La Venganza de La Madre Decepcionada

La Venganza de La Madre Decepcionada

Gavin

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Capítulo

En la lujosa fiesta de mi marido, entre el aire acondicionado y el aroma a jerez, mi hija de seis años, Lucía, me miraba con desconfianza. De repente, un grito. La amante de mi esposo, Isabella, con su vestido empapado de vino, acusó a Lucía de haberlo tirado. Mi marido, Mateo, ni siquiera dudó: arrastró a nuestra hija y la encerró en la bodega vieja, un lugar oscuro y lleno de alimañas. Vi por el monitor cómo un escorpión picaba a mi pequeña, cómo sus labios se volvían morados, mientras ellos, ajenos e indolentes, me cerraban la puerta. Desesperada, negocié con mi suegra, Carmen: mi divorcio, mi futuro, todo a cambio de la vida de Lucía. Pero fue inútil. Mi hija murió esa noche, envenenada, por la crueldad de su propio padre. Nadie me creyó, nadie me ayudó. Me fui de Jerez con un vacío en el alma y el eco de la risa de ellos. Pero ellos no sabían que, con cada lágrima, con cada recuerdo, estaba naciendo una Ana que no solo buscaba la supervivencia, sino una venganza tan lenta y dulce como el vino. Y no sería ella quien la llevara a cabo, sino la verdad misma.

Introducción

En la lujosa fiesta de mi marido, entre el aire acondicionado y el aroma a jerez, mi hija de seis años, Lucía, me miraba con desconfianza.

De repente, un grito. La amante de mi esposo, Isabella, con su vestido empapado de vino, acusó a Lucía de haberlo tirado.

Mi marido, Mateo, ni siquiera dudó: arrastró a nuestra hija y la encerró en la bodega vieja, un lugar oscuro y lleno de alimañas.

Vi por el monitor cómo un escorpión picaba a mi pequeña, cómo sus labios se volvían morados, mientras ellos, ajenos e indolentes, me cerraban la puerta.

Desesperada, negocié con mi suegra, Carmen: mi divorcio, mi futuro, todo a cambio de la vida de Lucía. Pero fue inútil.

Mi hija murió esa noche, envenenada, por la crueldad de su propio padre.

Nadie me creyó, nadie me ayudó. Me fui de Jerez con un vacío en el alma y el eco de la risa de ellos.

Pero ellos no sabían que, con cada lágrima, con cada recuerdo, estaba naciendo una Ana que no solo buscaba la supervivencia, sino una venganza tan lenta y dulce como el vino.

Y no sería ella quien la llevara a cabo, sino la verdad misma.

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