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Su fría venganza, un amor oculto

Capítulo 4 

Palabras:1320    |    Actualizado en: 04/11/2025

ista de Ca

apartamento, agitando una carta en el aire. Se reía,

¡Camila, se

lado, con el rostro

ha ido,

sido pagada! Y ha arreglado un nuevo lu

ntado, representando a un benefactor

su rostro-. ¡Lo sabía! ¡Sabía que todavía te amaba, Camila! ¡Es

o matutino. Mi familia estaba a salvo. El peso de su desespera

de abajo. El chófer, un hombre que no reconocí

vía a mi vida de lujo, para ser apreciada y adorada por un marido que la amaba en secreto. No tení

ón brillante de la Ciudad de México. Se detuvo frente a la entrada

ahora me miraba con una mezcla de lástima y curiosidad. E

abrieron directamente

a mañana. Era alta, esbelta, con el pelo del color del oro hilado y los ojos del color de

lida y genuina que estaba completam

uave y melodiosa-. Soy Astrid Riv

a hostilidad abierta. ¿No estaba celosa? ¿No estaba enojada d

ación. Todo estaba tal como lo había dejado. Mi ropa todavía estaba en

odo se había ido, y sin embargo, aquí estaba. Estaba en casa, pero era una

irvienta me desp

ñor Carranza solicita su

recha. Parecían un rey y una reina. Dudé, sin saber dónde se suponía qu

plato frente a mí. Por costumbre, la costumbre de toda una vida de ser s

ona de Kael, y la mirada de cortés confusión de Astrid. El calor sub

, empujando mi silla hacia atrá

denó Kael, s

edé h

barbilla el

gustaría un

y llené un vaso de cristal con agua, mis movimientos rígid

amila -dijo

evo, mi propio

filete, masticó lentamen

camarones. Camila, pélale

Sabía que mis dedos eran torpes, que siempre hacía un desastre. Solía hacerlo por mí, separando pa

Moví mi silla junto a la de Astrid, tomé el pequeño tenedor de plata y comencé la humillante tare

i lado, tal vez el reinado de terror del rey sería menos severo. ¿Cuánto duraría esto? ¿Un mes? ¿Un año? Segur

rrojó su serville

dido el

de la habitación si

trid, des

e alg

ecto indescifrable. Una pequeña y eni

lo

con la

lo he e

vino a mi

ma, fingiendo estar dormida. Lo oí moverse por la

-dije, mi voz ahogada por la

e decir. Durante tres años, él hab

mi lado. Una risa baja y

endo nuestro antiguo arr

da, su cuerpo enjaulándome.

qué, mi voz delg

gruñó, sus labios rozando mi oreja-

apartando la cara-. Es

sus ojos se volvieron duros y fríos.

a? ¿Es eso lo que quieres,

rganta. Cualquier cosa para que esto se de

siva, un hombre que había afilado su resentimiento hasta convertirlo en un borde afilado durante tres largos años. El erudito gentil y to

rovistas de cualquier ternura. Fue una violació

ntre el sueño y la vigilia, lo oí susurrar. Fue un sonido

la? ¿Por qué te

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