Convertida en la Esposa de un Millonario

Convertida en la Esposa de un Millonario

Librosromanticos

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Capítulo

Valeria descubre que su novio le fue infiel con su mejor amiga y, en su dolor, se aleja de todo. Tras un trágico accidente que le hace perder su bebé, Alejandro Salazar, un magnate que desea remediar su culpa, le propone matrimonio. Sin embargo, Valeria se enfrenta a una nueva realidad al enterarse de que está embarazada de él. En medio de emociones contradictorias, deberá decidir si abrir su corazón nuevamente y encontrar el amor en un mar de traiciones y redención.

Protagonista

: Valeria, Alejandro Salazar

Capítulo 1 01

Era una tarde lluviosa cuando Valeria, con su abultado vientre de siete meses, llegó a la casa donde siempre se sentía a salvo. Sin embargo, esa tarde, todo cambiaría. La puerta estaba entreabierta y, al entrar, el sonido de risas la detuvo en seco. Con el corazón acelerado, avanzó hacia la sala, donde encontró a su novio, Lucas, abrazado de manera cómplice a su mejor amiga, Sofía.

Las carcajadas se apagaron de inmediato cuando Valeria apareció en el umbral. La sensación de traición como un puñal atravesó su pecho.

-¿Qué está pasando aquí? -su voz tembló, pero la determinación brillaba en sus ojos.

Lucas, con un nervioso juego de manos, intentó explicarse.

-Valeria, no es lo que parece... -Pero sus palabras se desvanecieron ante la mirada penetrante de ella. Sofía, en cambio, no mostró ni un atisbo de remordimiento.

-Vamos, Valeria, no seas dramática. Solo estábamos divirtiéndonos -contestó con un desdén que hizo que Valeria sintiera un fuego arder en su interior.

Las lágrimas comenzaron a fluir por sus mejillas, cada una cargada de desilusión.

-¿Divirtiéndonos? ¿Así es como te diviertes, Sofía? ¡Con mi novio! -La rabia y la tristeza se entrelazaban en su corazón, mientras Lucas la miraba con desdén.

-Si no puedes soportar un poco de diversión, tal vez no deberías estar con alguien como yo -dijo Lucas, su voz cargada de arrogancia. Era como si cada palabra que pronunciaba fuera un golpe más en su ya herido corazón.

Valeria sintió cómo el mundo se desmoronaba a su alrededor.

-Así que esto es lo que eres -murmuró, su voz un susurro quebrantado-. No solo me traicionas, sino que además me echas en cara tu deslealtad.

Sin poder soportar más, dio un paso atrás, su cuerpo temblando.

-No necesito a alguien que no me respete. Especialmente de esta manera.

Con el alma destrozada, se dio la vuelta y salió de la casa, dejando atrás las risas y las mentiras. Las gotas de lluvia la recibieron como un abrazo helado, pero en su corazón, había una chispa de determinación. Sabía que, aunque estaba sola, merecía algo mejor que la infidelidad y la traición de quienes consideraba su familia.

A medida que se alejaba, una nueva vida crecía dentro de ella, y con cada paso, se prometió a sí misma que no permitiría que el dolor de ese día definiera su futuro. Valeria se marchó con la certeza de que, aunque el amor podía doler, también le daba la fuerza para renacer.

***

Valeria caminó por las calles empapadas de lluvia, sintiendo cómo cada gota se mezclaba con sus lágrimas. No tenía a dónde ir, a nadie que la esperara. La desolación la envolvía como una manta fría. Después de lo sucedido con Lucas y Sofía, se dio cuenta de que estaba completamente sola en el mundo.

Con el poco dinero que le quedaba, decidió buscar un lugar donde pasar la noche. Después de un par de horas de búsqueda, encontró una pequeña habitación en un hostal modesto.

-¿Cuánto cuesta por noche? -preguntó Valeria a la recepcionista, una mujer de mediana edad con una mirada comprensiva.

-Veinte dólares -respondió la recepcionista-. Pero si quieres quedarte más tiempo, puedo hacerte un precio mejor.

Valeria hizo un rápido cálculo en su mente. Con lo que le quedaba, podría estar allí un par de días, pero luego tendría que encontrar una forma de ganar dinero.

-Está bien, lo tomaré por una noche -dijo, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad.

La mujer le entregó la llave, y Valeria subió las escaleras hacia su habitación, un pequeño espacio con una cama y una ventana que daba a un callejón. Se sentó en la cama, abrazándose a sí misma, mientras la soledad la invadía.

Al día siguiente, sabía que tenía que actuar. No podía quedarse de brazos cruzados. Con el corazón latiendo fuertemente, salió a buscar trabajo, consciente de que debía ocultar su embarazo si quería que alguien la contratara. Caminó de un lado a otro, mirando carteles de "Se busca personal".

Finalmente, vio un anuncio en la ventana de una cafetería. "Se necesita mesera".

-¡Perfecto! -murmuró para sí misma, y entró.

La cafetería estaba llena de gente, el aroma del café recién hecho impregnaba el aire. Se acercó a la barra donde una joven de cabello rizado la miró con curiosidad.

-Hola, estoy buscando trabajo -dijo Valeria, tratando de transmitir confianza.

-¿Tienes experiencia? -preguntó la joven, limpiándose las manos en un paño.

-He trabajado en un par de lugares -respondió Valeria, forzando una sonrisa-. Pero en realidad solo necesito un empleo urgentemente.

La joven la miró de arriba a abajo, evaluando su actitud.

-Está bien, puedo darte una oportunidad. Pero debes saber que aquí se trabaja duro. ¿Estás lista para eso?

-Sí, estoy lista -contestó Valeria, sintiendo que la esperanza comenzaba a brotar en su pecho.

-Genial. Mi nombre es Carla. Comenzarás mañana a las ocho. Pero, por favor, no me digas que estás embarazada, porque no puedo garantizar que eso sea bien visto aquí.

Valeria asintió, sintiendo un nudo en su garganta.

-No, no estoy embarazada -dijo, aunque sabía que estaba mintiendo.

Carla sonrió.

-Perfecto. Entonces, nos vemos mañana.

Al salir de la cafetería, Valeria sintió una mezcla de alivio y miedo. Había conseguido un trabajo, pero la mentira la perseguía. ¿Qué pasaría cuando se notara su embarazo? Sin embargo, ahora tenía una misión: cuidar de sí misma y de la pequeña vida que llevaba dentro. Con determinación, se dirigió de regreso a su habitación, lista para enfrentar lo que viniera.

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