Sin miedo Contratémonos
que no me llamaba para avisarme que llegó mi prometido, sino de todo lo contrario. Escucho al otro hablar también con desesperación. Me asombro de q
cesitas que tenga mucho dinero y te salve -sigue hablando en lo que sig
que debía arriesgarme por una vez, que no volvería a hacerme lo mismo, y mira. ¡La h
se escuchaba muy desesperada. Por la forma en que sonaba, me imagino que le aterraban las
só con tu hermano mayor, dejándote en ridículo. Te lo advertí Hugo, pero no me escuchaste
cualquiera. No debía perder ésta oportunidad, me alejé un poco. Solo lo suficiente para poder llamar a mi amiga y saber que estaba pasando
ue empeñado en destruirme. -Seguía hablando el llamado Hugo. - ¡Nunca mi abuelo debió reconocerme, nunca! ¿Qué fue lo que le hice, eh? Puede que no me acuerde de
o te admira y defiende. Deja ver si encuentro algo, ve
da, sino que lo sigue torturando, y poniéndolo en ridículo, sobre todo al casarse hacía dos años el mismo día, en su misma boda con la que decía que era su prometida y lo había dejado plantado delante de tod
poniéndome de pie, no puedo perder esta oportunidad. Deja llamar a Viví para ver si en verdad me dejaron plantada. Oh, parece que no h
i, Tri
... L
que hice fue una locura. No sé porque me imaginé, que exis
pregunta ansiosamente. - ¡Te juro T
ado, ya me las cobraré más tarde -le digo en lo que me decido a avanzar
mi lado. -Opino que todo es obra de Rigoberto, que me ha llamado un montón de veces averiguando si es verdad lo de las entrevistas y la boda. Tenemos que
e llamaba igual que mi fallecido prometido, y se encontraba en la misma situación que yo. Sí eso no era una señal de que Dios existe y me estaba ayudand
ulpe,
a su cabeza para cerciorarse si era con él, que hablaba. Al dar
onm
y sin más le pregunté directo, no había tiempo
esas que le quitan el aliento a cualquier hombre. De seguro se estaba preguntando, ¿qué hacía una mujer como yo, pidiéndole a un extraño que se casara con ella?
haces,
que a mí. -Le expliqué y le pr
de algún lugar, pero no sé decirte de cuál. -Siguió
lo para m
Por la forma que lo hace al parecer es todo un ejemplar. -Tiene la nariz perfilada, y labios finos. En realidad, es un hombre que pare
í como lo desc
¿Qué le p
si quiere cas
oca? ¡No sabemos
omo otro cualquiera. ¿
ipción que me hizo Viviana, me entró la duda de si un hombre como ese,
y los investigué. De este hombre no sabemos nada. -Se
pequeño estremecimiento de mis labios, hizo que se fijara más en mí. No lo niego, después de saber como es, estoy algo nerviosa, quizás sea verdad lo que
que el diseño acentuaba mi hermosa complexión esbelta y bien formada, una saya larga y amplia ocultaba mi figura. ¡
e lleve. El llamado Hugo, guardaba silencio creo que incrédulo, mirando como convers
nmigo? -Traté de que sonara lo más convincente posible, p
turdido opino, ja, ja, ja..., de seguro jamás se imaginó una situación como esta
do esa pregunta e
nes que casarte urgente, para ser exactos en menos de una hora, ¿verdad? -le dije para que supier
tos momentos al saber que yo había escuchado todo, muy humillado, al tiempo que su angustia crecía más y m
uación, el que debía casarse conmigo, me acaba de llamar para decirme que
del por qué le hacía tal proposición, era que ambos habíamos si
tuviéramos sentados en una mesa de trabajo cerrando un negocio. Y no como si le estuviera pidiendo
de emoción que lo hiciera conmigo. Se acercó unos pasos, para acortar la distancia entre los dos. Podía ver como se preguntaba, ¿quié
lo es, me parece que una mujer no debería hacerle una proposición a
decidida a casarme con este hombre sin importar quien fuera, y en discusiones de negocios, no había quien me ganara. -Yo tampoco conocía al hombre con quie