Sacrificio - Saga Necesitamos el quinto elemento - Libro 2
bían puesto
entos, evaluará si mataste a cada demonio con el arma correcta, y el apoyo del espacio seg
montaña. Me puse el pantalón por debajo de mi hábito,
l centro del salón, ten
te ayudará a moverte, te dará la sensación de volar y escalar por las paredes que proy
s espadas eran de un
lación, todo parecerá real en el jue
ó al pantalón. Me entregó unas correas que se cruzaron en el pecho, ahí pegó la vara y el ar
ue sea de goma todo. Estaremos detrás de esa b
os que apar
erra, la cual fue secuestrada
rfe
uz. Por instinto tomé las espadas, caminé por varios pasillos, entré a un lugar, se me lanzaron tres grandes hombres lobos, me tiré al piso, aproveché el impulso del primer animal que a gran veloci
y se convirtieron en dos puntas de madera. «Cómo sé eso», brinqué de forma inhumana, lancé las dos estacas directo al cora
pie. Son rápidos, pero yo lo fui mucho más. Otro vampiro voló hacia mí, tomé una de las estacas que estaban en el piso, brinqué
a vara con la que había matado a un vampiro. La giré de nuevo y se transformó en dos f
é la vara en mi espalda, tomé el arco con las flechas blancas y le disparé a uno. Di un par de volteretas, al caer lancé otra que dio directo en la cabeza, otro cayó con la flecha en el corazón. Dos brujos se transformaron en u
as, giré en el aire despistándolos, al caer los decapité, le t
da u
cuando el arma atravesó en el corazón. Estaba agitado, sin embargo, me sentía más vivo que nunca. Caminé por varios pasillos, cerré mis
ada, las espadas no lo atravesarán, aunque si utilizo la vara daría un buen espectáculo, sin embargo, quería acabar con esto. Tomé
ra con una mano y el látigo, con el otro. Al ir cuesta bajo la vara se incrustó en el lomo, rugió y lancé el lát
reocuparse. Los alumnos estaban con la boca abierta, los sacerdotes tenían expresiones de asombro, o
-caminé has
ta minutos, la computa
s que hacía que sus ojos se vieran más grandes, con un
el padre Andrés, le dio una palmada al rec
s ciclos antes de
illo en sus ojos, veía admiración, m
daron hacerla al amanecer, había comenzado a llover. La dejaron para mañana a las cuatro de