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Prisionera por compromiso

Capítulo 8 Tareas del hogar

Palabras:1445    |    Actualizado en: 13/04/2024

erdes que vio de reojo, el trato que le dio y lo demandante que era. Su voz… era áspera y gruesa, emanaba un aura muy masculina y de

briendo la puerta. Gracias al cielo que Aria no podía conci

l futuro asegurado, ya le ganó a la mayoría. —Anika comentó con una sonrisa de suficiencia

miró con extrañeza d

beres del papel que anteriormente abrazaba— Y éstas son las demás tareas programad

le quitara las esposas y és

to. Una disc

rojas para tratar de apaciguar el dol

erlo. Era una lista muy producida y meticulosa donde d

antarse y te

.m Eje

.m Des

Lavar l

m Lavar

re algún tema de div

ar alguna materia o

solamente se interesaban por nutrir su intelecto y hacerla más productiva. En un día común, ni siquiera se habría dignado en hacer ejercicio o levantarse relativamente temprano, así que vio el lado bueno y disfrutó no tener que ser una prisio

sopló, buscando los ojos a

entendía. Cassius ya contaba con demasiada se

órdenes. —Con

e tiene aquí? —Aria buscó de nuevo la mirada de Anika,

ó la puerta del dormitorio y entró un señor alto de pelo negro con la piel de porcelana. Era asiático y lucía muy bien cuidado— Él es Liang, y estará c

o harta, mirando de arriba a abaj

s somos reconocidos por nuestra habilid

esional. —Ordenó Anika y L

que se veían. Suponía que podría haber

daespaldas personal me abruma un poco. —Contestó Aria haciendo una mueca de disgusto al recordar por qu

lo olvido. Ahí hay un armario con todo lo necesario para que se arregle, el señor Ca… —Liang le dio un codazo y retomó su profesionalismo, se aclaró la garganta y prosiguió— El Gran Jefe ha ordenado explícita

Y Aria le recordaba a ella cuando era más joven, pero sabía que tenía que manten

. Su cama era del estilo victoriano e incluso se sintió como de la realeza. Los muebles eran antiguos pero de muy buena c

os y unos un poco más cortos, pantalones de lino, pantalones de algodón, camisas formales y otras un tanto más casuales. No había bolsos pero si unos que otros lentes de sol, había joyería que por simple vista parecía de buena c

ionó especialmente para m

ropósito. Eso la confundió, pensó inmediatamente en el que algún día pensó era el amor de su vida: Dimitri, pero lue

ucha y otros diez para vestirte, desde… ya. —Anika m

se vistió como se lo ordenaron y finalmente salió d

el lugar. Te advierto qu

misteriosamente, yo no me atrevería a desafiar a mi jefe. —Interrumpió Liang con el rostro lleno de miedo, por lo que Anika puso los ojos en blanco. Para ser un gu

o más grande, se encontraba justo al lado del suyo— Siempre está cerrado y no viene muy seguido, está demás decir que

do y cultivando su intelecto, la cocina, la sala, el comedor, el jardín que era enorme, contaba con una cancha de tenis, había espacio para equitación y también, por supu

o lo era, y tal vez tendría que dejar de r

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