. No era una bendición; era una condena. ¿Cómo podía traer otro niño a este matrimonio roto? Para mi sorpresa, no sentí tristeza, sino una rabia fría. Esa noche, lo seguí. Lo vi salir del edificio de Daniela, actuando como un adolescente enamorado. La misma sonrisa que una vez me dedicó a mí. Mientras yo estaba embarazada de su hijo, viendo cómo él la elegía a ella. Fue como asistir a mi propio funeral. ¡Basta! Contraté a un investigador. Descubrí las fotos de ellos, felices, íntimas. Y una selfie de Daniela con la cabeza apoyada en el pecho de un Ricardo dormido. Luego, una foto con Luna: "Mis dos amores. #Familia". No solo quería a mi marido; quería mi vida. Y no se lo iba a permitir. Marcaba el número de Ricardo. Iba a su oficina. Iba a terminar con esto. De una vez por todas.

Tango de Cenizas: El Renacer de un Corazón Roto

Tango de Cenizas: El Renacer de un Corazón Roto

Cuentos

5.0

A sus dieciséis años, creí que conquistaría el amor de Sofía Salazar, mi amiga de la infancia y reina del tango. Ella, seis años mayor, me despreció como a un niño, prometiéndome una oportunidad solo si ganaba el Campeonato Mundial de Tango. Durante seis años, sacrifiqué todo, rechacé becas, perfeccioné mi arte, obsesionado con cumplir esa falsa promesa. Finalmente, con el trofeo dorado en mis manos, regresé para reclamar lo que creí mío. Pero en lugar de un "sí" , escuché la verdad más dolorosa: Sofía planeaba usarme para amarrar a Ricardo Wagner, el hombre que ella siempre amó, un "plan maestro" para deshacerse de mí. Mi mundo se desmoronó. Aplastado, arrojé el trofeo y huí hacia una nueva vida en Barcelona, lejos de San Telmo y de mi corazón roto. Allí, con la arquitecta Isa Hewitt, comencé a reconstruirme, a transformar el dolor en arte. Pero el pasado es persistente. Una invitación a Buenos Aires me arrastró de regreso a la milonga de Sofía, donde se suponía que todo había terminado. Lo que no sabía era que el infierno apenas comenzaba. ¿Por qué seguía cayendo en sus trampas? ¿Por qué aquella que decía amarme era la única que podía romperme una y otra vez? Fue en ese reencuentro donde la vi sacrificarse por un hombre que ni siquiera lo merecía, y donde, por su ceguera, volví a ser fatalmente herido. Esta vez, la traición superó cualquier límite. Después de la humillación, la pregunta era: ¿Me rendiría por completo o usaría cada cicatriz para forjar mi propio imperio?

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro