Seis años como fantasma, ahora real
A VIL
tre. La música finalmente se apagó, los invitados se dispersaron, sus susurros se desvanecieron en la noche. Mi cuerpo, exh
dio la orden. "Bájenla". Su voz
es gritaron en protesta, mi abdomen un fuego ardiente. Intenté levantarme, pero mi cuerpo se negó,
aste esto. Ahora aguántate. Y no creas ni por un segundo que no te voy a hacer pagar por el escándalo que armaste esta noche". Sus ojos eran de h
molestia. "Mamá, ¿por qué siempre tienes que causar problemas? Primero en casa, ahora aquí. Karla estaba muy molesta". Sacudió la c
ás. Era un imitador, reflejando su crueldad hacia mí. Miré al trío -Cristian, Karla y Mateo- de
ento, luego me enderecé, negándome a colapsar de nuevo. Mis ojos encontraron los papeles de divorcio a
ienes. De manera justa. No quiero ni un centavo más de lo que legalmente me corresponde. Sin peleas.
s fríos ojos. No esperaba esta determinación silenciosa, esta
gar mi colegiatura? Karla dice que ni siquiera tienes trabajo". Sus preguntas inocentes, envenenadas por la insidiosa influ
tos para dormir, curando rodillas raspadas. Los años que invertí en él, los sacrificios que hice por su felicidad, por nues
n, Mateo", dije, mi voz desprovista de emoción. "Puedes tener tu nueva
tonterías delante de Mateo. Lárgate de aquí. Hablaremos de esto mañana, cuando t
stian. Y no voy a ninguna parte contigo". Mi
go. Estoy dispuesto a perdonar tu pequeño berrinche y tus... desafortunadas decisiones. Ahora, vámonos". Habló como si
silencio era mi única arma ahora, una nega
taba entreabierta. Y entonces la vi. Karla. Sus maletas estaban desempacadas, su ropa ya mezclándose con la de
arla, rodeándola con sus brazos. "Karla, ¿estás bien? Mi
sa sacarina en su rostro. "Estoy bien,
ueron una flecha, atravesando los últimos y frágiles hilos de mi esperanza. Prefería la gratifica