Seis años como fantasma, ahora real
A VIL
nía un filo agudo y peligroso. "Cristian, está tratando de arruinarte. Piensa en tu reputación, en tu empresa. Este
scándalo, de que su vida cuidadosamente curada se desmoronara, encendió una rabia fr
enazante. Su mirada se fijó en uno de sus g
ado, sus manos agarrando mis brazos. El pánico estalló, pero mi resoluc
rité, mi voz tensa. La herida aún estaba fresca, tirando dol
r la atención? Nunca estuviste embarazada, Jimena. Solo quieres hacerte la víctima". Sus palabras fuer
continuó, su voz goteando veneno. "Otro hi
r. Sus palabras cortaron más profundo que cualquier cuchilla. Retorció todo lo
us amables ojos nublados por la enfermedad, su mano frágil en la mía. Mi madre, su ro
gre fuerte, un heredero. Yo era joven, tonta y desesperada. Acepté. Luego mi padre murió de todos modos. Pero ya estaba embarazada de Mateo, un pequeño parpadeo de esperanza en mi mundo desolad
to, en el centro del lujoso salón de baile. Mi cuerpo era un instrumento de su desprecio
"Se lo merece", escuché susurrar a una mujer. "Tratando de extorsionarlo. Tremenda interesada". Otra intervino: "
ando el cabello de ella, la de ella descansando en su pecho. Era una caricatura del amor que una vez compartimos, una parodia brutal del día de nuestra boda. R
s y luces deslumbrantes. Me sentí desapegada, flotando sobre la escena, observando mi propia degradación. Un e
o. Sostenía un pequeño pastelito glaseado, su rostro iluminado por la emoción
voz era peque
cenizas, se retorció con una nueva ola de agonía. Me
años de Karla! ¡Lo estás arruinando!". Sus palabras, mezcladas con el veneno de la amante
spendida, y le presentó el pastel a Karla. "¡Feliz cumpleaños, Karla!"
cuerpo se desvaneció en un latido sordo. Se acabó. Todo. La esperanza, el amor, la
levantar una copa de champán en mi dirección. Cristian estaba a su lado, su mano de
madre avergonzada, colgaba allí, un testimo