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Picantes fantasías

Capítulo 5 Nueva manera de gozar

Palabras:2614    |    Actualizado en: 02/04/2023

me levanté y sentí escurrir entre mis muslos su semen caliente, él me jaló de nuevo a la cama, me besaba, me

é rico espectáculo para mí! Yo completamente desnuda, salvo mis chancletas, me sentía su

r se inclinó ante mí y levantándome las piernas se dedicó a lamer mi panocha, allí mismo en el escritorio de mi esposo, entre sus documentos, entre sus planos… Yo estaba brindándole mi concha a

aba la polla; como si él fuera mi jefe y yo la golfa de la oficina. Su pija dura me prometió más placer..

tiras de mis favoritas, claro, sin pantaletas. Me vestí estilo ejecutiva, falda, blusa; me maquillé como una puta y perfumándome mucho el "asunto", regresé a donde estaba el chofer de mi marido, que al verme no pudo más que alegrarse de lo que veía.

mpo que sonreía y le insinuaba mis apetitosas tetas, que casi escapaban de mi blusa y mi voluptuoso trasero. Siguiéndome l

icenci

Daniela?, to

nciado, si no ha

mplaceré, pero por favor no vaya a pensar mal de mí, y el hecho de que me siente en su pija no quiere decir que sea una puta. — Rodeé el escritorio y de inmediato sentí una fuerte nalgada, justamente cuando me sentaba en la tranca de mi supuesto jefe, que estaba totalmente desnudo y con

ra Daniela, y que aroma más e

va tanto que me está picand

an cogido en mucho

no puede y me abandona mucho, ¿usted cree? E

su ración diaria de polla, pero ahora ya no será así, yo te coger

costumbrado a verdaderas hembras, y

la monten… ¡Que digo una potranca, una señora yegua, con un enorme culote a la que hay que hac

ndo un poco. — dije echando el busto hacía delante y sacando mi trasero fuera del sillón. — Daniela, usted me hace sufrir, y aún dice no tener los atributos suficientes… Cada día que la

r, déjeme mamársela. — le dije siguiendo el juego. Sin que me lo pidiera le volví a mamar su polla y él se estremecía, le di mis mejores mamadas, un rato despué

po uno de sus dedos me invadió mi apretado ano haciéndome gemir... — Te gusta por atrás, ¿verdad puta? Coges muy sabroso, y me imagino tu anillit

re. — me dijo cariñosamente Julio, — pue

montada en su pollq, mientras seguíamos con la charla caliente de nuestro juego. — No creo que ese pendejo

a mis pliegues de mi culito. Me untó algo de saliva y se dedicó a encularme… Fue un suplicio, pero finalmente me entró, poco a poco, ganaba terreno, yo sufría, mi esfínter dilatado me dolía, pero lo alentaba a que me culiara más, movie

a y salido de mi distendido ano. Me ardía terrible, le pedí que me la sacara, no hizo caso, a cambio me dio unas fuertes y sonoras nalgadas, enrojeciendo mi

que sentía delicioso, un dolor tremendo, sucio y humillante pero delicioso, me entregue a él y le empecé a gritar… — ¡M

dían a cada metida, con cada arremetida explotaba, me sentía morir pero allí estaba aguantando hasta que por fin no

is rozadas nalgas y mi irritado ano, regresé y me le ofrecí de nuevo. Julio no lo podía creer, estaba yo ofreciéndole descaradamente mis ampulosas ancas y el apretado hoyo de mi culo adolorido, pero él entendió mi deseo y sin decir nada me apunto la polla y me la enter

s hurgaron en mi panocha y empezó a dedearme al tiempo que me enculaba haciéndome gritar y explotar como una perra en celo en un

che con mi sangre confundidos gotearon; me limpié el culo y él me lo besó , me agradeció lo rica que había

nos bañamos, comimos algo pues ya eran cerca de las cuatro de la tarde, y me comporté con él como si fuera su esposa. Ya cerca de las seis de la tarde se vistió, lo acompañé al portón de mi casa, nos despedimos en un prolongado beso, delicioso y me hizo la promesa de volverme a visitar cuando su jefe saliera nuevamente, de allí en adela

te el cuello que lo traes todo pintarrajeado. — le dije molesta, — se ve que no te llenó la golfa con la que andas, ¿verdad? — El se desconcertó, se fue al baño y se limpió, regresó a mi lado, yo sentada en la sala, aún con molestias por la tremenda cogida que me habían dado. Pero pudo más mi coraje y le reclamé sus

que enmarcaba mis desnudas pampas. — Me cogió como quiso y me hizo gozar muchísimo… Se acaba de ir hace muy poco tiempo, de hecho si llagas antes me hubieras encontrado entregándome a él. — No me d

mi vestimenta y me arrastró de los cabellos sacándome al patio; afortunadamente no tenemos vecinos tan cercanos, si no, se hubiera hecho un escándalo. Después de romperme la madre, se fue a la calle y me dejó allí llorando, no sin antes decirme que era una puta, una perra, una cerda y otras linduras más. Me levanté y me fui a la cama quedándome dormida vestida como estaba, y no desperté hasta muy entrada la noche… Me puse mi

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