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Convertida en la Esposa de un Millonario

Capítulo 2 02

Palabras:1335    |    Actualizado en: 14/11/2024

e puso una blusa amplia que disimulaba su embarazo, y al mirar su reflejo en el cristal d

al entrar-. Estoy feliz de que estés

liendo, el sonido de las máquinas de café, y el olor t

mostrándole una libreta y un bolígrafo-. Cuando alguien te

tió, lista p

e algo? -preguntó,

rincipio. Lo importante es que aprendas de ell

r los pedidos, pero después de un par de horas, comenzó a encontrar su ritmo. Se movía en

a un grupo de estudiante

ecial hoy? -preguntó uno

un latte de vainilla que es un éxito -respond

a! -dijo el estudiante, y ell

rutaba el trabajo. La interacción con los clientes le daba un respiro de l

una clienta mayor l

un poco cansada -dijo la muj

ue el corazón le

spondió, tratando de sonreír-.

vo -dijo la mujer-. Recu

resonaban en su interior. Tenía que cuidar

primer día, C

manejaste muy bien con los clientes. -Dijo

rumador al principio -ad

ó con seriedad-. Solo recuerda no sobrecargart

gratitud. Era un pequeño ge

io y satisfacción. Había dado un paso hacia un nuevo comienzo. Con cada día que pasaba, s

sí misma que seguiría luchando, no solo por ella, sino por el pequ

de tomar órdenes y servir a los clientes se volvía cada vez más natural. Sin

desorden que le daba un aire despreocupado, y su mandíbula estaba bien definida. Pero lo que más destacaba eran sus ojos: profundos y penet

o notar su presencia.** Se sentó en una mesa cerca de la ventana, solo, mientras revisaba

Es un cliente difícil -le dijo

frunció

-preguntó

molesto -respondió Carla-. Pero tú p

leria se acercó a

omar su orden? -dijo, tratan

ria se sintió atrapada en su mirada. Había una chispa

y una tostada de aguacate -respondió,

gnorar el ligero temblor en sus manos. Se dio la v

él. **Era atractivo, pero su actitud era fría y distante.** Al regresar

re la mesa. Pero en un descuido, el café se inclinó y derram

o. La expresión de su rostro pasó de sorpresa a irritación

ria, sintiéndose completamente a

ceño, claram

aje cuesta más que tu sueldo -recrimin

ro se sonrojaba, el desdén

sivo? -respondió, con una chispa de desa

icó él, cruzando los brazos-. Si no puedes manejar un

sintiendo cómo la frustrac

los demás -dijo, alzando la voz. Su corazón latía con fuerza,

ella, su mirada in

enses? Solo quiero un servicio decent

de actuar como si el mundo te debiera algo -contestó Valeria,

apareció, habiendo e

? -preguntó, mirando al

a esta... -comenzó él, p

compañera. Todos pueden cometer errores.

e quedó en silencio, evaluando la situació

lo quiero que me traigan mi ca

Su orgullo se había defendido, pero no había ganado nada más que una discusión. Sin em

, Carla le dio una

No dejes que nadie te haga

ación. Tenía que seguir adelante. Aunque la vida le presen

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