LA TRAMPA DE MI SUEGRA
da, resonando en el silencio de la oficina. Las imágenes comenzaron a sucederse en su mente una tras otra; eran destellos de un sóta
urcado por las lágrimas que destilaban un temor visceral, observaba cómo la puerta se cerraba inexorablemente. La oscuridad que la rodeaba no dejaba ver nada Otra
impregnar el aire que respiraba. La sensación de estar atrapada, de luchar por su propia supervivencia, era abrumadora. Podía
l sótano se transformaban en los barrotes de sombra proyectados por las persianas de su oficina. La comid
a en su seno. Las paredes parecían cerrarse sobre ella, cada piedra fría un testigo mudo. Las sombras jugaban entre sí, formando figuras que desafiaban toda lógica: figuras humanas dist
lla que crujía levemente bajo su peso. Pero el sótano nunca se alejaba del todo; era una presencia cons
derezarse en su silla. Se había quedado dormida después de una
elie, quien la observaba preocupada. Su frente estaba surcada por perlas de sudor y su
-preguntó su amiga mientras
endo el agua-. Cada día no sé si lo que experimento es
cuerdo? ¿Recuerdo de qué? -pregun
redes del sótano -le contó, volviendo a tomar el agua con mano temblorosa-. Mamá me alejaba de ahí cada vez que me veía con el oído pegado a esa pared. ¡Te juro que escuchaba a alguien llorar! Bueno... eso creo.
rte con ella antes de los dos años; ¿cómo te vas a acordar de algo así? Acuérdate que
monición? -pregun
sa -trató de calmarla Amelie, r
iguras se perdían en la oscuridad mientras su madre la ocultaba. Parecía que todos los recuerdos, sueños o pesadillas hab
de acceder a cada capricho de tu suegra. Te lo digo, Ivory, esa mujer no me inspira confi
es la suegra que todas desearían -expresó Ivory, levantándose de su asiento-. Es perfecta y tú deberías estarle agr
uí exhibía un impresionante vestido de novia-. Ella sabe que soy la única que te habla con franqueza y te
e decía era por su bienestar. Pero su suegra había sido muy generosa con ella. Es cierto