Romance en Trayecto
supervisar las campañas que ya estaban realizándose, reuniéndome con los fotógrafos y editores. También tenía una reunión con el jefe, Antonio, para hab
los proyectos organizados, y solo tenía que ir llamando para asegurarme de que fuesen bien. Si tenía visitas las pospondrían hasta mi regreso. Antonio Mero es un buen jefe, estricto, pero me apreciaba y ten
ecto para la oficina, pero también muy favorecedor para salir después, tuviera el plan que tuviera... a no se
ficio, vestía elegante y moderno. Me alivié, iría bien para lo qu
amos? Vas
estás preciosa
s, pero con artículos peculiares, algunas de decoración, otras de mobiliario selecto, etc. Entramos en un portal, en el cual no había ningún cartel, nos dirigimos al bajo. E
aje de colores llamativos saludó animadame
Cuánta gente! – le comentó Marc, el lugar esta
o, han venido todos los in
conociendo y aun no habíamos hablado de etiquetas, cosa que
s, como es costumbre. Él me abrazó y cogiéndonos
s parecía ser la obra central de la exposición. Era un estilo muy atrevido, surrealista, pero al verlo impactaba y gustaba. Julius era el artista, y se notaba que estaba orgulloso y nervioso por el gran día. Tenía talento. Al poco vio otro conocido, se discu
a el pla
rarle, sus ojos
ho el arte, Julius tiene mucho t
le conocí, y siempre supe que llegaría lejos. A ver cómo le
ver como seguíamos, acompañado de otra amiga, que también Marc conocía, y entonces nos dimos cuenta de que ya casi estábamos solos... habían marchado casi todos. Nos despedimos, y salimos a cenar. Una tarde maravillosa, de nuevo. No quería despedirme, no quería que se fu
uevo el timbre, de madrugada, insistente. Esta vez no encendí la luz, a ver si sorprendía al que
omara con ellos un café, a media mañana, aunque bromearon diciéndome que me lo tomara descafeinado. Estaba más nerviosa de lo habitual, y no era la primera presentación que hacía a una gran compañía, pero esta vez había hecho un trabajo extra, combinando todas las i
a. Hicieron especial mención al trabajo extra, la que unía todas las ideas, la que más gustó, pero querían una campaña que abarcara varias visiones, por lo que querían llevar a cabo todas, al unísono. Era una gran campaña de difusión de la marca y sus productos, en los que en cada una abarcaba algo, y en la cuarta, unía todas las ideas, me quedé parada, antes
to especialmente. No le había mencionado la cuarta presentación, y fue una sor
í. Al volver a la oficina, había un ramo de siete rosas rojas en la recepción, esta vez con nota. Noa nada más verlo
por esta semana... ¿ju
o reacia a estas cosas. Pero no pude evitar poner cara de boba con las rosas y su nota. Las puse en mi escritorio. Poco después recibí una llamada de Marc. Le agradecí el detalle, y
normalmente pagar la cuenta o invitar a una ronda. Justo estábamos jugando cuando llegó Marc, yo estaba de espaldas, esperando la jugada de Derek, cuando sentí que me cogían por la cintura, me recorrió un escalofrío, que reconocí de inmediato y supe que era Marc, sin siquiera girar
as cuenta
esté, no tenía ide
bola que no esperaba, pero puse cara de póker, como que la había hecho adrede, y gané la partida. Derek
do su pregunta mientras jugaba. Se mordió los lab
pasionadamente. Me derretía en sus brazos. Nos frenamos suavem
res ir? - m
ara, recordando mi nevera la última vez. - no me mires así
use todo por separado: pollo, lechuga, zanahoria, unas tiras de cebolla, pimientos, varias salsas y quesos. Calenté en la plancha las tortitas, y pusimos todo en la barra de la cocina, acompañándolo de un vino espumoso rosado. Marc me pidió algún cubo o algo para poner la botella en hielo, le indiqué que tenía uno y en donde,
e tontear, y no llegamos a terminarla, era imposible con él, y estando a solas..
nos desnudábamos el uno al otro, insinuándo
vo esperando toda la semana... ha s
sis, aun notando que reprimía algo, pero lo disfrutamos, los dos. Otro dí
podíamos reprimir la pasión que sentía
una tienda algo especial que allí había, con la intención de que allí me revelara algo más de él. Le ag
pa, bisutería y decoración. El local estaba algo apartado de la zona central del centro comercial, era al aire libre, y ten
- me miró
asentí sonriente y entré sin espe
y si hay algo aquí que te gustaría... - se mordía el
látigo, extrañamente no me sorprendí- y algunas esposas suaves, claro.
cuero negro, con los interiores de los agarres en t
ó con sorpresa, viéndome tan tr
mirando, pero por mí no, quiero ir a otro sitio. – me l
lo. Vámonos
ron en una discreta bolsa opaca
ían amamantar, calentarles la comida o cambiar los pañales. Debieron situarla al hacer el centro, sin pensar que en esa zona finalmente no pasarían familias por allí, por el tipo de tiendas que había cerca. Marc cerró la puerta con pestillo, me agarró contra él apasionadamente y me subió al mármol, besándome y quitándome la blusa, haciéndome enloquecer con su mano en mi ent
comer en el centro, y luego ir al cin
ona con edificios históricos, algo apartada, pero desde la que se llegaba rápido al
ina era todo un ambiente, con pequeñas separaciones por mobiliario, y una isla en la cocina. Quedé sorprendida, no imaginaba ese buen gusto, no sé por qué. Me hizo una pequeña visita guiada, enseñándomelo todo. Tenía tres dormitorios, seguramente antes eran cuatro y uno lo abrió para tener un gran comedor y sala, uno era el
atarme. Levanté la cabeza para mirarle a los ojos, y ahí estaba, mirándome, con esos ojos que me hipnotizaban y penetraban en lo más profundo de mi ser. Me levantó suavemente la barbilla con la punta de sus dedos, y me besó con extremada dulzura y suavidad, como nunca antes lo habían hech
rriendo todo el cuerpo con las yemas de los dedos, besándonos dulcemente. Me levanté
reí y llevé un vaso de agua para él. Volviendo a pone
te puedo dejar algún pijama mío para dormir.... Si dor
lta nada. – me miró lascivo, le gui
sacó un par de esposas de terciopelo rojo, y un antifaz negro. Tenía ganas de juego, me puso el antifaz y las esposas dejándome sujeta en el cabecero totalmente desnuda y se fue, pidiéndome que esperara un momen
on su sexi voz algo ronca. Me es
n pequeño dolor, pero placentero, gemí a la sorpresa, él iba haciendo, viendo mis reacciones. Me besó pasionalmente, se apartó y me giró. Recorrió mi espalda con el cubito de hielo, y de repente me dio una cachetada, no muy fuerte, no sé con qué, me excitó más. Nunca había practicado nada así, ni cachetes, ni nada similar, pero me gustó la novedad, no lo sé explicar bien, pero más que doler, excitaba. Me volvió a pellizcar los pezones, y dio otra cachetada, un poco más fuerte, gemí. Me puso algo entre las piernas, y dio un pequeño golpe, esperó un poco atento a mi reacción y dio otro golpe igual en la misma zona... estaba torturándome, le deseaba y no sabía si quería que terminara con ese suplicio y me hiciera suya o siguiera... era tan extraño, tan excit
sta, ¿te ha gustado?
no sé por qué. –
es curiosidad, lo podemos usar luego, u otro día. ¿Querías saber má
anto daño, podía usarse para dar tanto placer. Se dio cuenta
í es donde más placer se tiene, en el límite, y me encanta jugar con ese límite... ¿Sabes? No a todo el mundo le
tenido parejas con gustos muy simples, incluso alguno más aburrido, y no me había planteado que me pudieran gustar este tipo de jugu
por un vaso de agua, o algo fresco... al levantar, me flaque
has hecho!? – le eché en cara, bromeando. Él sonreía,
r? - me pregunto m
algo de
fue él. – tu descansa, que luego quie
y sinceramente, no quería, quería disfrutar todo lo que pudiera con él, mientras durara. Tengo el concepto de que normalmente las relaciones tienen una duración determinada, no me cierro al amor, pero soy consciente de que no suele
n si queríamos quedar el domingo por la mañana, para ir a la playa y comer por allí. Se lo comenté a Marc, y aceptó... así las conocería a todas. Les envié un m
con su camisa puesta, y estaba preparando algo en la cocina... una ensalada muy completa y algo de pescado, al horno, tomando una copa de vino blanco mientras cocinaba. Al escucharme se giró, con una amplia sonrisa, y me ofreció una copa, mientras esperaba en la sala. Me acerqué a él para rodearle con mis brazos mientras trasteaba, y le besé en la espalda, co
a, sintiera una conexión tan profunda con él? Algo que nunca hab
¿En qué piensas? - me pil
columpio, en cuando lo podremo
a lo instalo, sin falta. – me guiño el ojo y se acercó p
pescado estaba perfecto, especiado y en su punto. Me preguntaba que más facetas tendría que aún no haya visto. Durante la cena hablamos, y él aprovechó para sacar
in más, casi me atraganto al escuchar esa pregunta tan directa
e presento a Annie,
o hacerlo, tampoco quiero que te agobies con el tema... no soy posesivo, ni mucho
no las ponemos. Pero, yo, estoy muy, muy a gusto contigo, me encantas, estamos apenas conociéndonos... y no sabemos a dónd
.. yo sí que se dónde quiero que vaya esto- noté que se callaba algo, me besó la mano, y la mantuvo cogida mientra
, y aprovechamos muy bien la tarde del sábado, aunque era inevitable que