La Heredera Que No Pudieron Enterrar

La Heredera Que No Pudieron Enterrar

Gavin

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Capítulo

Introducción Me desperté en mi propia cama, el sol de La Rioja se filtraba suavemente por las persianas de mi habitación. Por un momento, el familiar aroma a madera vieja de la bodega llenó el aire, y todo pareció extrañamente normal. Pero entonces, un escalofrío glaciar me recorrió, no del frío, sino de un recuerdo que me heló hasta el alma. Era la vívida pesadilla de estar atrapada en un cuerpo diminuto y peludo, ladrando desesperadamente sin que nadie entendiera mis gritos. El recuerdo pavoroso de ver mi propio rostro, o el cuerpo que una vez fue mío, sonriendo mientras el veterinario inyectaba la letal dosis en una fría y maloliente perrera. Vi a Carmen, la esposa de mi hermanastro, habitar mi cuerpo, celebrando mi muerte con una copa de nuestro mejor reserva. A su lado, mis cómplices: mi prometido, Javier, y mi hermanastro Mateo. Habían intercambiado nuestras almas, todo por la herencia y la bodega familiar que mi padre me había destinado. Fui traicionada por los que más amaba, robada de mi vida y condenada a la agonía de un animal doméstico. La injusticia me quemaba, la crueldad de su plan era simplemente inconcebible. Miré mis manos, eran mis propias manos, no las patas de un cachorro. Toqué mi piel, era la mía, no el pelaje blanco y rizado de un Bichón Frisé. Había renacido. Estaba de vuelta. En el día de mi compromiso, el día exacto en que todo había comenzado. Esta vez, armada con la desgarradora memoria de mi muerte y una sed insaciable de justicia, ellos no tendrían escapatoria.

Introducción

Introducción

Me desperté en mi propia cama, el sol de La Rioja se filtraba suavemente por las persianas de mi habitación.

Por un momento, el familiar aroma a madera vieja de la bodega llenó el aire, y todo pareció extrañamente normal.

Pero entonces, un escalofrío glaciar me recorrió, no del frío, sino de un recuerdo que me heló hasta el alma.

Era la vívida pesadilla de estar atrapada en un cuerpo diminuto y peludo, ladrando desesperadamente sin que nadie entendiera mis gritos.

El recuerdo pavoroso de ver mi propio rostro, o el cuerpo que una vez fue mío, sonriendo mientras el veterinario inyectaba la letal dosis en una fría y maloliente perrera.

Vi a Carmen, la esposa de mi hermanastro, habitar mi cuerpo, celebrando mi muerte con una copa de nuestro mejor reserva.

A su lado, mis cómplices: mi prometido, Javier, y mi hermanastro Mateo.

Habían intercambiado nuestras almas, todo por la herencia y la bodega familiar que mi padre me había destinado.

Fui traicionada por los que más amaba, robada de mi vida y condenada a la agonía de un animal doméstico.

La injusticia me quemaba, la crueldad de su plan era simplemente inconcebible.

Miré mis manos, eran mis propias manos, no las patas de un cachorro.

Toqué mi piel, era la mía, no el pelaje blanco y rizado de un Bichón Frisé.

Había renacido.

Estaba de vuelta. En el día de mi compromiso, el día exacto en que todo había comenzado.

Esta vez, armada con la desgarradora memoria de mi muerte y una sed insaciable de justicia, ellos no tendrían escapatoria.

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Romance

5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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