¿POR QUÉ TE CASASTE CON ÉL?
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a, no pue
a a punto de estallar, se sent
a del señor Coney, s
nción a sus apurados movimientos. Sus altos tacones casi no hacían ruido sobre e
eño de aquel lugar se escuchó justo
llevaba un traje de una tonalidad clara, casi blanca. Jaya maldijo para
secretaria que intentó impedir esa intru
ero elegante, con un pantalón color negro, un suéter beis, casi dorado, cuello en U, y un abrigo de tela gruesa con sus botones a
él, no lo podía cre
sin verse y toda su historia cayó sobre sí como una pesada caja. Esp
en la garganta, y mientras Adam, su expareja, el único hombre qu
el que se encontraron solos. El mundo
lleno de volumen, suaves ondas, y de rostro bien afeitado, se encontró lo suficientemente cerca de ella, la miró a los ojos, directo a s
él, un zumbido que retumb
vez, no podía dejarse llevar por la fuerza de sus se
no te he hecho nada malo
enc
la voz-. ¿Sucumbir al deseo en aquella isla griega y dejarme tira
o la había vuelto loca-. Muchas veces tú lo hiciste, muchas veces te fuiste dejándome s
encia de comicidad. No pod
s, pero durante un buen tiempo fu
reviste a venir, dijiste que quieres conversar conmigo. ¿De qu
a pesar de apenas ser marzo, sentía lejano ese momento. Nunca habló con Adam sobre es
eguntó él-. ¿Pensaste q
da
ron meses sin saber donde rayos estabas hasta que lo supe; meses volviéndome loco hasta
so, sintió la g
Quieres explicaciones de por qu
erer de ti ahora es que me digas por qué viniste a verme a mi
acercándose a las sillas frent
cesito contarte algo
reír. Se seña
onfidente y amigo? ¿De qué se trata esto? ¿Te arrepen
una buena rá
, esto es algo serio. Si no
on fijamente y
quieres
me si puedo
llo rostro, facciones exóticas, de ojos profusamente
endo estupend
Jaya. Ya no
uera una desconocida
incrédulo
como una desconocida. Mmm... Si e
posibles". D
s malditos corazones rotos, de haberte casado con otro y de
nada, lo miró
icina en la gran Londres... por
ojos ambarinos. Estaba claro para él que Ja
ntió a
te -dijo con los d
no mostrarlas, le temblaban y le dio vergüenza experimentar todo eso por la mi
ocarse la corbata. Le asintió a la mujer para que habla
nteraste de
-atajó él. Lo que menos quería
o militar y luego como agente de seguridad le enseñaron a ser actriz. Ahora necesitaba ese recurso ante el abogado Coney
ces que ya n
entimiento, apretand
e. Perdón, de tu exjefe. Es
nas cosas. Y quiero que me escuches b
un poco el
d. Mi esposo tiene asuntos que
orta si estás aquí
me te
ga al
sabes quién es
entes, supo las in
mintió, y se sint
lo que deseo saber e
iencia-. No sé qué es él, ni
en un amigo comú
que preguntaban d
os volvamos a encontrar. Y
acia adelante,
? -habló en
o eso ocurra, finja