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LLAMADA DE AMOR

LLAMADA DE AMOR

Jarrisson

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Capítulo

Paola es una mujer joven poco agraciada, recién graduada de secretaria, que al no conseguir un trabajo en esa área, le toca trabajar en un call-center, allí se enamora de su jefe Danilo Morales a quien le colocara la vida de cabeza inclusive provocando su separación, se enamoraran perdidamente, viviendo un romance de ensueño hasta que ella se entera de los verdaderos motivos por los que ella conquistó, todo por no perder la fortuna y no ir a la cárcel, a dónde finalmente termina y ella queda con el corazón destrozado, marcada como una roba maridos, en la pobreza donde le toca seguir luchando aún más por qué descubre que está alcanzó a quedar embarazada.

Capítulo 1 LLAMADA AL CORAZON DEL CEO

En un juzgado de familia, ubicado en una casa antigua, en ese lugar estaba Paola una hermosa joven de 20 años con un elegante vestido ajustado y un maquillaje suave que resaltaba sus ojos cafés claros, jugaba con sus joyas, las limpiaba porque le gustaba como los diamantes reflejaban pequeños destellos de arcoíris, todavía no conceptuaba lo lejos que estaba de su versión de 18 años, a la que los hombres solo miraban para criticar y que hoy le llovían pretendientes, de las muchas veces que le toco aguantar hambre, debido a que el sueldo no le alcanzaba para llegar a fin de mes, ahora ya no sabí

a ni en que gastar su fortuna.

Estaba esperando el veredicto del juez, aun confundida, sentía que no podía respirar, trato de organizar sus pensamientos, recordando los eventos que la encaminaron a este momento, resolvió que todo fue culpa de su guapo jefe, el hombre inalcanzable, su amor platónico con el que ahora estaba en este pleito familiar, al que odiaba por querer quitarle a su hijo, aunque al recordar los sucesos, en su mente se alzó un puño de victoria exclamando:

— ¡valió la pena todo lo sucedido!

Su memoria se ubicó una mañana en el trabajo, ella procuraba arreglarse lo mejor posible y su madre siempre le decía que era la mujer más hermosa del mundo, pero a pesar de eso el único hombre del trabajo con el que hablaba era con su hermano Jon quien trabajaba entregando domicilios, recuerda que ese día la conversación le empezó diciéndole a él:

—Me encanta trabajar en este centro de llamadas, es muy fácil llegar por qué entre dos avenidas, nada que ver con mi antiguo trabajo que me tocaba atravesar la ciudad en esos buses largos, de extremo a extremo y luego echar media hora de caminata, era eso o gastar mi sueldo en transportes para que me acercaran.

—Paola, qué mentirosa eres, di la verdad que es por ver al CEO, estás enamoradísima de ese señor, aunque si te hace falta caminar, deberías venirte a pie desde la casa e incluso cargarme en tus espaldas —Jon siempre se le burla, es su manera de ser, aunque no era exactamente su hermano, es su hermanastro, debido a que su madre se sintió sola y se juntó con el padre de él.

—Jon, no estoy enamorada de él, o bueno sí, es un placer verlo, aunque sea solo hecho un caldo de ojo, para alimentar la vista, es que de seguro que su cara fue tallada por los mismos ángeles de la belleza y yo no estoy gorda, simplemente estoy rellenita de amor, aparte que este traje no me favorece.

—Paolita, tampoco es tan apuesto, lo que pasa es que cualquiera se ve bien con esos trajes de dos mil dólares, ese carro último modelo en que llega, aparte que se rumorea que este edifico de seis pisos es de su propiedad, de todas maneras un hombre como él nunca se fijara en ti, ni en un millón de años

—los hombres son bien envidiosos, no es que observa como habla de lindo, su mirada penetrante, su porte, es hermoso, lástima que me toque conformarme con solo admirarlo de lejos y en la privacidad de mi cuarto y es que no es que yo sea fea, lo que pasa es que soy brusca de cara y tengo el cuerpo en desorden.

—Además, eres desconfiada,

— ¿Por qué dices eso?

—es que dejas los encantos en la casa

—eres muy cruel, ojalá me hubiera tocado un mejor hermanastro, aunque hubiera sido alguien bello para presentárselo a mis amigas, todo por culpa del mal gusto de mi madre.

—Paola, hablando de tus amiguitas, ojalá fueras como tu amiga Angie, a quien solo le faltan las alas para ser un ángel, me tiene loco por esa figura que parece un violín y esa carita de porcelana.

—Jon, si supieras como huele de feo, por eso es que cada rato va al baño a bañarse en perfume.

—hermanita, eso no me importa, con gusto me la pasaría oliéndola a toda hora, cada segundo de mi vida.

—Joncito querido hermanito, yo podría tener un cuerpazo mejor que el de ella, si no me hubiera tocado gastarme mis ahorros en la moto para que trabajaras y no siguieras de vago midiendo calles, mejor me hubiera mandado a operar y tendría a más de un pretendiente detrás de mí.

—pues hermanita, ahora tienes a muchos detrás de ti, a todos esos cobradores de los productos de belleza y para adelgazar que compras a crédito y que mejor deberías demandar por no darte los resultados que te han prometido.

—Jon mejor cállate, vete a trabajar que hay viene mi novio.

—los jóvenes, ¿a qué se dedican?, no sabía que los entregadores también atendían llamadas.

Paola se congela, se queda pensando: «es el jefe, el CEO, es mi novio, aunque no lo sabe» le sonríe, haciéndole ojitos, al tiempo que el hermanastro se marcha diciendo alguna disculpa poco creíble.

—Don Morales, él es mi hermano, lo que pasa es que él quería ver cómo era el proceso de venta con los clientes, —le contesta viéndole la boca y se muerde los labios para aguantarse las ganas de probárselos.

—la verdad no venía a regañarlos por no estar en sus tareas, venía a buscarte, tú eres Paola Pérez, fuiste la mejor de este mes y del pasado, he escuchado maravillas de ti, me gustaría darte un premio, por favor ven a mi oficina cuando termines el turno.

Ella se enfrascó en sus pensamientos: «mi nombre se escuchaba sublime con su hermosa voz y perfecta dicción que mostraba su cultura.»

— ¿Cómo dices? —Paola le pregunto por qué supone que imagina esa parte.

—Es que señora Pérez, se me ocurrió darles un premio a los trabajadores con mayor desempeño, me gustaría que me dieras una idea.

Se queda absorta contestándole mentalmente: «Solo se me ocurre pedirle un baño en un jacuzzi donde nuestros labios termines cansados de tanto roce» aunque solo le logra decir:

—tranquilo señor Morales, con una simple felicitación suya me basta, además no creo que me puedas dar lo que yo realmente quiero. —no sabe cómo logro hablar y desinhibirse un poco, será la bebida que le dieron las amigas para “empezar bien el día” como ellas le llaman.

—desde que este a mi alcance, todo bien, ya sé lo que quieres, tú quieres un ascenso, ¿cierto? —le propone sonriéndole y tocándole el hombre, ella se eriza al sentir sus manos, que las considero “suavecitas”.

—no es eso, pero me gustaría, tengo un título de secretaria que no he podido ejercer, siempre me piden experiencia y como la voy a tener si me gradué el año pasado. —los nervios le hacen fluir las palabras sin ni siquiera reflexionarlo, es que le parece mentira que el jefe le estuviera hablando.

—eso puede ser, aunque de secretaria no ganaras comisiones de venta, y por lo que me entere, te va bien, deberías considerar en otra cosa, mejor piensa en algo mejor, yo también lo voy a hacer, no se te olvide, por favor pasa antes de irte. —le pica un ojo a manera de coqueteo, que provoca que ella sienta que se derrito y le parece ver que le salen destellos como si tuviera el sol detrás, incluso escuche una armonía de liras que fue cortado por un estrepitoso grito de Sheila su secretaria, la que tiene de mala-gente, lo que tiene de hermosa, claro que se le nota que el bisturí ha pasado sobre ella más que por Frankenstein:

— ¡jefe, toca la reunión! Y usted aquí perdiendo el tiempo en perdedoras. —la mula la mira de arriba abajo y se lleva al CEO, quien se despide de Paola con una mueca hermosa, que la deja en shock.

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