El Peso de ser Heredera Perfecta

El Peso de ser Heredera Perfecta

Gavin

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Capítulo

El día del divorcio de mis padres, la tensión en el juzgado de la Ciudad de México era palpable. Mi hermana, Valeria, ya se veía como la "princesa de Monterrey", lista para la vida de lujos con Isabela Montenegro, la empresaria multimillonaria. Pero yo lo sabía. Había renacido. Y recordaba la escalofriante verdad detrás de la obsesión de Isabela por una "hija perfecta". Su imperio inmobiliario era una fachada para un brutal campo de entrenamiento, donde moldeaba herederas sin escrúpulos. En mi vida anterior, yo fui su elegida, y ese "éxito" me destruyó por dentro. Valeria se lanzó hacia mi padre, Ricardo, con lágrimas fingidas, reclamando su futuro de opulencia. Yo tenía otro plan para escapar de ese infierno. Calculé cada paso, forzando mi caída por una escalera oscura. El crujido de mi brazo al romperse y la sangre cerca de mi ojo fueron mi billete a la libertad. Mi "imperfección" me salvó; Ricardo me descartó con desdén, y Valeria, llena de falso cinismo, creyó que el camino al trono estaba libre para ella. En el hospital, las heridas eran reales, pero la libertad lo era más. Mi cicatriz, mi escudo. Sabía que Valeria, ingenua, no comprendía a la verdadera Isabela: una máquina que devoraba almas, no quería hijas, sino herramientas de negocios. No volvería a caer en esa trampa. Mi único propósito era proteger a mi madre y encontrar la paz. Nos refugiamos en Oaxaca, la tierra de mi madre, y construimos una vida humilde pero llena de arte y tranquilidad. Años después, cuando creía haber escapado, Valeria y Ricardo reaparecieron, demostrando que la ambición de Isabela no había terminado. Consumida por la envidia al haber fracasado como "heredera", Valeria atacó nuestro puesto en el mercado, picahielo en mano, dispuesta a destruirnos. Pero ella no conocía la fuerza oculta de mi linaje. Mi abuela, Doña Consuelo, una matriarca temida y respetada, emergió, desmantelando la locura de Valeria y enviándola a prisión. Esto era solo el principio. Con la justicia en mis ojos y el inquebrantable apoyo de mi familia, mi verdadera guerra contra Isabela Montenegro apenas comenzaba. Voy a desmantelar su imperio, pieza por pieza, hasta que no quede nada.

Introducción

El día del divorcio de mis padres, la tensión en el juzgado de la Ciudad de México era palpable.

Mi hermana, Valeria, ya se veía como la "princesa de Monterrey", lista para la vida de lujos con Isabela Montenegro, la empresaria multimillonaria.

Pero yo lo sabía. Había renacido. Y recordaba la escalofriante verdad detrás de la obsesión de Isabela por una "hija perfecta".

Su imperio inmobiliario era una fachada para un brutal campo de entrenamiento, donde moldeaba herederas sin escrúpulos.

En mi vida anterior, yo fui su elegida, y ese "éxito" me destruyó por dentro.

Valeria se lanzó hacia mi padre, Ricardo, con lágrimas fingidas, reclamando su futuro de opulencia.

Yo tenía otro plan para escapar de ese infierno.

Calculé cada paso, forzando mi caída por una escalera oscura.

El crujido de mi brazo al romperse y la sangre cerca de mi ojo fueron mi billete a la libertad.

Mi "imperfección" me salvó; Ricardo me descartó con desdén, y Valeria, llena de falso cinismo, creyó que el camino al trono estaba libre para ella.

En el hospital, las heridas eran reales, pero la libertad lo era más. Mi cicatriz, mi escudo.

Sabía que Valeria, ingenua, no comprendía a la verdadera Isabela: una máquina que devoraba almas, no quería hijas, sino herramientas de negocios.

No volvería a caer en esa trampa. Mi único propósito era proteger a mi madre y encontrar la paz.

Nos refugiamos en Oaxaca, la tierra de mi madre, y construimos una vida humilde pero llena de arte y tranquilidad.

Años después, cuando creía haber escapado, Valeria y Ricardo reaparecieron, demostrando que la ambición de Isabela no había terminado.

Consumida por la envidia al haber fracasado como "heredera", Valeria atacó nuestro puesto en el mercado, picahielo en mano, dispuesta a destruirnos.

Pero ella no conocía la fuerza oculta de mi linaje.

Mi abuela, Doña Consuelo, una matriarca temida y respetada, emergió, desmantelando la locura de Valeria y enviándola a prisión.

Esto era solo el principio.

Con la justicia en mis ojos y el inquebrantable apoyo de mi familia, mi verdadera guerra contra Isabela Montenegro apenas comenzaba.

Voy a desmantelar su imperio, pieza por pieza, hasta que no quede nada.

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Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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