La Venganza de Una Aparición

La Venganza de Una Aparición

Gavin

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Capítulo

Amé a Mateo con cada fibra de mi ser, vaciando la fortuna de mi familia para rescatar su preciada bodega y llevando en mi vientre el fruto de nuestro amor, un futuro Valdivia. Pero sus viejos celos, avivados por la sutil manipulación de su antigua amante, Lucía, lo convirtieron en un monstruo desquiciado. Un día, embarazada de cinco meses, Mateo me arrastró a la bodega más antigua y, sin piedad, me encerró en un pesado arcón de roble, dejándome morir asfixiada junto a nuestro bebé. Mi alma quedó atrapada, un espectro invisible en la fortaleza de mi propio hogar, condenada a observar. Mientras el insoportable hedor de mi cuerpo deteriorado se extendía por la finca, Mateo seguía negando la verdad, culpándome de una absurda "rabieta". Lucía, con falsa preocupación, disfrutaba de cada céntimo de la fortuna que yo había sacrificado por ellos. ¿Cómo podían ser tan ciegos, tan cruelmente indiferentes al sufrimiento y a la vida que me arrebataron? La injusticia, la rabia y el dolor me carcomían, mientras su farsa se representaba sobre mi tumba silenciosa. Sin embargo, la verdad de mi asesinato no podía permanecer oculta para siempre. A medida que el hedor se hacía insoportable y Mateo, forzado por su propia locura, desenterraba mis diarios, mi prueba de embarazo y los mensajes de traición de Lucía, su negación comenzó a desmoronarse. Mi espíritu, ahora fortalecido por el insoportable peso de la verdad, empezó a manifestarse: susurros etéreos, fragancias familiares y visiones aterradoras que rompieron su cordura. Ya no estaba solo; yo, la víctima olvidada, le obligaría a enfrentarse al horror que él mismo había creado. Esta es la historia de una venganza que trascendió la muerte, una verdad que lo consumiría todo, y una paz final ganada con el más alto precio.

Introducción

Amé a Mateo con cada fibra de mi ser, vaciando la fortuna de mi familia para rescatar su preciada bodega y llevando en mi vientre el fruto de nuestro amor, un futuro Valdivia.

Pero sus viejos celos, avivados por la sutil manipulación de su antigua amante, Lucía, lo convirtieron en un monstruo desquiciado.

Un día, embarazada de cinco meses, Mateo me arrastró a la bodega más antigua y, sin piedad, me encerró en un pesado arcón de roble, dejándome morir asfixiada junto a nuestro bebé.

Mi alma quedó atrapada, un espectro invisible en la fortaleza de mi propio hogar, condenada a observar.

Mientras el insoportable hedor de mi cuerpo deteriorado se extendía por la finca, Mateo seguía negando la verdad, culpándome de una absurda "rabieta".

Lucía, con falsa preocupación, disfrutaba de cada céntimo de la fortuna que yo había sacrificado por ellos.

¿Cómo podían ser tan ciegos, tan cruelmente indiferentes al sufrimiento y a la vida que me arrebataron?

La injusticia, la rabia y el dolor me carcomían, mientras su farsa se representaba sobre mi tumba silenciosa.

Sin embargo, la verdad de mi asesinato no podía permanecer oculta para siempre.

A medida que el hedor se hacía insoportable y Mateo, forzado por su propia locura, desenterraba mis diarios, mi prueba de embarazo y los mensajes de traición de Lucía, su negación comenzó a desmoronarse.

Mi espíritu, ahora fortalecido por el insoportable peso de la verdad, empezó a manifestarse: susurros etéreos, fragancias familiares y visiones aterradoras que rompieron su cordura.

Ya no estaba solo; yo, la víctima olvidada, le obligaría a enfrentarse al horror que él mismo había creado.

Esta es la historia de una venganza que trascendió la muerte, una verdad que lo consumiría todo, y una paz final ganada con el más alto precio.

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