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Ɲἔмḋᾄƈ Ṩᾄvᾄᾗ

Libro de Ɲἔмḋᾄƈ Ṩᾄvᾄᾗ(1)

OJOS VIOLETAS - SAGA AMOR PROFÉTICO

OJOS VIOLETAS - SAGA AMOR PROFÉTICO

Hombre Lobo
5.0
- A LOS MÉDICOS DE TURNO, POR FAVOR, PREPARARSE. EN 10 MINUTOS LLEGAN DOS AMBULANCIAS CON DOS VARONES DE 28 Y 30 AÑOS DE EDAD CON HERIDAS PENETRANTES APARENTEMENTE CAUSADAS POR UN ANIMAL DESCONOCIDO. HAN PERDIDO MUCHA SANGRE. LOS USUARIOS NO TRAEN FAMILIARES. Mi piel se eriza y mi respiración está atrapada en mi tráquea, con una deglución de la saliva regreso mi vista a aquel hombre guapo y sus ojos grises luminosos me miran penetrantes. Intenta decir unas palabras, pero debido al tubo endotraqueal no logra más que hacer sonidos guturales. Es en ese momento que lo escucho en mí, casi como si estuviera hablándome en un susurro en mi oído. - Ayúdame Adrienna. El sonido de un mensaje de WhatsApp me saca de mis pensamientos con este hombre desconocido aun para nuestros fines médicos. Un sentimiento de dolor aparece en mi pecho y trato de ocultarlo mientras hago un puño fuerte, trago saliva y me dirijo a la salida del cubículo en el que me encontraba. Respondo el mensaje antes de partir. - ¡SORPRESA! – Gritan mis compañeros de turno mientras prenden la luz y salen con sus globos azules y blancos que usamos hace dos días en una charla a los usuarios. Una pequeña torta con un Happy Birthday Adrie en dorado yace en la mesa de la comida rodeada de snacks y vasos con cola. La visión se me hace borrosa cuando la reconozco. Sebastián desnudo acostado en nuestra cama boca arriba y ella con su melena rubia platinado en ondas que caen por su espalda desnuda, está encima de mi novio… ex novio. Los gemidos de ambos resuenan en las paredes de mi habitación. Elena grita el nombre de Sebastián. Y me rompen un poco más. Ya no tengo saliva para tragar, siento que el aire ha abandonado mis pulmones. No puedo hacer nada más que solo mirar y mirar es mi mayor sufrimiento. Me acerco despacio sin que se den cuenta a ellos. - Necesito un trago. - Aléjate de él, Enna. - ¿Creíste que te ibas a librar tan fácil de mí? Pues te equivocaste corazón. – Su voz está cargada de resentimiento y odio. - Ese fue el contrato que firmamos con tus padres una semana antes de que cortejara. – Se ríe. ¿Mis padres? Cierro los ojos y espero el primer golpe. Duele como si me estuvieran abriendo la piel con ácido. No puedo gritar, las lágrimas corren sin mi permiso y me incrusto las uñas en las palmas. - No te desmayes ni mueras, quiero tu conciencia en cada castigo que te tengo.