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Secreto Sexual

Secreto Sexual

Viviana_t

5.0
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1.1M
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34
Capítulo

¿Qué pasa cuando haces un trato sexual con el jefe de tu padre? ¿Y qué pasaría si terminas jodidamente enamorada del jefe de tu papá y adicta a él? Para salir de la quiebra, Liana Parker de 19 años en medio del desespero recurre a proponerle un trato sexual al jefe de su padre en secreto, quien es mucho mayor que ella. La joven promete entregarle su virginidad y todo lo que él deseara de ella a cambio de sacar a su familia de la ruina. Era un convenido muy tentador y jugoso para Giovanni Carter, ya que hace muchos años que no se topaba con una mujer virgen. El solo pensar en desvirgar a esa chica de pronunciadas caderas en todos los sentidos posibles le alteraba los sentidos y hasta algo más… Nacido para los negocios acepta el trato de la rubia sin pensarlo mucho, pero ese mismo día decide probar que tan inocente ella era, y cuando logra abrir las piernas de Liana e introducir la lengua en el interior de su coño, prueba la dulzura de su cuerpo, de manera instantánea Giovanni se obsesiona de ella. No te pierdas de leer esta historia erótica en donde un CEO maduro e insaciable se obsesiona de una joven 20 años menor que él, ¿Cómo llevara la situación al ver que ella aprende muy rápido el arte de follar?

Capítulo 1 Cogiendo con la empleada

—¿Estas lista para recibir mi polla en este bonito culo?

—No estoy muy segura, señor Carter. La verdad es que tengo mucho miedo.

—Te puedo asegurar que te lo haré con mucha delicadeza.

La joven rubia traga saliva en seco, varias gota de sudor recorren su frente mientras que se encontraba en una posición bastante cómoda, pero lo que le estaban a punto de hacerle le daba escalofríos.

La rubia mira a su jefe de resfilón, observando esa mirada perversa y maliciosa de su jefe, sus ojos azules se habían vuelto más intensos de lo normal y hasta creyó que su cuerpo se volvió un poco más musculoso de lo que ya era.

Ella muerde sus labios y vuelve la vista al frente, el señor Carter la tenía sujeta de las muñecas con una especie de arnés de cuero sobre su espalda. Estaba inmóvil, no podía defenderse de la polla que tenía apuntada en medio de su culo.

Lograba sentir la cabeza de ese enorme pene tocando su ano, estaba tan asustada porque nunca había cogido por el culo anteriormente.

—No creo que deba probar esto por ahora, señor Carter, quizás…

—No hay un quizás, nena.

Dicha aquellas palabras, Giovanni empieza a meterle su polla por el ano a aquella chica muy lentamente. Ella estaba toda empapada por lubricante, la brillante cabeza de su pene fue deslizándose dentro de ella mientras que la rubia gemía del dolor contra el colchón.

Giovanni observa como su polla se va introduciendo en aquel buen culo mientras sujeta las muñecas de ella para ejercer un poco más de presión.

—¡Que buen culo te gastas!

—Deténgase…

Él hace caso, pero para ese entonces, su polla ya había entrado hasta la mitad. El trabajo ya estaba hecho, el condón se mantenía firme y las gotas de sudor recorrían todo su cuerpo como si estuviera bajo la lluvia.

El castaño traga saliva al sentir que ella ya se había adaptado lo suficiente con su pene dentro, así que emprendió la tarea de continuar hasta metérselo por completo y fue cuando vio la gloria.

Empezó a mover su polla dentro de ella con un poco de paciencia, la rubia estaba tan estrecha que sus paredes anales apretaban su pene con fuerza que le encantaba. Cierra los ojos y entreabre los labios al sentir próximo la eyaculación.

Para ese entonces, la joven ya no decía nada, y sospechaba que lo estaba disfrutando tanto como él. El castaño baja la mirada y percibe como ella empieza a mover esas caderas de a poco.

Una sonrisa morbosa se asomó en los labios de Giovanni, sabía que esa mujer lo iba a disfrutar. El CEO lleva su mano libre hacia el coño de la rubia para empezar a masturbar su clítoris.

La vagina de esa rubia estaba tan mojada, sus fluidos salían a montones de su cavidad lo que le permitía mejor lubricación, la masturbaba mientras que seguía dentro de su culo penetrándola suavemente. Giovanni se inclinó hacia su espalda y con ello logro morder la piel sudada de la rubia.

Ella dio un respingo y fue cuando él acabo dentro del culo de la rubia soltando un ronco gemido desde lo más profundo de su garganta.

El castaño reposa su frente de la espalda de ella para luego sacar su polla de su culo con sumo cuidado de no romper el condón. Luego se aleja de ella y se encamina hasta el cuarto del baño.

Al cabo de unos minutos sale y encuentra a la rubia sentada en la cama poniéndose su ropa. El mira sus pequeños senos, pero caderas anchas y siente que vuelve a calentarse. Pero sabe que no puede continuar ya que debe regresar a la oficina.

—Termina lo que tienes que hacer en casa y luego cierras, le dices al chófer que te lleve a donde quieras.

—Si señor Carter.

El castaño se vistió y luego abandono la casa, cada vez que esa rubia iba a su casa a limpiar él follaba con ella. Ya era una costumbre que tenía, pero ese día al fin la había convencido de coger por el culo.

Y valió la pena todo ese mes que tuvo que dedicarle para que ella cediera de una vez por todas, follar con ella por el culo fue lo mejor. Aun podía sentir lo estrecho de ese culito apretando su polla con fuerza.

Es que de solo recordarlo le provocaba regresar a su casa y follarla de nuevo, pero mira la hora en su reloj y decide que debe irse. Se sube al coche y lo pone en marcha.

[…]

Giovanni Carter baja de su coche deportivo ingresando por la puerta principal de su empresa, era una prestigiosa firma de bienes y raíces de la ciudad de Denver Estados Unidos y él era un playboy millonario muy codiciado por las mujeres.

No existía mujer que se le resistiera, y las revistas de cotilla estaban llenas de noticias suyas. El detalle era que, él no se metía con cualquier mujer, si no con la que se encaprichaba. Y si una mujer le gustaba tenia sexo con ella, eso no era un problema para él.

Al cruzar el umbral del recibidor de la compañía, se lleva la atención de toda aquella mujer que estuviera presente. Pero no eran de su interés… al encerrarse en el ascensor mira el correr de los números con un poco de impaciencia hasta que llego a su piso.

De inmediato su secretaria lo recibe poniéndose en pie.

—Señor Carter, su reunión con los agentes lleva de retraso media hora. Lo están esperando—dice yendo apurada detrás de él.

—Iré en un minuto…

Cierra la puerta de su oficina en la nariz de su secretaria, toma unas carpetas de su escritorio y se encamina hasta la puerta una vez más. Y allí estaba su secretaria esperándolo con cara de susto.

—¿Qué hace aquí? ¿Por qué no se ha ido a la sala de juntas?

—Es que tiene muchas llamadas.

—¿De quién demonios?

—Muchas chicas, señor.

—No me interesa, bórralas todas.

Avanza hasta la sala de juntas con pasos firmes, siente como su secretaria lo sigue de cerca mientras que él iba decidido a hacer unos cuantos ajustes esa tarde.

El CEO aprieta la mandíbula cuando ingresa en la sala, todos los agentes de alto prestigio que trabajaban en su firma se pusieron en pie no más al verlo.

—Buenas tardes, señor Carter —dicen todos al unísono.

—¿Qué es lo que pido que hagan en mi compañía? Se supone que si están aquí es porque son los mejores en su trabajo, ¿no es así?

—Por supuesto —vuelven a responder al unísono.

—Entonces, ¿porque uno de ustedes no ha alcanzado la meta este mes?

El CEO lanza la carpeta sobre la mesa, ni siquiera se había sentado. Estaba tan cabreado que sentarse no era una opción para él.

Los presentes se miran los unos con los otros, como buscando a la persona responsable del mal humor del jefe.

—Ahora, quiero que me digas James Parker, ¿Por qué demonios no has cumplido con la meta que les he impuesto a todos?

El hombre mayor se le queda mirando seriamente a su jefe, James aprieta la mandíbula al ver la potente mirada azulada de Giovanni puesta en él. Traga saliva y sabe que ninguno de sus compañeros lo podía ayudar en ese problema.

Su compromiso era cumplir con la meta, y como no lo había hecho debía afrontar las consecuencias. Pero su falta estaba justificada, el problema era que a su jefe eso le iba a importar una mierda.

Giovanni Carter era el sujeto más frívolo que existía en el mundo empresarial, nunca le duraba un empleado. Siempre terminaban despedidos tan solo con un mes, y su mes estuvo aprueba y lo fallo.

El detalle era que no podía quedarse sin empleo, le había costado mucho tomar parte del grupo de bienes y raíces Carter, y ahora no lo podía perder.

—Señor Carter, tengo una explicación para eso.

—¿De verdad? ¿La tienes? —el CEO frunce el ceño con ironía —. No creí que la tuvieras, ya que me parece que eres un bueno para nada. Fui muy claro con cada uno de sus puestos, el que no lo lograra la meta se largaba.

—Pero puedo explicarlo.

—Eso no me importa, perdiste una cantidad de ventas y eso no lo tolero. Esas bajas no son aceptables en mi compañía, por algo es la mejor del país, y no voy a permitir que un pendejo como tú me le haga mala reputación.

—Señor Carter, lo que paso es que mi…

—Estas despedido…

Giovanni le dice con tanta frialdad que le heló la sangre al resto de los presentes. Todos miraron a James que observaba a su jefe como resignado. Pero con dignidad asiente y se pone en pie.

—Por supuesto.

El hombre recoge sus cosas y sale de la sala, Giovanni seguía muy cabreado por la incompetencia de su personal. Aprieta la mandíbula y observa al resto de agentes con ira.

—Y esta advertencia va para el resto de ustedes, si no llegan a la meta el próximo mes despídanse de su jugoso sueldo y de este empleo. Inútiles no quiero en mi compañía.

Dichas esas palabras sale de la sala de juntas seguido de su secretaria.

NOTA; bienvenidas bellas, espero les guste esta historia erótica llena de secretos.

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