Las pinturas de Alan
colocar los nombres de la mujer morena y del hombre joven; Carolina Martínez, una española que había llegado a visitar a sus
e los hospitales puesto que el hombre había sentido su lazo romperse al momento en el que su omega dejó de respirar y los doctores supieron la razón de su descontrol, así
los de "librarse" de su carga y con el tiempo conseguían otro omega sin problema alguno, algo triste, porque su propia casta no podía hacer lo mismo, una vez marcado, nadie aceptaría un omega usado; o eso era lo que decían la mayoría de los alfas, por eso se negaba a casarse con cualquier idiota que su anciano a
había ido dos días atrás, llevando una sonr
ío el día siguiente a aquel día y dudaba que el asesino mismo se acercara a comprar las pinturas puesto que sería completamente sospechoso para
bastante divertido con el omega pelirrojo y ladeó levemente el rostro sin borrar la sonrisa d
ue por mientras eran todavía suyas propias. Frunció el ceño por la pregunta ajena y se cruzó de brazos antes de señalar con la cabeza hacia el guardia del parque. -Si se atrevi
efe se hallaba observándolo y regresó luego la mirada hacia la del menor, asintiendo levemente con las manos alzadas a c
arlo y luego señaló hacia la pintura de un tigre de las
rece, aunque sinceramente pienso que no se merece nada -Comentó Alan luego de chasquear la leng
ntes de sacar el dinero en efectivo y entregárselo. -Todavía no es tiempo de que sepas
ía por qué presentía que debía saberlo, pero dejó pasar el sentimiento y fue por el spray fijador y el papel para embalar, yend
menos un desconocido, puedo hacerlo solo -Respondió seriamente antes de terminar d
de manera nasal antes de alzar los hombros y negar levemente. -No puedo prometerte eso, pero te aviso que ven
llí y cambiarse solamente por ese molesto hombre no debería ser necesario, bufó antes de tomar un lienzo nuevo para acomodarlo en el caballete y sentarse frente a este para tomar sus pinturas y pinceles, recientemente le ha
aquella criatura era cierta, él mismo podría utilizar la imagen de aquella quimera con cabeza de elefante y cuerpo de león con el tamaño de
deaba el rostro sin dejar de pintar, frunciendo el ceño de vez
segunda voz que sobresaltó a Alan y lo hizo detener su pintura
an con calma mientras asentía levemente. -¿De
seguir. -Pero yo pienso que las creencias no deberían sólo quedarse en su país
an con un asentamiento de cabeza antes de recordar que debía aten
suavemente antes de sonreír con un poco de tristeza al recordar la razón de acercarse al chico y cambiar su re
o de una vez -Respondió Alan notando la
ta la mirada, el dolor incrementaba mientras más la observaba y quizás era masoquista por voltear a verla aunque fuera de reojo. -Sólo quiero saber po
libre mientras observaba todos los cuadros, uno por uno con detenimiento, pero no encontraba una respuesta en concreto, no hasta que por fin había llegado uno de los familiares de una de las víctimas.
dad entienda que nosotros los omegas no nacimos para ser tratados de esa terrible manera -Respondió con total seguridad y sintiendo sus sentimientos a flor de p
por el pelirrojo. -Salía de su trabajo de medio tiempo cuando ese hombre se lo llevó, ya han pasado seis meses y l
cerró los ojos, completamente molesto con lo injusta que era la ley y la sociedad con los de su propia casta. -Esa maldita gente, increíble que no pongan suficiente
jando libre las lágrimas de la frustración y se tapó el rostro sin importarle ser observada, estaba cansada de tragarse cada una de sus lágrimas para serle de apoyo a sus
la fémina a sentarse en su lugar para que pudiera dejar caer todas sus preocupaciones en aquellas amargas lágrimas y sonrió con tristeza, no era justo, pero nada en la vida lo era y él mismo vivía aquella injusticia cada día. Volteó l
peluznante puesto que recordaba perfectamente que los sacaba con una cuchara de helado y otros los extraía con la misma navaja militar, pero cuando los sacaba con esa última herramienta los globos oculares ya se hallaban dañados e incluso parecían haber explotado, aquello sólo molestaba
con suavidad para observarla y notó perfectamente al omega de mejor manera, era un chico joven de tez pálida, mucho, cabello blanco y ojos vi
vivía su vida como si fuese la última, en navidad pidió tener una mascota y mi padre consiguió ese samoyedo importado, al ser completamente blanco, Christian podía sentirse menos atacado por las personas a
man o no a la persona que los recibe -Comentó Alan sabiendo perfectamente sobre ese senti
mi hermano no era la excepción, me metí en los suficientes problemas con tal de defenderlo aunque él no quisiera -Confesó con una sonrisa triste dibujándose en sus labios. -Pero ahora
días desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, a menos que llueva y tenga que recoger
ia y limpiándose las lágrimas con la otra, sorbiendo su nariz para tratar de calmarse. -Espero mucho de ti des
acia el lienzo que había hecho desde hacía seis meses, definitivamente eran dos imágenes completamente diferentes y si
a de Mary, con la diferencia de que ya no perdía la concentración en su pintura si no que volteaba de vez en cuando para asegurarse que no hubiera clientes, no se preocupaba por el
e estaban apoyadas en los caballetes que usaba para mostrar las pinturas y una vez que estuvo acomodada, volvió a sentarse para colocar un nuevo lienzo, tomando la fotografía que Mary le había entregado y no tardó en ponerse a retratar dicha fotografía, s
e sus primeros homicidios, sufr
de esas personas y eso era la parte frustrante de sus sueños, el no poder ayudar a las víctimas de aquel hombre; realmente le gustaría saber la razón de que hiciera aquellas a
la nada August, uno de los clientes frecuentes del omega que s
astaño rojizo a unos pocos pasos de donde se hallaba sentado. -¡August! ¡Qué bueno volver a
aquí para allá, en un viaje de negocios que me tomó más tiempo para regresar, pero ya regresé para quedarme, por los momentos y hasta donde sé -Informó con una sonrisa secreta
ó la risa antes de desviar la mirada hacia aquellas pinturas que no le vendía a nadie y luego decidió responder: -He tenido buenos días, otros no tanto como quisiera -Comenzó diciendo aún sin verlo y
antes de voltear a ver hacia el mismo lado donde el omega veía y notó varias piezas de pinturas nuevas, sonrió ladinamente por un br
ambio para que se casara con alguien que no conocía y mucho menos amaba, sus tíos lo evitaban tanto como se les era posible y padres, pues ya no tenía, así
l con rabia contenida. -Por su culpa es casi imposible hacer nada, hasta cocinar algo, me molesta mucho que actúe de esa manera -Gruñó antes de tomar aire de manera honda para soltar el agarre en e
or aquella confesión tan llena de sinceridad. -No pidas deseos de esa manera, Alan, recue
n con una mueca y alzó las cejas al escuchar su comentario, no tardó en negar divertido. -¿Quién podría escuchar los deseos
ntes negar suavemente. -Alguien cerca de ti, un Dios, tal vez, no sé si creas en alguno. Y claro que eres importante, para
podía ser mala persona puesto que lo trataba tan amablemente como pocos de su misma casta lo hacían. -Uhm ¿Dios? No creo que exista uno después de que mi madre le haya r
una leona madre que parecía llevar sangre en la boca y odio en sus ojos mientras debajo de sus patas se encontraba su cachorro sin vida, suponía que el odio del animal era por algún cazador puesto que un brazo humano yací
ime cuánto es -Pi
tó Alan entre risas antes de ver hacia la pintura.
n sinceridad antes de asentir levemente y entregar momentáneamente el cuadro para sacar su celular, pasándole el dinero a t
y le puso el spray fijador antes de envolverlo para entregárselo. -El cuadro ya está envue
se las vendiera como anteriormente le había estado pidiendo. -Oye, olvídate de eso ¿Sí? Ese fue un día bastante depresivo par
las venda todas, le he dicho que no están en venta y parece que le entra por un oído y le sale por el otro -Se quejó antes de reírse de su d
cho de ellas por tiempo de llegada -Comentó August seriamente y bufó por la bur
nderé, August -Asegur
de igual manera, una vez que se halló solo de nuevo, vio hacia su celular para ver la hora y no tardó en levantarse para comenzar a recoger todo. Ya eran las cin
sus pinturas y pinceles luego de lavarlos, se aseguró que nada se le quedara y salió del parque despidiéndose del guardia para ir hacia su apartam