Encontrarte
A
do. Los invitados est
lquier momento y yo todavía voy en pijama. Guardo la foto que me había tran
te perfecto para mí y espera que en unos años me case con él. El chico
riz chata como la de los boxeadores y la boca grande con los labios finos. He de reconocer que es un chico guapo y además tiene buen cuerpo. Pero tiene tantos defectos que eclipsan sus virtudes: es
lo pero va de acuerdo a lo que papá quiere –. Nuestra peluquera me maquilla y me peina. Para el maquillaje me ha puesto: base, corrector, polvos selladores, sombra de ojos azul en el parpado y negro en la cuenca para el difuminado, me ha hecho también la raya del oj
las piernas, también de tirantes pero con el escote redondo, de color plateado y unos tacones negros con el tacón de aguja de 15 centímetros. Su maquillaje es parecido al mío, lo único que cambia es el color de la sombra de ojos, que en vez de ser azul, es plateada.
repente, me doy cuenta que me lo he quedado mirando fijamente y, automáticamente, mi cerebro borra aquella imagen de mi mente haciéndome pensar en lo mucho que echo de menos a Luke. Cuando por fin han en
as demás empresas. – Se me ha olvidado mencionar que la mayoría de los invitados son trabajadores de la empresa de papá. Eso sí, son los trabajadores mejor pagados que los de cualquier otra empresa. – Podéis estar orgullosos y
cho papá, lo celebran todos con todos. En este momento de distracción, pa
pregunta Jack, el
echan la mano. – Katie, Barnett, ¿por qué no os v
a es de sí mismo.” Barnett me coge del brazo y me lleva a rastras hasta el jardín. “Al menos aquí se puede respirar.” Nos sentamo
nett Junior 2. – Empieza a decir mientras hace fuerza par
s. No quier
r, tócalos qu
ue no quie
s mis fuerzas, hasta que consigo soltarme. Él se sorprende de que me haya soltado, me mira con
e para nuestra
hablando, pero yo hace rato que no le escucho. Me pongo a pensar en Luke. “¿Qué estará haciendo Luke en este momento? Ojalá estuviera aquí y me sacar
trabajar mientras tú te quedas en casa haciendo las
ndo? ¿Pero tú quién te has creído que eres? Si eres un Don Nadie. Para empezar, no me voy a casar contigo y mucho me
que te he dicho? – M
nte – le digo con un tono enf
ro plan futuro que he pen
quede clara una cosa, Barnett: no me voy a casar contigo jamás en la vida, por mucho que mi padre insista! ¿¡Qué pasa, que una mujer no tiene el mismo derecho que un hom
en la misma capacidad en ciertos
insoportable, pero claro, las exageradas somos nosotras porque, según vosotros que sois los expertos y también la tenéis, eso no es nada! ¿Sabes qué te digo? ¡Que ojalá la tuvierais vosotros, entonces sabríais lo que es el dolor que nosotras, las mujeres, nos tenemos que aguantar y callar para que vosotros, los hombres, no nos podáis decir nada! ¡Y aún así, después de todo, nos seguís viendo como el sexo débil! ¿Y creéis que los hombres con din
lo visto, me han escuchado gritarle todas aquellas palabras a Barnett. Me doy la vuelta con la intención de irme, pe
a Barnett ahora
doy cuenta que todas las mujeres tienen la
le con
at
o no se da cuenta? – Me doy la vue
de qué? – Me pr
comienzo a explicar – t
son ob
ienen miedo de sus maridos. Miedo
ara, y luego miran a mi padre pidiéndole que me haga callar o que me saque de allí antes de que alguna de sus muj
e, se le va un poco la cabeza. Arreglare
dentro de casa,
tremo contigo, pero has sid
stras hasta mi cuarto. Las lágrimas no paran de caer por mis mejillas. Durante el camino a mi habitación, miro a Derek
ido de la llave girándose. Mi padre me ha encerrado en mi propio cuarto. Y todo por decir lo q