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¿A todo riesgo o a terceros?

Capítulo 3 Paula

Palabras:1563    |    Actualizado en: 14/03/2021

ormación que acabo de escuchar. Lo intento, de verdad que lo hago; pero por mucho que le insto a mi cerebro a reaccionar de una forma coherente, a ofrecer una respuesta lógic

hacerme e

para algo soy el j

ptado el puesto de limpiadora en el supermercado por las mañanas. Es un trabajo que odio a más no poder;

adornan sus sienes. Lo que propone es impensable, al menos por mi parte; juraría que él opina de diferente modo, de ahí que lo haya planteado. Pero no, no estoy dispuesta a regresar al infi

ro que a ella no le importará est

ta mi propuesta, me da igual, no pienso rendirme. Por eso,

ombretones llenos de grasa. —Sigue en sus trece y v

administrativos. No me importa, lo único que quiero es salirme con la mía y, p

bliga a retorcerme de dolor. Durante años he luchado duro para ma

y esa, querida, eres tú. —Apoyo la espalda en el respal

er que solicita nuestros servicios, sé que todo regresará de nuevo: los recuerdos, los sentimientos guardados, los men

i me

irme el lujo de perder el trabajo, necesito los ingresos a

contraté, llevas dándome la tabarra con que te amplíe la j

do desde que entré, lo sé de sobra —me quejo enfa

lo sin llegar a pensar en las conse

se, no entiende

el puesto de trabajo por no querer ir

ie

no lo

haciendo, sé que todo es por miedo, pavor a volver

me o

ad

somo cree la mentira q

tonc

onociéndolo como lo conozco, estoy segura de que tratará de hacer de casamentero. No es que me lleve mal con él

a que ofrecerle. Nada coherente me viene a la mente,

a y ya sabes que mi coche no está

ntiendo, incluso a mí me dan

la mano por la frente—. ¿Sabes?, he llegado a pensar q

a decir los verdaderos motivos por los cuales n

ación para salir del despacho. En el momento que c

dos de

las tres, por lo gene

quiero irme a

diato, los viernes a

y —digo c

nombre—, confío en ti y sé que los d

o profesionalidad.

mi puesto de trabajo. Mabel me mira extrañada, es raro en mí que esté tan

no trabajas por las

e viniera, he pedido salir an

bi

ablar de ello, en casa le contaré lo que me sucede. Sincroniz

s que campan a sus anchas por todo mi cuerpo; pero tengo claro que si enciendo un

palmada en el trasero al vigilante. Él tarda poco en mostrar

comenta Mabel una vez fuera del edificio y

levo una semana diciéndo

¿

s monos

n

stás de una estrecha. El miércoles hablé con Lázaro y me confesó

i por primera vez hace un mes y desde entonces,

prosigo mi camino—. Solo viene las tardes que tú trabajas, el

e trate de eso, así que me obligo a decir para que deje de venderme

ra que deje de caminar

y te lo he dicho mil veces, to

cerlo. Ella tiene una visión de las re

bres son iguales, cada uno tien

iciéndome que quite de foto del per

do, no me dejas

ella espero cualquier

vas a

aro y señalarme, con un dedo acusador, desde la distancia. Él muestra una sonrisa, también me guiña un ojo mientras saca el móvil para anotar algo q

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