Su media naranja
endo de la consulta del médico con los resultados del laboratorio en la ma
ntre tú y Edric está
. ¿Por qué
añó a una muchacha al hospit
una amante-pregunt
¡
rsona en el mundo que haría algo así. -Irene terminó de habla
o importante. No puedo seguir hablando ahora. -Sonaba frío y sin
mpre ha sido muy amable conmigo, aunque hace un tiempo que su actitud no es la misma. No solo está distante, sino que incluso se muestra impaciente al respond
! -exclamó u
e frunció el ceño, le lanzó una mirada de desprecio y, sin importar que e
ras. Mi madre so
d otra vez? -En lugar de enfadarse por la res
asunt
ily y levantó una ceja queriendo provocar una reacción en su hermana.
ientos hacia él y siempre se las había agenciado para enrollarse con él antes de que se casa
olvist
aba muy familiar. No podía creer que tuviera ante sus ojos la firma de Edric. Luego Lily continuó-: Hace cuatro meses pasamos la noche juntos; fue bestial, estuvimos dándo
bia, abofeteó a Lily, que enseguida cay
barriga
y apenas podía creer lo que acababa de suceder. Enseguida el personal médico se llevó a Lily a la sala de urgencias e Irene, temerosa de abandonar el lugar, también la sig
mirando a Irene con furia. ¿Cómo fue
yers la empujó -respondió la señora
tú no has conseguido, ¿verdad? -le gritó Margaret y la abofeteó. Irene nunca le hab
orazón creció la desesperación y se sintió tan sofocada que casi se desmaya. Justo entonces, la p
tó los golpes y se desmayó. Cuando por fin volvió en sí, abrió los ojos en un cuarto blanco. Intentó incorporarse, pero le dolía tanto el cuerpo que tuvo que apo
son. Soy el abog
rprendida y se quedó mirando
Myers. Él me confió los trám
e de mí? -le preguntó Irene, que ape
abogado se acercó a su cama y le en
or la cabeza que Edric quisiera divorciarse de ella algún día. L
verme! Quiero esc
tá muy ocupado.
con el otro como para que él ni siquiera tuviera tiempo de ir a verla. Acto seguido, tomó el celular de la mesita de noche y marcó
ó el abogado, que seguía esperando por su res
tres años que llevaban de matrimonio, todos habían sido respetuosos con ella, así que
a él y que todo lo que tenía me pertenecía. Sin embargo, solo han pasado tres años desde que nos casamos y ya no siente nada por mí». Se preguntaba si ese que estaba viendo en ese momento era el verdadero Edric. El hecho de que su marido hubiera mantenido una amante a su
bolígrafo!
na de las joyas que le compró -añadió el abogado después
ada perdida en el espacio, y, justo cuando el abo
a. Tomó el bolígrafo y est
ó al estacionamiento del hospital. Allí se detuvo ante un lujoso Aston Martin tr
a lo firmó! -informó
bre del auto mirándolo con
e quiso decir algo, optó por guardar silencio. El Sr. Myers se volvió a mirar el oscur