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El bebé de la virgen

El bebé de la virgen

Dehy Rodriguez

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Capítulo

¡¡Virgen y embarazada!! ¿Te imaginas ir al médico porque piensas que estás enferma y que te den la noticia de que estás embarazada? Aurora Anderson es una joven de belleza inigualable y humilde trabajadora con un corazón bondadoso y se entera de que en su vientre crece el heredero Von Hartmann, uno de los apellidos más poderosas e influyentes de Nueva York. Aurora se encuentra atrapada en un juego de poder y pasión prohibida de la que no podrá escapar. Entre luchas legales, secretos familiares y un amor imposible, Aurora se ve envuelta en una lucha desesperada por la felicidad en un mundo falso en donde solo importa el dinero y el poder. ¿Podrá el amor de una madre resistir las pruebas del destino? ¿O serán arrastrados por fuerzas oscuras?

Capítulo 1 Noticias inesperadas

Capítulo 1

Noticias inesperadas

Aurora se encontraba un poco nerviosa, mientras el doctor se sentaba en su escritorio y se veía tenso y nervioso y eso le preocupaba mucho a la joven chica.

—Aurora, felicidades estas embarazada —le dice mi doctor con una sonrisa tensa en su rostro.

La joven chica se queda congelada en el sitio por las palabras sin sentido que decía el doctor Davies.

—¡¿Qué?! —dijeron al unísono su mejor amiga, Wendy y ella en total shock.

«Esto tiene que ser un error» piensa la chica sintiéndose fuera de lugar, lo ultimo que esperaba al sentirse mal durante dos semanas es pensar que estaba embarazada.

—¿Es broma? ¿verdad? —le pregunta al doctor Davies riendo nerviosamente.

Cuando vio que el médico no rió ella, soltó un sollozo asustado.

—Explíquese, doctor Davies —exige su mejor amiga, Wendy Truman bastante contrariada por la noticia— ¿Cómo es que una mujer virgen puede estar embarazada?

Wendy se veía impactada con la noticia y Aurora se imaginaba que su rostro sorprendido era un reflejo del de ella.

Sentía que su cabeza daba vueltas como si estuviera en una atracción y no pudiera detenerlo.

«Esto tiene que ser un error» pensó de nuevo la inocente mujer.

—Se repitió la prueba de sangre por mi petición y dieron positivo una y otra vez, no hay un error. Es imposible que seas virgen. Estás embarazada, Aurora —le repite el médico.

—¡No, esto tiene que ser una equivocación! Recordaría perder mi virginidad y quedar embarazada, doctor —le responde bajando mi voz gradualmente hasta que no fue más que un susurro, estoy temblando como una hoja.

¿Recordaría algo así? Se pregunta.

¡Claro que sí!

La respuesta en su mente es inmediata.

—Tenemos que llegar al fondo de esto, pudiste ser violada y no recordarlo —sugiere el doctor— algunos eventos traumáticos son borrados de la mente.

—No, es imposible —Aurora negó con la cabeza, aterrorizada con esa posibilidad— esto no puede estar pasando es un mal sueño ¿verdad? —habló en voz alta, tanto el doctor como su amiga la veían con compasión.

De repente sintió que todo era demasiado, que le costaba respirar, sus pulmones no se expandían lo suficiente para tomar más aire.

Su mejor amiga estaba allí con ella como siempre, tomó su nuca fuertemente y puso la cabeza de Aurora entre sus piernas, para minimizar su ataque de pánico.

Escuchó hablar a Wendy a lo lejos de manera tranquila y calmada, la chica le pedía que siguiera su orden de respirar hondo y lo intentó, pero por unos interminables segundos no funcionaba. Aurora pensó en las flores de Sakura que tanto me gustaban, me imaginé el viento meciéndose entre las ramas y poco a poco le pude hacer caso a Wendy.

El doctor también estaba a su lado preocupado por su paciente aconsejándole igual que Wendy, Aurora se sentía un poco perdida, no sabía cómo afrontar las noticias que le daba el doctor Davies.

¿Le habían violado y su mente lo bloqueó para poder sanar?

—Investigaremos esto, esto no puede quedar así. Llamaré a la policía —dijo el doctor Davies una vez que volvió a su asiento y ella se sentía un poco más tranquila.

Perpetuas lágrimas seguían cayendo en cascadas por su rostro, y estaba cada vez más confundida a medida que pasaba los minutos.

—No, manejaré esto yo misma —les dijo antes de que hicieran la llamada.

—¿Estás segura? —pregunta Wendy insegura de la decisión que tomaba su amiga.

—Sí, primero quiero averiguar que pasó antes de involucrar a la policía —les comenta a ambos— yo no salgo de la mansión Thompson, solo he venido aquí el mes pasado.

—¿Crees que fue en la clínica? —pregunta el doctor con incredulidad.

—No sé que más pensar, o fue en el camino o fue aquí dentro, doctor Davies —se sentía contrariada y un dolor de cabeza crecía a pasos agigantados en la joven.

—Entonces abriré una investigación en la clínica, pero estoy seguro de que debe de haber una explicación. Esta es una clínica de renombre —dijo el doctor Davies muy seguro. Si era un error de su clínica era algo imperdonable.

¿Quién cometería semejante estupidez?

Poco después Wendy y Aurora se fueron, el doctor le dio un par de folletos que no había visto por el momento y le dijo que me vería en una semana para ver qué decisión tomé en cuanto a este embarazo no deseado.

—Si fue en la clínica los podemos demandar —le asegura su amiga, aunque sabía en el fondo que su amiga no haría nada— el señor Thompson no dejará que esto pase por debajo de la mesa.

El señor Patrick Thompson.

Aurora no había pensado en el anciano que esperaba en la mansión siempre con una sonrisa en su rostro. Luego de la muerte de su mamá, él fue un gran apoyo para ella a pesar de que no son familia.

—No le diré al señor Patrick, Wendy —le advirtió y antes de que la amiga insistiera se adelantó— no, ha estado muy enfermo y no quiero preocuparlo. Gracias por acompañarme, pero debo tomar un taxi.

—No te vas a salvar de mí todo el tiempo —señala como si fuera amenaza, pero el amor y la preocupación en su mirada era tan claro como el cristal— solo estoy preocupada por ti, Aurora.

—Lo sé, solo necesito estar solo conmigo y mis pensamientos —le contesta abrazándola.

Paró un taxi luego de asegurarle que le escribiría en la noche y se fue a la mansión, necesitaba terminar la tarta que le tenía al señor Patrick para el día de hoy y empezar la cena antes de que Mirella y Mia molestaran con eso.

Al llegar se fui directa al área de la cocina, luego de una buena media hora sola unos pasos arrastrados seguido del ruido de un bastón le alertan que el señor Patrick está cerca de la cocina, se limpió las manos de unos de los paños de cocina que cargaba en su hombro cuando el anciano entra con una radiante sonrisa.

—Aurorita —saludó— ¿Cómo te sientes? —me pregunta abrazándome.

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