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Las pinturas de Alan

Capítulo 3 III

Palabras:4436    |    Actualizado en: 24/01/2024

rvar sus cuadros, los chismes llegaban a veces seis meses tarde, pero nunca en sus veintitrés

ue como en los anteriores días, seguía sin tener luz alguna y aunque se quejara con su casero sabía que el hombre no haría nada, así que para evi

ndo los cuadros que ponía siempre en venta para acomodarlos con cuidado y de manera que todos pudieran observarlas, no eran demasiadas puesto que no había estado haciendo muchas por el usual cansanc

solía acomodarlos para exhibirlos, los acomodó todos en su usual orden y una vez que terminó, sacó el que había terminado en medio de la madrugada; el retrato de Christian, mismo que colocó a un lado de donde se

o las tres pinturas de las criaturas mitológicas chinas ha

r —Saludó Alan rápidamente al re

no sabía cómo dirigirse a él mismo. —Mi esposa ha de estar observando la pi

mente antes de asentir a la pregunta. —La hermana mayor vino ayer y me permitió una fotografía para que lo ret

el anciano con sorpresa y asintió aceptando lo que le contaba, si un familiar había accedido a mo

espués de que él mismo había desertado de su familia luego de revelarse completamente para evitar casarse con un desconocido.

ía decir

ndome nada —Comentó el anciano con una sonrisa avergonzada antes de ver llegar a su esposa con un cuadro un poco grande en

cuadro que parecería flotar de no ser porque se veía las manos de la esposa del anciano Ti

en que desbordaba pasión por el trabajo y una habilidad para expresar

el cuadro de las cascadas del Niágara con un atardecer con distintos colo

la l

l con los datos de su cuenta para que hicieran la transferencia, al menos uno de ellos ya que el anciano Tiago

—Suerte con la venta del resto de tus pinturas, joven Matheson. Conozco a tu abuelo por negocios, pero él nunca me dijo que su nieto trabajaba aquí como artista, supongo que por tu

anciano en algún momento allí o no podría ponerse más en aquel lugar del parque. Confirmó la transferencia que la otra persona le había hecho, así que tomó el spray fijador de su mochila junto al papel embal

e hallaba observando cada pintura en completo detalle y frunció el ceño sin saber si lo hacía porque le interesaba o porque buscaba algún detalle fuera de lugar que no cuadrara, pero se detuv

eles junto a una paleta pequeña para esparcir la pintura de mejor manera, sin dilatar más el momento comenzó a pintar un río y en ambos lados de este varios árboles, arbustos e incluso un venado casi escondido entre estos, el cielo sería un manto completamente estrell

s podían utilizar si creían tener alguna pista del asesino; estaba realmente sorprendido de ver con sus propios ojos aquellos cuadros, el nivel de detalles eran completamente exactos como si el artista de estos hubiera sido el asesino mismo, habían incluso detalles que ni siquiera

, pero en una situación completamente diferente, había una sonrisa sincera llena de dientes y una mirada feliz y emocionada en aquellos ojos violetas, suponía qu

para nada tétricas como los cuadros a su espalda. Formó una mueca y paseó la mirada por el lugar hasta fijarla en el pelirrojo que se hallaba pintando otro cuadro, estando completamente ajeno a lo que sucedía a su alrededor. Ian podía notar las pequeñas pecas que se notaban en sus mejill

s, quizá tenía un cómplice, pero no podía sacar conclusiones sin antes interrogarlo; así que recuperando su usual porte de autoridad, comenzó a caminar hacia el dueño de las pinturas, deteniéndose a tan sólo unos pasos detrás de él, sorprendiéndose al notar una corriente cerca de su cuello y un suave aroma a chocolate que no salía con más fue

hicieron tensarse levemente, más no hizo ningún movimiento obvio para que el otro no lo viera, simplemente se mantuvo con parte de su atención en

que no quería que le saliera feo el árbol que estaba realizando. —Porque si es lo s

una sonrisa formándose en sus labios. —Esto

l ver la placa de policía en la zurda del alfa. —Bueno, supongo que se puede hacer una excepción con la policía —Comentó con desánimo antes de formar una mueca, eso era otra c

policía? —Cuestionó Ian sorprend

pagar $300 por cada una de ellas? —Cuestionó Alan con in

o!? —Cuestionó Ian sin poder creer que c

as quiero de vuelta porque de esa manera puedo llegar a las familias de las víctimas y mostrar la otra cara de esa moned

ecidir llevármelas —Comentó Ian apretándose el puente de la nari

te todos deberían ser de $500 y hasta más, todas esas víctimas valían mucho más, no sólo los lienzos y las pinturas que había gastado haciendo los cu

l cuadro, recibió el dinero en efectivo y entregó el cuadro antes de despedirse de la señora para ver hacia el rubio. —Lo siento, comience con sus preg

ostenerla todavía y paseó la mirada por el lugar de trabajo del chico, viendo el nombre del pelirrojo y lo anotó m

a que ver en ellas, independientemente si era testigo de manera indirecta. —Salí de aquí calle abajo, vivo a una cuadra de aquí, pero en el camino antes de cruzar la calle sentí un dolor de cabeza como si alguien me hubiera golpeado, pero no había nadie cerca que pudiera haberlo hecho, al menos no que yo hubiese visto —Contó recordando poco a poco y sacó su celular para buscar el registro de llamadas, mostrándoselo a

en había estado observando las reacciones corporales y faciales del omega, grabando todo lo que le

mismo llegó, así que simplemente salí corriendo hacia mi casa —Respondió Alan apretando sus manos entre sí mismas y suspiró temblorosamente antes de tomar aire para seguir hablando. —Llegué

alla del celular para confirmar la hora de la llamada a emergencias y concordaba con la que estaba registrada, así que ya sabía ahora quién

ios ya que no sabía cómo lo tomaría el policía cuando le contara la verdad y es que él mismo estaba consc

ceja alzada, curioso por la reac

la mirada hacia el césped natural del parque. —La ve

ntenta convencerme —Pidió Ian revisando el celular ajeno ahora que

Sucede cada dos o tres noches cuando estoy durmiendo, llegan los sueños en forma de pesadillas y presencio lo que ese hombre hace con los omegas luego de que los ha atrapado, nunca he visto cómo los atrapa ni cómo los lleva a esos lugares y tampoco he podido escuchar lo que habla con ellos mientras los tortura y menos escucho los quejidos que dan los omegas, algo q

regó el celular a su dueño y volvió a ver hacia los cuadros con total seriedad

es? —Cuestionó con curiosidad, estaba segu

ad y formó una mueca. —Está bien si no me cree, una cosa es escucharlo en voz alta y otra diferente es que me crea alguien, ni siquiera yo mis

ser el asesino al que buscaban, abrió la boca dispuesto a cuestionar algo más, pero se detuvo completamente al escuchar su queja y v

bre con un asentamiento hacia

r amor a lo más bonito que tiene el cielo —Comen

ombre y vio hacia las dos mujeres que lo acompañaban, en poco

nos en puños, levantándose para tomar el fijador en spray y los papeles e

otegerme, que se vaya al diablo, no lo necesito; sólo mantengo el apellido familiar porque perteneció a mi padre y a mi madre, no por nada más —Sentenció antes de a

ven

contándolo para devolver el extra que parecían querer entregarle. —Suficiente con lo poco que

e su propia familia porque la va a necesitar cuando las verdades salgan a la luz —Comentó el hombre con seriedad antes de suspirar y asinti

a taparse el rostro por la frustración, debió prever que eso pasaría y ahora el hombre quedaba descartado como

osidad, mandando a su gente a averiguar sobre Alan

ros que hago de los omegas, pienso que puede venir cada tanto y por eso es que dura unos días sin matar a nadie más, en esos pocos días puedo descansar sin malos sueños de por medio, así qu

sonas de todas las castas que pasaban de un lado al otro con y sin niños, así que sería imposible saber realmente quién pudiera ser porque no creía que el asesino fuera a ir a un parque pareciendo s

n poco más con la polic

olicía" —Respondió Alan haciendo comillas con una sonrisa vacía sobre sus labios. —Está bien, yo no quiero que me tome

operes con nosotros hará más rápido todo —Comentó Ian con total calma y seriedad. —Debo pedirte que me acompañes a la estación p

nfirmar lo de sus sueños, sólo se le ocurría una manera y no creía que con el problema en su casa con la electricidad, las cámaras pudieran grabar realmente algo o siquiera encendieran, ten

n esos momentos porque ya había hecho planes para esperar a la hermana de Christian, Mary, que le había dicho el d

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