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Capítulo

Cuenta la historia de un joven alfa de 17 años, llamado Matías Weston Ivanov. Que a temprana edad vivió una traumática situación en la que perdió a su madre Alisa Ivanov. Al no poder superar su perdida, su padre el alfa Scott Weston decide que es hora de cambiar de aires y empezar de cero. Trasladando se desde Rusia con sus dos hijos Eloy de ocho años, Matías y toda la manada Luz De Luna, hacia la zona norte del tranquilo pueblo de Camden, Maine. Donde ya residía una manada llamada Colmillo Blanco, originaria de Camden. Se habla de un tratado de paz entre las manadas, para poder vivir en armonía. No contaban con que un día, esa paz se acabaría. Un mes antes de tomar su cargo como Alfa, la vida de Matías dará un vuelco significativo. Un tercero en discordia, con ansias de poder buscará cualquier oportunidad. Para arrebatarle todo cuanto Matías ama. Entre tanto caos y así de repente. Desde Nápoles, una humana llamada Alessandra Bianchi Giordano, llegará al pueblo junto a su madre Anna. Buscando vivir tranquilas y en paz. ¿Qué las traerá tan lejos? Sin saberlo la vida de Matías y Alessandra se verán entrelazadas gracias al vínculo entre un alfa y su luna. Pero no todo es lo que parece, la vida de Alessandra esconde una cara oculta que hasta ella misma desconoce. Sin embargo a este Alfa y su Luna les espera una larga y difícil trayectoria en busca de su felicidad. Pero eso se verá interrumpido por culpa del pasado, y del presente. No se puede huir para siempre, el pasado siempre te alcanza, pero el presente puede ser peor. ¿Conseguirán Matías y Alessandra obtener la felicidad que tanto desean? ¿Serán capaces de superar todos los obstáculos que la vida les interpondrá con el único afan de matarlos?

Capítulo 1 Ethan

Me llamo Matías Weston Ivanov, voy a cumplir 18. Resido en Camden, Maine. Vivo con mi padre y mi hermano pequeño. Perdimos a mi madre cuando nació Eloy , él sobrevivió pero ella no. Mi padre no pudo soportarlo y por eso nos mudamos ocho años después de su muerte. Junto a nosotros se mudó toda nuestra manada. Si, digamos que mitad humano y mitad hombre lobo. Vengo de la manada Luz de luna. Que ha sido liderada por mi familia durante generaciones. Actualmente mi padre Scott es el alfa y muy respetado cabe decir. Dentro de un mes, la mayoría de edad.

Por lo que mi deber será, asumir el cargo de nuevo alfa relevando a mi padre. Haciéndome sentir orgulloso de tal honor.

Hemos construido una aldea en el bosque al lado norte de Camden. Nos encanta disfrutar de la naturaleza, y es el lugar idóneo para cuando perdemos el control. Adentrarnos en el, sintiéndonos libres por completo.

Hoy a empezado el nuevo año escolar, aunque no me gustaba mucho la idea. Y preguntaréis ¿Por qué? Resulta que tengo una eterna rivalidad con uno de sus estudiantes, pues es sencillo no somos la única manada en este pueblo. Mi padre ha querido mantener la paz entre manadas y hasta ahora ha sido así. Pero el alfa de la otra manada tenía un hijo de mí misma edad, por lo que sería el futuro alfa, por lo cuál el ansia de poder se le había subido muy rápido a la cabeza. Era alguien prepotente y despreciable al que le gustaba alardear de todo cuanto tenía, y que todas las chicas estuvieran a sus pies. Y no os mentiré muchas me miraban también, pero a mí no me interesaba ninguna. Yo decidí esperar a encontrar a mi alma gemela.

Era una mañana soleada el día parecía ser prometedor y eso me animaba a levantarme con una gran sonrisa. Voy a bajar a desayunar, seguramente mi padre ya estará en la cocina.

–Buenos días papá. ¿Cómo estás? –dije tomando una manzana de la bandeja y llevándola a mi boca.

–Buenos días hijo, muy bien. ¿Cómo has dormido hoy?–dijo tomando un sorbo de su taza de café humeante.

–¿Y Eloy, aún duerme?

–Sí, iba a ir a despertarlo ahora mismo. Creo que se le han pegado las sábanas.

–No te preocupes, yo iré a despertarlo. –le dije.

–Muy bien, pero no lo hagas enojar. Sabes que aún no sabe como controlar su carácter.

–Descuida.–le dije terminando de subir las escaleras al segundo piso, donde se encontraban las habitaciones. Bien sabía que iba a despertarlo a mi manera, algo que haría enojar a mi hermanito de 8 años.

Una vez llegué a su habitación, vi que dormía a pierna suelta. ¿Y que mejor manera de despertar que con una jarra de agua helada? No pude evitar reírme entre dientes, había tomado la jarra de agua por el camino con la idea de hacer de las mías. Eloy se iba a enfadar y mucho.

Me posicioné a su lado y sin más vertí el agua en su rostro, haciendo que se levante exaltado.

–¿Qué pasó? –preguntó.

–Es hora de ir a clase, levántate. –dije saliendo entre risas de su habitación.

–¡¡Matías, estas me las pagarás!! –dijo gritando a todo pulmón desde el segundo piso. Yo había bajado a la cocina, y ya me encontraba junto a mi padre. Quien con curiosidad en su mirada quiso preguntarme.

–¿Qué le hiciste? ¿No te dije que no lo enfadaras?

–Yo no hice nada papá, es él que tiene un mal despertar. –dije con un tono de inocencia. Mi padre se reía a lo que me respondió.

–Sí ya, claro… No lo provoques más, termina que se te hará tarde. Yo llevaré a tu hermano.

–No me tardo, seguro que los chicos ya me están esperando.

Los chicos de los que hablo son mis mejores amigos Connor de 16 años, Áurea de 15 años, kenai de 17 años y Anakin de 17 años. Cogí mi mochila e inmediatamente salí de casa al oír a mi hermano furioso bajar las escaleras en mi búsqueda. Papá lo siento, pero esta vez tendrás que lidiar tú con el pequeño. – Pensé.

–Hola chicos –dije chocando los cinco con todos y dándole un abrazo a Áurea. Todos son hombres lobo, soy su alfa y Connor mi beta.

–Hey, pensamos que tendríamos que ir a buscarte dentro. –dijo Kenai.

–Estaba despertando a mi hermanito. –le respondí.

–Cualquier día te acabará pateando el trasero si sigues haciéndolo enojar. –dijo Connor. Y todos nos reímos.

Continuamos caminando rumbo al instituto, cuando a Anakin se le ocurrió recordármelo.

–¿Crees que ya estará allí?

Todos nos paramos en nuestro andar, y nos giramos hacia él. Y entonces le respondí.

–Supongo que sí, pero no me importa.

–¿Pero que vas a hacer si intenta hacer que te expulsen del instituto como lo intentó el año pasado? –dijo Áurea con un tono de preocupación.

La miré, sonreí y llevando mi mano derecha a su mentón para que me mirase directamente a los ojos le dije. –No te preocupes, este año no le daré ese gusto. Seré el nuevo alfa y debo comportarme como tal. No puedo entrar en su juego.

–Solo no queremos que te meta en problemas. –dijo Connor.

–No os preocupéis, toda diferencia entre manadas se solucionarán diplomáticamente como mi padre ha hecho por estos años. No permitiremos que perturben la paz que tanto tiempo nos ha permitido vivir tranquilos. –Todos hicieron un gesto de afirmación y por lo tanto continuamos caminando mientras conversábamos.

Y ahí estaba Ethan junto a otros miembros de su manada. No podría esperar a molestarme a lo largo de la mañana. No, tenía que ser a primera hora del día. Como detesto a este tío, pensé para mí.

–Grrr –gruñí.

–Tranquilo alfa, solo entremos. –dijo Áurea tomando mi mano fuertemente. La miré sonreí y continué con los míos para entrar a la primera clase.

Afortunadamente el día ha pasado rápido, y no tuve que encontrarme con él. Tuvo que irse por unos problemas en su manada, por lo que pude oír mientras hablaban algunos de los miembros de la misma que se quedaron en clase.

Nos íbamos a casa, cuando justo antes de llegar a la puerta de la entrada, pude notar un aroma diferente al que estaba acostumbrado. Olía a rosas frescas, a dulces recién hechos. No pude resistirme y lo seguí haber de donde provenía. Los chicos con curiosidad me siguieron. ¿Puede ser que haya encontrado a mi alma gemela? No estaba seguro tendría que asegurarme de que así era, pero por hoy debía dirigirme a los entrenamientos.

–¿Qué ocurre alfa? –preguntó Anakin.

Perdido en mis pensamientos le dije. –Creo que la he encontrado.

–¿A quien? –dijo Connor.

–A mi mate, a mí alma gemela. –Ninguno podía salir de su asombro al oír mi respuesta.

Y es que todo hombre lobo ya sea hombre o mujer, está predestinado gracias a la diosa Luna a encontrar a lo que nosotros llamamos mate, también llamado almas gemelas o predestinadas. Todo alfa debe liderar con su mate a su lado, de esa manera nadie se atrevería a cuestionar la fortaleza del mismo. Y a mí la diosa luna, me acaba de bendecir al encontrar antes a la mujer de mi vida. Pero primero tendría que asegurarme, no quiero asustarla.

No tardamos en llegar a casa, comí rápidamente algo y me dirigí al entrenamiento sin entretenerme más por el camino. La tarde pasó rápido, pero lo que más me chocaba es que no podía sacármela de la cabeza. Esa sonrisa, esos ojos turquesas, su cabello caoba oliendo a rosas frescas. Era realmente hermosa, solo con pensar en ella mis pulsaciones se disparaban solas no podía controlarme y eso era raro en mí, ya que mi padre siempre decía que admiraba mi autocontrol. Esta vez no, una vez terminé de entrenar ante la atenta mirada de mi padre me transformé en un gran lobo de ojos rojos como la sangre, y un pelaje blanco como la nieve. Mi padre al verme con preocupación por el link me preguntó.

–¿Hijo que ocurre? No es normal en ti tal descontrol.

–La he encontrado papá.–me limité a responder. Y ahí lo entendió todo, porque a él le ocurrió lo mismo con mamá. Entonces me dejó correr libremente por el bosque, sin interrumpir me más.

Al llegar en la noche a casa, las luces aún estaban encendidas mi padre me estaba esperando para cenar juntos y hablar. Resulta que antes de llegar al porche, a tan sólo dos pasos. En la oscuridad de la noche fui sorprendido por un pequeño lobo de color café. Quien me gruñía enojado. Sonreí al quitármelo de encima. Mi hermano quiso volver a atacarme, realmente le costaba controlarse. Pero papá intervino con un simple rugido como un buen alfa hizo que volviera a adoptar su forma humana.

–Tranquilo hermanito, lo de esta mañana solo fue una broma. Entremos. –le dije amistosamente revolviendo su ya alocado cabello.

–Grrr –me gruñó golpeándome la mano y entró a casa molesto. Papá nos observaba con atención.

–¿Quieres cenar? –me preguntó al llegar a su lado.

–Claro –dije con una sonrisa.

–¿Cómo estás?

–Realmente no lo sé, nunca me había sentido así antes. Cuando la vi, el mundo a nuestro alrededor había desaparecido. Solo éramos ella y yo, mi corazón se desbocó en un rápido latir y sentí que me robaba el aliento.

–¿Y ella te vio?

–No, estaba distraída hablando con sus amigas. La vi a lo lejos en el aparcamiento.

–¿Y que harás? –preguntó mientras terminábamos de colocar los platos en la mesa para cenar.

–No lo sé. –dije agachando la cabeza decaído.

–Sabes que debes conocerla primero.

–¿Y si me teme? –dije con dolor en mi corazón. Pues para un lobo no hay peor dolor que ese, que nuestro mate nos rechace. Realmente podría compararse a algo muy parecido a la muerte, podríamos hasta perder la cabeza.

Mi padre se acercó a mi lado, con una sonrisa y mirada comprensivas añadió. –Con nuestra naturaleza siempre nos podemos arriesgar a eso hijo. Pero debemos dar el paso, sabes que a los alfa nos ayuda tener a nuestra alma gemela con nosotros para un buen liderazgo.

–Lo sé , papá.

–Entonces ve poco a poco, no hay prisa aún queda un mes para tu cumpleaños y tu nuevo cargo. Así que tienes tiempo, no te agobies. Si necesitas hablarlo acude a mi, que en lo que pueda te daré mi humilde consejo e intentaré apoyarte lo mejor posible. Estoy seguro que todo irá bien hijo, solo debes ser paciente.

–¿Y cómo lograrlo? Sí solo con verla por primera vez provocó tal descontrol en mi.

–Confió en ti, y sé que podrás con ello.

Lo rodeé con mis brazos y lo abracé fuertemente. –Gracias, papá.

Habíamos terminado de colocar la mesa, así que nos sentamos los tres a cenar. Sí, los tres mi hermanito por fortuna había logrado calmarse por lo que compartió mesa con nosotros. Durante la cena contábamos anécdotas del primer día de clase. Le conté a papá que había visto a Ethan y despreocupado me respondió lo mismo que le dije a los chicos esta mañana. Que actuase como un verdadero alfa, y no entrara en su juego. Cualquier problema entre manadas podría solucionarse diplomáticamente como se ha hecho por años. No permitiríamos que nadie perturbara el tratado de paz.

Dos horas después había acabado el día, terminé de hablar con los chicos por una vídeo llamada contándoles como me fue en el entrenamiento por la tarde. Y que es lo que haría con la chica que vi hoy. Al terminar caí en un profundo sueño.

Había amanecido un nuevo día, y me han despertado unos golpeteos en la puerta de mi habitación.

–Buenos días, hijo. Levántate o llegarás tarde a tu segundo día de clase.

–Buenos días, ahora me levanto papá. –le dije pero sentía una pesadez enorme en mi cuerpo. Realmente estaba agotado, perdí la noción del tiempo cuando me adentré sobre mis cuatro patas en el bosque. No sé durante cuanto tiempo estuve corriendo sin pararme a descansar. Ella había activado algo en mí que jamás había sentido. No podía sacarla de mi cabeza, cerraba los ojos y la veía en mi mente sonriendo y danzando alegremente en el aparcamiento , como la vi ayer. No sé como pero tenía que conocerla. En cuestión de segundos me vestí con lo primero que cogí de mi armario, tomé mis cosas para clase y bajé a la cocina en la que ya para mi sorpresa se encontraba mi hermanito y papá.

–Buenos días, Eloy. –Y como era de esperar no me respondió parece ser que aún sigue enojado por mi broma de ayer. Bueno, ya se le pasará.

–¿Café hijo?

–Claro papá, gracias. –me tiende la taza de café .

–¿Ya has pensado que hacer con esa chica?

–Obvio que sí, pero no sé que hacer.

–Tranquilo, ya encontrarás el momento oportuno.

–Sí, seguro una vez lo conozca bien. Lo deja por otro. –añadió mi molesto hermano burlonamente. Solo imaginarla con otro me hizo enfadarme y mucho.

–Grrr. –le respondí con un fuerte gruñido.

–¡Ya basta! –dijo mi padre muy irascible con un tono de voz autoritaria. Al alfa no se le podía discutir, agachamos la cabeza en señal de obediencia y guardamos silencio.

–Eloy. ¿Estas listo?

–Si, papá.

–Entonces irás hoy con tu hermano al colegio. Haber si de esa manera se dejan de pelear y empiezan a llevarse mejor.

–Pero papá…–quiso protestar.

–Y no se diga más, llevo desde ayer oyendo los pelearse. Si no es por una cosa es por otra, ya está bien. Les e enseñado disciplina, cualquiera diría que son hijos de un alfa.

–¿Papá y los chicos? –pregunté en un susurro que él me alcanzó a oír.

–No te preocupes por ellos, yo les diré que has ido a llevar a Eloy al colegio que te coge de camino. Así que irás con tu hermano ya te encontrarás en el instituto después con ellos. –realmente papá se había enfadado.

–Esta bien, iré con Eloy.

–Muy bien, debo ir a atender mis labores con la manada. No se demoren en salir. Que tengan un buen día.

–Igualmente papá. –dije.

–Que tengas un buen día.– dijo Eloy. Y nosotros salimos media hora después.

–¿Ves lo que pasa por no saberte controlar? Yo solo estaba jugando contigo. – le dije airado.

–¿Crees que son graciosas? ¿Qué harías si te levantaras lleno de agua congelada por la mañana? –me miró cruzándose de brazos esperando mi respuesta.

–Bueno, tal vez tengas razón. Me he pasado un poco, perdón.

–Vale, pero sabes que esto no quedará así. ¿No?

–Lo sé. –Conociendo a mi hermano me las iba a cobrar bien cobradas mis bromas. Solo me quedaba esperar su venganza, al fin y al cabo no podía molestarme. Yo había empezado, y en fin es mi hermano no puedo estar enojado con él eternamente. Aunque a veces resulte divertido.

–¿Tregua? –me preguntó extendiéndome su mano para un apretón firme.

–Tregua. –le dije acompañado de un firme apretón como señal que estábamos de acuerdo.

–Mira casi hemos llegado, supongo que papá vendrá a recogerte.

–Tranquilo, también hay chicos de la manada en mi clase. Si no podéis venir a por mi, iré con ellos a casa.

–Esta bien, aunque seguro que papá vendrá. Que tengas un buen día hermanito.

–Lo mismo te digo, Matías. –me despedía con la mano mientras me alejaba rumbo a mi instituto.

Iba tranquilamente caminando por el camino habitual de tierra que quedaba más cerca, cuando fui interrumpido por un gran lobo negro. ¿Enserio? ¿No podía empezar bien un día?

El lobo negro se abalanzó encima de mí tirándome al suelo, de ahí mi sorpresa estaba despistado pensando en otras muchas cosas. Enseguida que fui consciente de mi situación no dudé en transformarme con un gran aullido enfrentándome a ese lobo, hasta que tuve su aroma. ¿Enserio? ¡Ethan!

Me puse en contacto con mis compañeros de manada y de clase soltando un gran aullido avisándoles de lo que estaba pasando. Como el instituto no estaba lejos, los chicos fueron los primeros en llegar. Empecé a oír como cuatro lobos se acercaban que acudían al llamado de su alfa entre rugidos de enojo. Una vez llegaron junto a mi, se colocaron en posición de ataque. Permanecieron a la espera de que les diera una orden. Les dije por el link.

–No ataquen, esto es lo que quieren una guerra. Y nosotros no la empezaremos.

–Pero alfa él ha empezado. –dijo Kenai furioso.

–Pero no responderemos de la misma manera, seamos más listos que él. No tendrá lo que él quiere. –respondí.

–¿Qué debemos hacer? –preguntó Áurea.

–Permanezcan unidos y no bajen la guardia. Unidos somos más fuertes, solos podrán con nosotros. –le respondí. Y finalmente me dirigí a Ethan.

–¿Qué es lo que buscas conseguir?

–Grrr– gruñó. –¿Enserio te crees mejor alfa? ¿Acaso crees que podrás evitar una guerra por el territorio?

–Nuestros padres han permanecido en paz por años. ¿Por qué perturbar esa paz ahora? –le pregunté con curiosidad. Realmente no entendía el afán de este chico por empezar una guerra de territorios.

–¡Mi padre es un completo idiota! Creyó que era lo mejor, pero eso lo hizo más débil. Pronto seré el alfa, y me convertiré en tu peor pesadilla Matías.

–No estoy de acuerdo, nunca ha estado mal buscar la paz entre nuestras manadas. Ahí muchos inocentes en ellas que no merecen la muerte por una absurda guerra sin sentido. Pero si así lo quieres, estaré esperando para proteger a los míos. –le dije. Las dos últimas frases que le dije lo enfadaron todavía más. Que con un gran y amenazador rugido se abalanzó sobre mí. No quise atacar, me mantuve firme en mi decisión. Cuando no sentí el ataque de Ethan, abrí los ojos como platos. Al ver que un pequeño lobo se encontraba herido ante mi. Era mi hermano y Ethan lo había herido. ¿Pero que hacía él aquí? Lo vi entrar al colegio. Mi padre se iba a poner furioso.

Inmediatamente rodeamos a Eloy, con fiereza y determinación enfrentamos a Ethan. Si atacabas a uno de los nuestros atacabas a todos nosotros. Y este cometió el error de atacar me él solo, sin los suyos. Así que huyó bosque adentro.

Miré a mi hermanito que volvía a su forma humana y con dificultad para hablar por la gravedad de las heridas me dijo.

–Lo pude oler por el camino, nos había seguido. No llegué a entrar al colegio, una vez te fuiste te seguí. Juntos somos más fuertes ¿no? –quedó inconsciente al acabar de hablar. Se le notaba la dificultad respiratoria.

Me sentí impotente y aullé muy fuerte para ser oído por mi padre. Quien no tardó en presentarse en su forma de lobo, al llegar regresó a su forma humana y corrió hacia Eloy preocupado.

–Matías ¿Qué demonios a pasado? –preguntó conmocionado tomando a mi hermano en brazos.

–Ha sido Ethan, quiso atacar a Matías. Él se mantuvo en su posición de no iniciar una guerra entre las dos manadas. Pero este si quiere la guerra, ha prometido iniciarla una vez sea nombrado alfa. Al ver que su hijo no reaccionaba entrando en su juego, se enfadó mucho. Quiso atacarlo y se preparó para recibir el ataque, señor. Pero no esperábamos que Eloy se interpusiera evitando el daño a Matías. Pensábamos que estaba en el colegio. –dijo Connor explicándole a mi padre.

–Yo lo vi entrar en clase papá, no me fui hasta verlo dentro. Me dijo que lo había percibido por el camino. No sé como se me…

–Grrr–gruñe mi padre furibundo. Se pone en pie, con Eloy en brazos y dice.

–Súbete a mi lomo y sostén a tu hermano muy fuerte. Iré lo más rápido posible para llevarlo con Nana la curandera. –me lo entrega. Se transforma en un gran lobo gris con unos temibles ojos rojos. Se agacha, coloco a mi hermano en su lomo, me subo detrás de él y partimos enseguida hacia nuestro pequeño pueblo del bosque. En busca de Nana, para que lo sane. Los chicos nos seguían de cerca, hoy no iríamos a clase, la manada y la familia estaba primero. Debíamos preocuparnos por el estado de Eloy.

Una vez llegamos, bajé a mi hermano del lomo de papá. Y todos gritamos con gran desespero siendo escuchados por todos los miembros de la manada. Quienes aterrados nos observaban cargando el cuerpo de Eloy.

–¡¡Nana!! ¡¡Nana!!– gritó mi padre.

–¡¡Ayúdanos Nana, por favor!! –grité. Nana respondió saliendo asustada de una de las casas.

–Muchachos. ¿Qué ha pasado? –preguntó confusa. Hasta que vio a mi hermano y sin demorarse más nos dijo. –Seguirme por aquí, acostarlo en aquella cama.

–Contarme que ha pasado, las heridas de su espalda son muy feas. Tráeme estás hiervas joven Matías. –dijo Nana extendiéndome una nota donde estaba escrito lo que necesitaba para curar a Eloy.

–Pero…

–Hijo, ve ahora mismo con los chicos. –me interrumpió mi padre.

–Enseguida.–salí de la cabaña corriendo. –Chicos acompañarme. –No dijeron nada solo me siguieron.

–¿Qué buscamos alfa? –pregunta Áurea.

–Tú ve con Connor a buscar el Hammamelis.

–Kenai y Anakin ustedes buscar Avellano. Yo iré en busca de la Centinodia. Una vez la tengáis todos den el aviso y nos reuniremos de nuevo en la cabaña de Nana. Andando no ahí tiempo que perder. Enseguida tomamos nuestra forma animal y salimos corriendo en busca de las plantas correspondientes. No tardaron mucho tiempo después en dar el aviso. Y como habíamos quedado nos reunimos en la cabaña a la que entré corriendo para entregarle las plantas a la Nana.

–¿Cómo está? ¿No ha despertado? –dije con preocupación.

–Se desmayó por el dolor es lo que ocurre cuando alguien tan joven es atacado por un alfa. Se pondrá bien, pero necesita tiempo.

–¿Qué debo hacer Nana? –preguntó papá.

–Tu hijo se pondrá bien, ayúdame a cerrarle un poco las heridas. Matías tú ve machacando las plantas. Necesito hacer un ungüento para taparle las heridas. El resto deberá hacerlo su proceso de curación, en tres semanas estará como nuevo. Así que Scott ve y habla con la manada, necesitan saber por su alfa que a ocurrido o permanecerán asustados. Y toma una decisión de que medidas tomarás, sabes bien que esto no puede quedar así.

Mi padre cabizbajo notablemente afectado por el estado de mi hermano. Pero también porque nunca pensó que nuestra paz sería perturbada de tal manera. Así que respondió a Nana. –Tendré que reunir a todos los guerreros de la manada, y defender nuestras fronteras. Esto no puedo dejarlo pasar, no cuando han atacado a uno de mis hijos.

–Te ayudaré en todo lo que haga falta papá.– añadí posicionándome firme ante mi padre, ante mi alfa.

–Lo sé hijo, pero deberemos ser más listos que ellos recuérdalo siempre. Todo llega a su debido tiempo. Primero me reuniré en una zona neutra con el alfa de la otra manada y veré que tiene que decir ante tal acto de su hijo.

–Te acompaño.

–No, hijo. Debes de hacer algo y tú lo sabes bien. Debes tener junto a ti a tu mate, el día que seas nombrado alfa. Ella será tu fortaleza, así que mañana irás a clase con los chicos. Yo iré a tal reunión con mis hombres, sabes que estaré bien hijo.

–Esta bien papá, haré lo que me pides.

–Yo cuidaré del joven Eloy, así que no se preocupen. Cualquier novedad serán avisados de inmediato.

–Muchas gracias, Nana. –dijimos mi padre y yo a la ves saliendo de la cabaña para hablar con la manada.

Una vez fueron informados, todos regresaron a sus casas preocupados. Y yo me quedé junto a mis amigos.

–¿Qué harás? –preguntó Connor.

–Nada, por ahora. Mi padre tiene un plan, y estoy de acuerdo en cada paso que de. Yo tengo que empezar ha acercarme a aquella chica.

–¿A tu mate?

–Efectivamente Áurea. Ahora venir todos conmigo, iré a entrenar lo que queda de tarde. Y nos vendrá bien a todos para despejarnos un poco.

–¿Podemos ir a correr por el bosque? –pregunta dudoso Anakin.

–Claro, pero después del entrenamiento. Y sin decir más me siguieron, luego de entrenar efectivamente fuimos a correr bajo la hermosa luna llena durante la noche. Al llegar a casa me costó mucho descansar por la preocupación. Papá no regresó a casa, estaba reunido con algunos miembros de la manada en el centro de reuniones.

Así que ha la mañana siguiente me levanté por mi cuenta, y una vez listo me dirigí a la cabaña de Nana haber como se encontraba mi hermanito. Los chicos me esperaban allí. Pude ver que mi hermano aún seguía débil y no pude evitar sentir miedo de que algo le pasara. Una vez salí de la cabaña los chicos y yo nos dirigimos en completo silencio al instituto.

¿Al llegar que creen? Ethan, triunfante decía su semblante con esa sonrisa engreída en su cara que ganas no me falta de desencajársela con mis garras. Pero vinieron a mi mente las palabras de mi padre. –Nosotros tenemos que ser más listos que ellos. Todo a su debido tiempo.– y yo no podía estar más de acuerdo. Pero eso no quitó que al verlo tan arrogante junto a sus amigos, nosotros cinco soltáramos un gruñido frustrado por no poder llevar nuestra venganza aún acabo.

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